Carolina Punset y Alexis Marí se casaron el domingo, en el Veles e Vents, ante lo más granado de la vida política valenciana. Joan Ribó ofició la ceremonia. No sonaron las campanas, porque no había; y si las hubiera, no procedía en una ceremonia civil; y si hubiera procedido, quizás se habrían enmudecido para no dañar con sus decibelios los delicados oídos de la corporación municipal valenciana.
Lo que le falta a Valencia es que la enmudezcan, que reine el silencio para mejor descanso de cuatro vecinos con mal dormir. Callan las campanas de San Nicolás porque superan la decibelios permitidos, es como si un vecino de Pelayo denunciase el ruido del mercadito de los martes: ¿cuántos decibelios hay en el grito de esa mujer que grita: a euro, a euro, guapa… bragas y calzoncillos a euro?
Ribó no ha calculado bien la reacción que puede provocar la medida. Ha herido el corazón de muchas mujeres de cierta edad, esas que nunca dicen nada, pero que cuando dicen no hay quien las silencie. Esas mujeres están firmando para pararle los pies a Ribó, veremos dónde acaba esto. Ni los desbarres de Pere Fuset con los vestidos de las falleras o los de Giuseppe Grezzi con el tráfico son comparables a este charco.
Pero sigamos con la boda. La novia monísima. Un vestido de encaje clásico de Pronovias. Y ese Alcalde, poco amigo de los ruidos estridentes, molesto con las campanas, le recitó sereno y calmado un verso de Benedetti: “Compañera, /usted sabe /que puede contar conmigo, /no hasta dos o hasta diez /sino contar conmigo…” El poema fue emotivo, bien elegido, dice en unos pocos versos, lo que habitualmente el cura dice en un sermón de media hora: que el matrimonio es estar ahí, siempre, en lo bueno y en lo malo, diría el cura; “es tan lindo/ saber que usted existe/ uno se siente vivo/ y cuando digo esto/ quiero decir contar/ aunque sea hasta dos/ aunque sea hasta cinco/ no ya para que acuda/ presurosa en mi auxilio/ sino para saber a ciencia cierta/ que usted sabe que puede/ contar conmigo”.
Entre los invitados, pocas sorpresas. Todo el elenco político valenciano: el Presidente Puig, el presidente de las Cortes Enric Morera, la vicepresidenta Mónica Oltra, el portavoz de Compromis Fran Ferri, Manolo Mata, el concejal del PP Eusebio Monzó, diputados, conselleres.
Mónica, tan coqueta como siempre desde que es presidenta, llevó zapatos de tacón azules, del mismo color que el vestido, y un abriguito de seda del estilo de los que lleva Doña Letizia. La vicepresidenta llegó acompañada del Conseller de Educación y Cultura Vicent Marzà, que lucía corbata. Como lo oís, chicas, Marzà con corbata. Es más, llevaba una chaqueta de traje y zapatos de vestir de caballero! Y no esas urban shoes y esas camisas de cuello panadero con las que nos tiene acostumbrados. Si no es porque la belleza de la novia le eclipsaba, él hubiese sido el foco de atención de todos los flashes. El mismo que para ir a ver a un ministro se puso una camisa sin cuello, para la boda de unos amigos se vistió como un marqués. Sólo el largo excesivo de la corbata denotaba su falta de costumbre. Si hubiese habido campanas, hubiesen ensordecido a la ciudad al verle aparecer de tal guisa.
Marzà dio a los suyos una lección de protocolo: llevaba la chaqueta abotonada en el botón que corresponde, y no como Ribó que se abotonó el que hay que dejar abierto.
Pero lo importante son los novios. Ahí estaban, acaramelados como dos quinceañeros que comunican a sus amigos que han empezado a salir juntos. Mónica Oltra les dedicó un poema de Luís Cernuda: "Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido." Esa es nuestra Mónica. Todo corazón.
Mostrando entradas con la etiqueta Ximo Puig. Mostrar todas las entradas
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martes, 7 de febrero de 2017
lunes, 3 de octubre de 2016
Mónica, Joan y Richard
Richard Gere ya no es aquel treintañero que nos hizo
replantearnos si debíamos conformarnos con aquel novio que ponía pegas para
pagarnos una pizza, porque si una chica de la calle como Julia Roberts, podía conquistar a un millonario que le llevase a la
ópera en avión privado, a qué no podíamos aspirar nosotras educadas en un
colegio de monjas y que ya habíamos llegado a la facultad. Ahora Richard es un
sesentón, comprometido con causas humanitarias, cuya imagen le viene como
anillo al dedo a Mónica Oltra y Joan Ribó. Una foto con Gere, el día
que viene a promocionar una película sobre los sintecho, con el photocall de
una Ong de fondo, no es lo mismo que una foto con Julio Iglesias o Bernie
Ecclestone. En ambos casos se busca sacar partido al glamur, pero unos
venían a “fer negoci” y el otro viene a concienciarnos sobre la injusticia
social. Ni el mejor de los publicistas hubiese hecho mejor resumen del cambio
de gobierno.
