Vivimos las noches más largas del año. ¡Qué gozada eso de
que a las diez todavía sea de día! Con las restricciones que nos impone la
nueva normalidad, es hora de salir a disfrutar de la vida. Atrás han quedado
las largas y frías noches del invierno acurrucadas en el sofá y viendo series
de televisión. Por cierto ¿os habéis dado cuenta de que las mujeres son las
jefas, las que mandan, en buena parte de esas series? Eso está bien. Pero, ¿os
habéis dado cuenta también de que por muchos años que tenga la protagonista,
siempre es alta, delgada y sin una arruga? Eso está mal, muy mal. ¿De qué van
los guionistas?, a los cargos de alta dirección se llega con cierta edad, pero
en las series ninguna de esas jefas aparenta más de cuarenta. Kilos de botox,
años de dieta, reflejos, estiramientos… Nosotras no somos así. Bueno un poco,
pero no tanto.
Está muy bien que cada vez haya más mujeres como referentes
sociales del éxito, pero no que todas ellas luzcan cuerpos y rostros imposibles
para la mayoría de nosotras. Entre todas tendremos que hacer frente a esos
estereotipos que embridan nuestra liberación. ¡Feministas del mundo, uníos en
defensa de la arruga y las ojeras!
Pero bueno, vamos a lo nuestro que es a disfrutar de este
extraño verano que oficialmente empezó el martes por la noche (San Juan). El
pintor Enrique Senís-Oliver y el músico David Phillips invitaron a cenar un
pequeño grupo de amigos íntimos, entre ellos las hermanas Blanca y Laura Fitera
y Carmen de Rosa. Como buenos anfitriones, montaron una mesa espectacular con
vajilla inglesa, bandejas y candelabros de plata y un menú exquisito.
David
preparó la queimada y Blanca Fitera, gallega de nacimiento, invocó el conjuro
con voz solemne: “Mouchos, coruxas, sapos e bruxas” suena mucho más contundente
que “búhos, lechuzas, sapos y brujas” y más aún en casa del pintor, que parece
un teatro con paredes rojas y enormes lámparas de araña.
La pareja tenía una sorpresa más para los invitados. La
última obra del artista, escondida bajo una manta, se descubrió al finalizar la
noche. “Quisimos ver las caras de sorpresa porque es un cuadro muy potente”,
dijo David.
No fue la única cena de esa noche. Salvo Laporta organizó
una en su ático de San Gervasi de Barcelona. Allí estuvo Ximo Ros con Miguel
Tamarit, Montse Salamanca, Luca Lazzarini y Santi Palomo. Fue una fiesta en
petit comité, con barbacoa y fuegos artificiales.
El estilista Alex Jordán también celebró San Juan en una
fiesta de blanco en El Saler, con su pareja Max Rese, y sus amigos Octavio
Guijarro, Alicia Mañas, Salvador Muñoz y David Cuenca, entre otros.
Y en otro ático en el centro de Valencia, José Cosme celebró
su 52 cumpleaños con un pequeño grupo de amigos. Preparó una cena marroquí con
pastela y tabulé y para beber, champán. “Preparar el evento fue duro porque me
gusta montar mucha escenografía y la temática era una noche en Casablanca, pero
valió la pena”.
Entre los invitados, Coté Bartual y Oscar Pozos, las hermanas Flor
y María José Cantón, su madre Presen Rodríguez y el vicario episcopal de
Cultura José Luis Sánchez.
¡Más cumpleaños! Pedro García Mocholí celebró su cumple, que
había sido una semana antes, con su grupo de amigos en una terraza. Los citó a
última hora, para poder ver el atardecer. Allí estuvo Javier Monedero y Rosa
Sanchís, Mª Dolores Enguix y Marcelo Soto, las hermanas Cristina y Julia Pérez
Broseta, Mª Dolores Pérez Lis, Carmen Ferrando, el sastre Antonio Puebla,
Verónica Montijano, Eva Alapont, Laurece Lemoine. Pedro pidió que sus regalos
fueran un donativo para la asociación Viktor E. Frankl. Colaboraron en la cena
benéfica Faustino García, Amparo Alabarta, Vicente García y Paco Roig.
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