Pero unos y otros tienen algo en común: esa sonrisa fácil
del político local ante un habitual de las revistas del corazón. Es la misma
sonrisa pintada en los labios que tiene los retoños de un partido político ante
su líder; esa que viene a decir: “siempre he creído que tú y yo podemos ser
buenos amigos”.
Mientras Mónica y Joan compadreaban con Richard, y Ximo Puig se sumaba a la rebelión
socialista, Valencia seguía viviendo. El lunes se inauguraba el restaurante de
Caro Hotel. En realidad el restaurante ya estaba abierto, pero ahora ha
cambiado de nombre, se llama Sucede y tiene como cocinero a Miguel Angel Mayor, discípulo de Ferrán
Adriá en el Bullí. A la inauguración fueron periodistas como Josep Lozano y Pedro García Mocholí; restauradores como Emiliano García, de Casa Montaña y German Carrizo, de Fierro; el presidente de la Academia Valenciana
de Gastronomía, Sergio Adelantado y
el director de Caro Hotel Santiago Mañez.
Otro ilustre hotel, el Westin, había organizado el miércoles
un concierto de jazz en su terraza, pero se canceló por amenaza de lluvia. Hubo
otros conciertos, como el que dio Rafa
Botella en el restaurante Picsa, al que fueron la directora de cine Susi Gozalvo, Diana Esteban, el
diseñador industrial Borja Sánchez, el
artista Manuel Benlloch y su mujer Germana Llatas, Isa Goyanes, Sesé Almarché,
Sonia Torrero, Juan Miguel Gaspar, Ángela Valero y el peluquero Rafael Moreno, que ha peinado al actor Nacho Fresneda o a las cantantes Edurne y Mónica Naranjo. El mismo jueves, en el espacio Amstel Art, en el
Veles e Vents, actuó el grupo Mist, coincidiendo con la inauguración de la
exposición del artista Björn Dahlem,
que tiene unas instalaciones con tubos fluorescentes bastante inquietantes.
Hablando de exposiciones, hay una muy curiosa en la tienda
Roche Bobois. Son diez sofás idénticos, el modelo Mah Jong, personalizados por Agatha Ruiz de la Prada, Andrés Sardá,
Avellaneda, Custo Barcelona, Devota y Lomba, Ion Fiz, Juana Martín, Purificación García, Rossy de Palma y Xevi Fernández. Los sofás se subastarán
online a beneficio de una ONG de Africa.
La semana que viene más. El jueves, cervezas Alhambra ha
montado una fiesta clandestina a la que están invitadas 40 personas que solo
saben que tienen que acudir a la plaza del Ayuntamiento a una hora y de ahí
subir a un autobús que les llevará a un lugar secreto. ¡Intriga máxima!
Pero las dos grandes citas del otoño están por llegar.
Dentro de dos semanas la fiesta de Telva y el jueves, Raphael en la Plaza de
Toros. Ahí iremos nosotras a enloquecer tarareando “Escándalo” como en su día
lo hicieron nuestras madres y nuestras hijas se avergonzarán de nosotras igual
que hicimos nosotras con quienes nos trajeron al mundo.lunes, 19 de septiembre de 2016
Renacimiento valenciano
Esto es un horror. Ahora nos dicen que todo fue mentira, que aquellos años de esplendor valenciano fueron una farsa, que nos engañaron como a chinos porque detrás de todo aquello sólo había mangantes, y hasta el pintor de cámara del campismo, Antonio de Felipe, está en entredicho porque una colaboradora suya dice que él nunca cogió un pincel. ¡Qué bajón! es como si una buena mañana alguien te dice que el Vuitton que te regaló tu suegra el día de la boda, lo compró en el top manta y ella lleva años alardeando de lo generosa que fue contigo.
Nada es lo que parecía, o al menos eso es lo que ahora nos quieren hacer creer. Ya no sabes con quien enfadarte, si con tu suegra o con quien te ha dicho que el bolso es falso, con lo feliz que estabas tú luciéndolo. Así es que coges el bolso y lo miras y remiras por un lado y por otro buscando las pruebas de su falsedad, pero por ahora, y hasta que los jueces hablen, sólo sabes lo que dicen quienes quieren mal a tu suegra. ¿Y si luego resulta que el bolso es auténtico?, es decir; ¿y si luego Rita sale indemne de todas estas acusaciones y Antonio de Felipe demuestra que su colaboradora es una mentirosa y su denuncia es una venganza por haberla despedido?
Mientras tanto, la ciudad atisba un resurgimiento cultural y social. Ximo Puig habla de un renacimiento, como si esto fuese la Valencia del S. XV. Claro que ese resurgimiento está muy lejos de ser tan fastuoso como lo fue el campismo. Hemos cambiado las fiestas con Miuccia Prada por los mercados callejeros; y la Fórmula 1 por el BonicaFest que se celebró ayer en los mercados de la ciudad. A decir del mundo podemita esto es más auténtico porque es para la gente y aquello era sólo para los clientes de Antonio de Felipe, es decir los amigos de Paco Camps y Rita. Bueno, mientras nos autentifican el Vuitton, no nos vamos a quedar en casa. Así es que, ¡ale!, a renacer. Saquemos lo más auténtico de nosotras mismas y vayamos a imbuirnos del espíritu renacentista en esta nueva Valencia, mucho más cultural y menos espectacular que la de antaño. Donde fueres haz lo que vieres, y si en los dos mil fuimos las reinas del glamur lujoso, seámoslo ahora del arte y la cultura. Si antaño tomábamos canapés de foie con reducción de puerro sobre una capa de sardina humeada, tomemos hamburguesas y birras de autor en el Mercado Central.
Para empezar, en la Fundación Bancaja hay una exposición de los pintores abstractos Sean Scully y Liliane Tomasko. Se inauguró el viernes y allí estuvieron los artistas que habían venido de Nueva York, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el comisario de la exposición Javier Molins, el presidente de la Cámara de Comercio José Vicente Morata, la periodista Angela Valero de Palma, María José Navarro, Mayrén Beneyto, Carlos Pascual, el Conseller de Hacienda Vicent Soler y la Consellera de justifica Gabriela Bravo, el director territorial de Bankia Miquel Capdevila y el presidente de la CEV, Salvador Navarro, entre otros.
Esta semana también inauguró temporada la galería Shiras con una exposición del pintor y poeta José Saborit. La galerista Sara Joudí estuvo acompañada por el coleccionista Pedro Martínez, Teresa Nuez, Carmen Margarit, Manola Lisa, Ana Peris, María Amparo Turégano, el presidente de la Academia de San Carlos Manuel Muñoz, el decano de Bellas Artes José Luís Cueto y su mujer Nuria Rodríguez, Ana Joudí (Instituto Zaharawi) y los artistas de la galería Horacio Silva, Javier Chapa, el fotógrafo Antonio Girbes, Rafa Calduch y Sebastián Nicolau. Y en la galería Pepita Lumier hay otra expo de Javier Mariscal con 170 piezas que hasta se pueden comprar porque son series limitadas a precios asequibles.
Mientras tanto, la ciudad atisba un resurgimiento cultural y social. Ximo Puig habla de un renacimiento, como si esto fuese la Valencia del S. XV. Claro que ese resurgimiento está muy lejos de ser tan fastuoso como lo fue el campismo. Hemos cambiado las fiestas con Miuccia Prada por los mercados callejeros; y la Fórmula 1 por el BonicaFest que se celebró ayer en los mercados de la ciudad. A decir del mundo podemita esto es más auténtico porque es para la gente y aquello era sólo para los clientes de Antonio de Felipe, es decir los amigos de Paco Camps y Rita. Bueno, mientras nos autentifican el Vuitton, no nos vamos a quedar en casa. Así es que, ¡ale!, a renacer. Saquemos lo más auténtico de nosotras mismas y vayamos a imbuirnos del espíritu renacentista en esta nueva Valencia, mucho más cultural y menos espectacular que la de antaño. Donde fueres haz lo que vieres, y si en los dos mil fuimos las reinas del glamur lujoso, seámoslo ahora del arte y la cultura. Si antaño tomábamos canapés de foie con reducción de puerro sobre una capa de sardina humeada, tomemos hamburguesas y birras de autor en el Mercado Central.
Para empezar, en la Fundación Bancaja hay una exposición de los pintores abstractos Sean Scully y Liliane Tomasko. Se inauguró el viernes y allí estuvieron los artistas que habían venido de Nueva York, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el comisario de la exposición Javier Molins, el presidente de la Cámara de Comercio José Vicente Morata, la periodista Angela Valero de Palma, María José Navarro, Mayrén Beneyto, Carlos Pascual, el Conseller de Hacienda Vicent Soler y la Consellera de justifica Gabriela Bravo, el director territorial de Bankia Miquel Capdevila y el presidente de la CEV, Salvador Navarro, entre otros.
Esta semana también inauguró temporada la galería Shiras con una exposición del pintor y poeta José Saborit. La galerista Sara Joudí estuvo acompañada por el coleccionista Pedro Martínez, Teresa Nuez, Carmen Margarit, Manola Lisa, Ana Peris, María Amparo Turégano, el presidente de la Academia de San Carlos Manuel Muñoz, el decano de Bellas Artes José Luís Cueto y su mujer Nuria Rodríguez, Ana Joudí (Instituto Zaharawi) y los artistas de la galería Horacio Silva, Javier Chapa, el fotógrafo Antonio Girbes, Rafa Calduch y Sebastián Nicolau. Y en la galería Pepita Lumier hay otra expo de Javier Mariscal con 170 piezas que hasta se pueden comprar porque son series limitadas a precios asequibles.
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lunes, 29 de agosto de 2016
Tardes de nostalgia
Los últimos días del verano son presa fácil para la nostalgia,
que es uno de los mejores antídotos de la felicidad. Los días acortan, las
noches refrescan, y los gintonics apenas alegran unas tardes que son propicias
a hacer balance de la vida, es entonces cuando te invade la nostalgia y sin
apenas darte cuanta estás tarareando aquello de “(…) El final del verano, llegó
y tú partirás…”. El siguiente paso es recordar a Chanquete, al Piraña y a
Pancho. ¡Uff!, que bajón, cuántos años hace de aquello: ¿veinte?, no ¡qué va!,
más, muchos más, casi cuarenta.
Y ahí te quedas, sentada en la cafetería de tu lugar de
veraneo, tomando tranquila uno de tus últimos desayunos del verano. Ojeas el
periódico, y de pronto aparece Terelu
Campos en la portada de LOC. La ves y te sientes reflejada, ella es como
tú: también lloró como tú por la muerte de Chanquete y también, como tú, vive
permanentemente a dieta sin que jamás consiga entrar en unos pantalones de la
talla treinta y ocho. Entonces miras el cruasán del que por ahora sólo te has
comido un cuerno y piensas, ¿qué hago, me lo como o lo dejo ahí como a quien no
le apetece más, aunque en realidad lo que me pide el cuerpo es acabar con ese y
pedirme además un trozo de coca de llanda?
En realidad nadie sabe muy bien a qué se debe esta obsesión
nuestra por la talla treinta y ocho; a la mayoría de los hombres les gustan más
las modelos curvy que las top models.
Prefieren a Sofía Loren, Marilyn Monroe
o a Brigitte Bardot, en sus buenos años, que a Kate Moss. Ellos quieren curvas, esta obsesión por convertir
nuestros cuerpos en réplicas del palito de un polo sólo responde a diseñadores
que piensan más en la ropa que en la mujer.
Así es que la semana que viene, que es la de los propósitos
para el nuevo curso, habrá que plantarse de una vez ante el reto de perder peso,
que encima, a partir de cierta edad, sólo sirve para envejecer la cara porque
se acusan más las arrugas, lo cual nos lleva a la clínica de estética; y así
entramos en un bucle que nos amarga la vida a cambio de nada.
¡Dios mío, qué comida de tarro, y todo por medio cruasán!
Hay que hacer algo para levantar el ánimo, pero no es fácil en esta última
semana del verano en la que todo parece ponerse en entredicho. Dejas a un lado
el cruasán y con cierto disimulo te haces un selfie, a ver si te pareces algo a
Terelu, cosa que no sabes si te alegrará o te hundirá aún más. Miras el
resultado y ¡zas!, ahí está tu pelo: ese eterno enemigo con el que llevas toda
la vida tratando de hacer las paces. El verano ha hecho estragos en tus
carísimas mechas y lo que antes era un rubio dorado es ahora un color panoja
tirando a naranja o, lo que es peor, un verde fosforito provocado por el cloro
de la piscina.
La solución la tiene Carles
Domínguez, uno de los peluqueros de Toni&Guy, que ha bautizado un nuevo
término para la necesidad de cortarse el pelo o cambiar de color: “peluquería emocional” y explica cómo defiende que un corte de pelo o un nuevo tono
pueden transformar radicalmente el estado de ánimo y que la peluquería puede
ser más eficaz que el psicoanalista. Carles lo define como la “peluquería
emocional”,
Por lo demás, poco que contar: que el pequeño Nicolás ha estado en
Xabia. Que el Fortuna, el exyate del Rey Juan Carlos, y que ahora se llama
Foners, ha sido visto en Cala Sardinera. Que Ximo Puig ha estado en los Moros i
Cristianos de Ontinyent y un concurso de mantones de Manila en Alginet, pueblo
de Josep Lozano, que invitó al presentador Ximo Rovira, Alfredo Esteve, el
artista Jarr, el fotógrafo de moda Zaibi, la interiorista Amelia Delhom y la
experta en moda vintage María Ángeles Miguel. Y poco más, ya se sabe que la
última semana de verano es para comerse el tarro y liquidar los últimos
cruasáns.
(Foto: el empresario Manuel Palma a bordo del Foners)
lunes, 22 de agosto de 2016
Agujero negro
La Comunitat Valenciana es como un gran agujero negro para
el famoseo: se sabe que existe, pero nadie se acerca. Algunos traen aquí sus megayates,
los dejan en Denia, en Alicante o en la Marina Real, pero de los armadores ni
rastro. Esto es solo un punto de paso camino de las islas. No hay noticias
nuestras en Hola y apenas se nos menciona
en los programas del corazón, donde a los famosos le gusta alardear del sitio
donde pasan sus vacaciones, porque entienden que de alguna manera se sienten
identificados: pastoso aspirante a hippy, si veraneas en Ibiza o Formentera;
más tirando a pastoso en Ibiza, y más a hippy en Formentera; pastoso clásico,
si vas a Marbella; gente bien de toda la vida, elegante y discreta, si estás en
Mallorca.
Pero, ¿qué saben los seguidores del corazón, que son legión,
de Denia, Altea, Xàbia o Benidorm?, poca cosa. Una tierra de la que todos
hablan bien, pero que apenas pisan los paparazzi
porque nadie busca aquí una foto. Aquí el único famoseo es el de los políticos,
que antaño tenían cierto glamour, pero que ahora tienen menos que una riñonera
del chino. Así es que mientras otros buscan a Froilán o a Paris Hilton,
nosotros buscamos a Ximo Puig y a Mónica Oltra.
Nadie ha hecho nunca nada por atraer al famoseo a nuestra
costa. Si no se hizo en los tiempos de Camps,
con lo que a él le gustaba estar rodeado de glamour, poco cabe esperar que
alguien vaya a hacerlo ahora. Claro que la vida te da sorpresas, y quién sabe,
a lo mejor algún día, alguien descubre que la foto de Kate Moss en una cala de Xàbia o cenando en una terraza de Altea
puede impulsar ese turisme de qualitat
del que venimos oyendo hablar toda la vida y al que parece que no acabamos de
abrazar. Y quién sabe si algún día veremos a Mónica Oltra fotografiándose con George Clooney en la Malvarrosa. Eso sería la bomba. Las huestes
peperas se morirían de indignación viendo usurpado su papel y maldiciendo la
hora en la que no lo hicieron ellos.
Localizado Ximo Puig
en Xàbia, la cosa no dio para más; quedaba el reto de encontrar a Mónica Oltra
tostándose al sol en alguna de las playas valencianas o saliendo del agua con
bañador sexy, como Aznar en sus
tiempos de Les Platjetes de Oropesa. No pudo ser. Pero sí que la vimos en el
Hotel de la Playa de Pobla de Farnals, una de las terrazas más glamourosas de
la costa valenciana, en el que ya se han dejado ver actores como Miriam Díaz Aroca, María Luisa Merlo, Juan Muñoz, de Cruz y Raya, Verónica Forqué, cantantes como Ricky Martin y algún ex ministro. Oltra estaba de trabajo, con Francesc Colomer y el alcalde de la
Pobla Enric Palanca.
Hablando de actores, Juan
Echanove y su mujer, la valenciana Cuchita
Lluch, están en Argentina después de viajar a México, donde el actor ha
grabado una serie radiofónica. Anoche cenaron con Dario Grandinetti (El lado oscuro del Corazón, Hable con ella) y su
nueva novia, Pastora Vega, la ex de Imanol Arias.
Por Xàbia también se ha dejado ver estos días Gabriela Palatchi, la hija del dueño de
Pronovias. Gabriela ha venido directamente de su luna de miel, que ha durado
casi un mes, invitada por los diseñadores Adrián
Salvador y Lucas Zaragosí, con
los que ha colaborado en la colección de bolsos Onesixone.
En fin, chicas, al verano le quedan cuatro gintonics. La
foto de portada del Hola da para animar un par de ellos. Ahí está Isabel Preysler, la mismísima
encarnación de Dorian Gray: joven, deportiva, tan aseadita ella, abrazada a su
chico como una quinceañera. A su lado, el viejo Vargas Llosa parece mucho más mayor que ella. El culto al cuerpo
frente al culto al intelecto. Y para más Inri, el primero en una imagen de
mujer y el segundo en el de un hombre. Ahí lo dejo.
lunes, 15 de agosto de 2016
Cosas de chicas
Noche de viernes. Cenando en una de las mejores casas
solariegas de la Marina, en una de esas casonas que levantaba la gente de
familia ilustre en la época de esplendor de la burguesía valenciana.
Varios corrillos en el jardín. En uno se habla, como no, de
política. Otros hablan de las olimpiadas, otros del Valencia y en una de esas mesas,
aprovechando un silencio, una de nosotras saca un tema: el vestido del eldense Juan Vidal que llevó Letizia en la recepción en Mallorca. ¡Buahh,
fantástico! Por fin los tres hombres que había en la mesa se quedaron callados.
Lo único que sabían era quién es Letizia, pero ninguno tenía ni idea de quién
es Juan Vidal. Más de una hora sin poder entrar en la conversación, se les
comían los demonios. Alguno con disimulo entra en google a ver si descubre
quién es Juan Vidal, si diseña vaqueros, zapatillas o vestidos de fallera. Solo
dos hombres participaban en la conversación, Adrián Salvador y Lucas
Zaragosí, diseñadores de Siemprevivas. Los otros tres por fin estaban
sufriendo lo que nosotras sentimos cada vez que Leo Messi o Neymar aparece en
la conversación.
El corrillo fue ampliándose con nuevas incorporaciones.
Ellos intentando llevarse la conversación a la política o al papel de la
Corona. Pero eso no le interesaba a nadie. Ahí estábamos a lo que estábamos. A
por qué Letizia había tardado tanto en vestir de un diseñador valenciano; a los
problemas de Juan Vidal para vender su colección a pesar de las piezas tan
chulas que hace y la cantidad de premios que se ha llevado; a desentrañar las
razones que llevaron a la Reina a elegir unas sandalias preciosas de Magrit que
no eran lo más apropiado para un verano en Mallorca. Con lo mona que hubiera
estado con unas zapatillas de esparto con plataforma.
El debate se animó cuando alguien recordó que para la
entrega de los Premios Nacionales de Moda Letizia llevó un vestido de Zara de
hace dos temporadas, error que probablemente quiso reparar vistiendo de Juan
Vidal, premiado el año anterior.
La conclusión unánime es que Letizia no acaba de encontrar
su estilo y que necesitaría impregnarse del aire y la estética Mediterránea.
Tiene que relajarse un poco, no hace falta ajustar tanto el talle del vestido,
ni lucirlo hierática como para salir en el photocall. Un poco de desmelene y
más moda española, que tenemos diseñadores como Juan Vidal, Siemprevivas o Del
Pozo que hasta viste a la mismísima Michelle
Obama.
La cena era en casa de Mayrén
Beneyto aunque la organizaba su nuera Eva
Marcellán. En la conversación estaban las dos anfitrionas, las periodistas Elena Meléndez y María Cosín, la cirujana plástica Isabel Moreno, los diseñadores de Siemprevivas y los tres hombres.
Mientras nuestros hijos se desmelenan este fin de semana en
el Medusa festival de Cullera, escuchando música de DJ, nosotras estábamos
anoche en la discoteca La Hacienda de Xàbia donde actuaba Nacha Pop. Y ahí
estaba más de una, con un ojo en el wasapp por si tenía noticias de los niños y
el otro ojo en la pista a ver si por alguna de aquellas se dejaba ver Ximo Puig que ha estado por aquí estos
días, paseando por el Arenal y subiendo al Montgó. Buaaa, mi vida por echarme
unos pasos de baile con el President de la Generalitat al ritmo de Chica de
ayer.
Xábia sigue siendo el centro de la vida social en verano.
Este fin de semana habrá mercadito en Montgo Di Bongo y esta tarde habrá un
cóctel de la joyería De la Concepción en el Parador para celebrar los
veinticinco años de la presentación de sus joyas en Xàbia. Hay una exposición
que recoge la trayectoria de la joyería y una selección de joyas que ya han
pasado a ver empresarios como Federico
Félix y su mujer María José Labech
o Vicente Lladró con su mujer Amparo.
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lunes, 29 de febrero de 2016
El caloret y su gente
¡Ay, cómo pasa el tiempo!, esta tarde es el cridá, ya hace un año que Valencia vive sumida en un extraño Caloret. Hasta ayer, apenas hemos podido lucir nuestros “abriguets” y los “sueterets” casi no nos han hecho falta para disfrutar de algún que otro “vinet” en las “terrazets” de los “barets”.
Pero el Caloret ha sido mucho más que un fenómeno meteorológico; Valencia ya no es como era, lleva meses redefiniéndose y ahora que llegan las Fallas es el momento de que nos enseñe su nueva imagen. Empezando por el balcón del Ayuntamiento, antaño escaparate de las élites afines al poder y hoy paradigma de ese nuevo modelo de ciudad que se dice abierta a la gente. ¿Seremos gente tú y yo, querida lectora?, ¿o gente serán Raimon, Mónica Oltra, Xavi Castillo e Íñigo Errejón?, ¿será gente Mariano Rajoy e Isabel Bonig?, ¿será gente el embajador de Estados Unidos James Costos y su marido, o dejan de serlo por el hecho de que se den masajes en el Ritz?...
Pronto saldremos de dudas. No es un asunto baladí. El balcón del Ayuntamiento es como el front row de una pasarela, la primera fila famosos define tu target, es tu imagen de marca. Por ahora lo que sabemos es que van a sortear diez entradas entre gente que se ha apuntado en una lista, a las que se sumarán otras veintiocho entradas por día entre las comisiones falleras y dos más por cada concejal, la suya propia y otra de invitación. Todo eso es un montón de gente que arropará a los compromisos oficiales del Ayuntamiento, porque claro por muy de la gente que tú seas no vas a dejar al Presidente de la Generalitat Ximo Puig en la puerta de Correos, previo paseíllo entre codazos por la calle Ribera para llegar a la Plaza. Pero el front row no lo es todo.
También habrá que estar pendiente de qué gente disfruta de la cena de la Nit del Foc, que este año no será en el Alameda Palace, si no en el edificio de Tabacalera. Durante años ese ha sido cita de lo más granado de la sociedad valenciana. La oficina de protocolo del Ayuntamiento debe de andar más estresada que los asesores de Pedro Sánchez y Albert Rivera. Buena parte de los invitados de los últimos años son baja y hay que incluir a otros en la lista. ¿Quién será la gente agraciada?, ¿tú y yo, querida lectora, o también en esto nos quedaremos fuera? Estaremos expectantes. La gente tiene vida más allá de las nuevas tendencias protocolarias.
Con la llegada del caloret primaveral, las agendas se llenan de cócteles. Esta semana, además de las mascletaes, hay citas a gogó para sacar a pasear el fondo de armario. El lunes, el restaurante La Ferradura de la Patacona, Ostras de Valencia celebra su aniversario. Habrá showcooking con ali pebre de otras, ostras en tempura y ceviche manchego de ostra, además de una gran montaña de ostras vivas, ¡ummmmmm! Y como no hay otras sin champagne, al día siguiente Móet & chandon presenta su ruta de fallas. La fiesta será en Marina Beach Club y la invitación indica que hay que ir de cóctel y traje corbata, ¡cómo en los viejos tiempos de la Copa América!
Por lo demás, la semana pasada ya estuvo de lo más animada. Enrique Loewe estuvo en Valencia invitado por la Asociación Valencia Excellence y contó la historia de Loewe en Valencia desde que se abrió la boutique en Poeta Querol en 1966.
Y el jueves en el Westin se presentó la nueva cerveza Diabolici, una cerveza que homenajea a las fallas y que se venderá en las Cervezas del Mercado (Mercado de Colón) durante el mes de marzo. Al cóctel fueron Claudia Dupuy de Lome, Manuel Bueno, Silvia Lafuente, Marco Motta, María García de la Riva, la interiorista Susana Lozano, Kiko Catalá, Nacho Díez de Rivera, Maca Alegre, Isa Bermejo, Pilu Díez de Rivera y el doctor Mira, entre otros.
Pero el Caloret ha sido mucho más que un fenómeno meteorológico; Valencia ya no es como era, lleva meses redefiniéndose y ahora que llegan las Fallas es el momento de que nos enseñe su nueva imagen. Empezando por el balcón del Ayuntamiento, antaño escaparate de las élites afines al poder y hoy paradigma de ese nuevo modelo de ciudad que se dice abierta a la gente. ¿Seremos gente tú y yo, querida lectora?, ¿o gente serán Raimon, Mónica Oltra, Xavi Castillo e Íñigo Errejón?, ¿será gente Mariano Rajoy e Isabel Bonig?, ¿será gente el embajador de Estados Unidos James Costos y su marido, o dejan de serlo por el hecho de que se den masajes en el Ritz?...
Pronto saldremos de dudas. No es un asunto baladí. El balcón del Ayuntamiento es como el front row de una pasarela, la primera fila famosos define tu target, es tu imagen de marca. Por ahora lo que sabemos es que van a sortear diez entradas entre gente que se ha apuntado en una lista, a las que se sumarán otras veintiocho entradas por día entre las comisiones falleras y dos más por cada concejal, la suya propia y otra de invitación. Todo eso es un montón de gente que arropará a los compromisos oficiales del Ayuntamiento, porque claro por muy de la gente que tú seas no vas a dejar al Presidente de la Generalitat Ximo Puig en la puerta de Correos, previo paseíllo entre codazos por la calle Ribera para llegar a la Plaza. Pero el front row no lo es todo.
También habrá que estar pendiente de qué gente disfruta de la cena de la Nit del Foc, que este año no será en el Alameda Palace, si no en el edificio de Tabacalera. Durante años ese ha sido cita de lo más granado de la sociedad valenciana. La oficina de protocolo del Ayuntamiento debe de andar más estresada que los asesores de Pedro Sánchez y Albert Rivera. Buena parte de los invitados de los últimos años son baja y hay que incluir a otros en la lista. ¿Quién será la gente agraciada?, ¿tú y yo, querida lectora, o también en esto nos quedaremos fuera? Estaremos expectantes. La gente tiene vida más allá de las nuevas tendencias protocolarias.
Con la llegada del caloret primaveral, las agendas se llenan de cócteles. Esta semana, además de las mascletaes, hay citas a gogó para sacar a pasear el fondo de armario. El lunes, el restaurante La Ferradura de la Patacona, Ostras de Valencia celebra su aniversario. Habrá showcooking con ali pebre de otras, ostras en tempura y ceviche manchego de ostra, además de una gran montaña de ostras vivas, ¡ummmmmm! Y como no hay otras sin champagne, al día siguiente Móet & chandon presenta su ruta de fallas. La fiesta será en Marina Beach Club y la invitación indica que hay que ir de cóctel y traje corbata, ¡cómo en los viejos tiempos de la Copa América!
Por lo demás, la semana pasada ya estuvo de lo más animada. Enrique Loewe estuvo en Valencia invitado por la Asociación Valencia Excellence y contó la historia de Loewe en Valencia desde que se abrió la boutique en Poeta Querol en 1966.
Y el jueves en el Westin se presentó la nueva cerveza Diabolici, una cerveza que homenajea a las fallas y que se venderá en las Cervezas del Mercado (Mercado de Colón) durante el mes de marzo. Al cóctel fueron Claudia Dupuy de Lome, Manuel Bueno, Silvia Lafuente, Marco Motta, María García de la Riva, la interiorista Susana Lozano, Kiko Catalá, Nacho Díez de Rivera, Maca Alegre, Isa Bermejo, Pilu Díez de Rivera y el doctor Mira, entre otros.
martes, 17 de noviembre de 2015
Entre Vuittones y cuellos Mao
Admitámoslo, Vicent Marzà se está saliendo con la suya y está creando tendencia. El look informal se ha convertido en un mensaje político, ni el mismísimo Carrillo se atrevía a ir a actos oficiales con una camisa arremangada. El traje de chaqueta y corbata se asocian a la vieja política mimetizada con el poder económico y financiero, a la casta que ahora toca derribar. Y ahí está Marzá, desafiando con su mera presencia a esa élite encorsetada en su look de traje oscuro y camisa. “Yo soy la nueva política, el futuro. Estoy cerca de la gente de a pie, de los movimientos sociales, de la gente comprometida. Y a esos, como a mí, las corbatas le provocan urticaria”. Claro que todo eso hace con unas camisas cuello mao, que toma su nombre de Mao Zedong; ¡vaya futuro!
Marzá es el líder estilístico de la parte más izquierdosa de nuestro Consell. Pero la gente del PSPV no parece dispuesta a dejarse arrastrar por esa tendencia. Las tres conselleras del PSOE no renuncian a los cánones de la elegancia más tradicional. Ahí está la estilosísima Gabriela Bravo con su colección de bolsos Vuitton (neverfull, Speedy), los Prada (ay qué monos) la melena con mechas siempre perfectas, el pañuelito de Hermès y los vestidos de corte impecable combinados con rebequitas o chaquetas estilo Chanel. Coqueta y femenina, Gabriela tiene un estilo parecido al de la Reina Letizia, depurado y clásico, chic y sin estridencias.
La Consellera de Vivienda, María José Salvador, también da juego. Ella sí es femenina, tanto que se planta un traje chaqueta rosa bebé con minifalda con vuelo de esos que rozan lo cursi sin ningún tipo de complejo. Carmen Montón, consellera de Sanidad, debe de estar abonada al Vogue y a Telva porque lleva unos modelitos propios de un posado de revista. Se atreve con minivestidos y escotes sobrios que sólo pueden permitirse las que tienen tipazo.
Las chicas de Compromis, con Mónica Oltra a la cabeza, parecen admirar a Marzà pero no se atreven a ser tan rompedoras. Al final la coquetería femenina se impone a la revolución proletaria. La consellera Elena Cebrián, de Compromís, está más cerca de las chicas del PSPV en esto del estilismo.
Y Mónica Oltra ha dejado en el cajón de su cómoda las camisetas reivindicativas y ha refinado su estilo: faldas, vestidos, blusas de seda, hasta encajes y estampados que recuerdan los vestiditos que nos ponían nuestras abuelas a los nueve años para vernos guapas.
Por su parte, nuestro Presidente, Ximo Puig, igual que su correligionario Vicent Soler, se mantiene fiel al estilo más tradicional de traje oscuro y corbata. Una se imagina una reunión del Consell con Marzà mirando a su jefe y pensando: “así no hay manera de cambiar las cosas”. En cuanto al PP, nunca han tenido mejor referente estilístico que Eduardo Zaplana, con esos trajes cortados a medida por las tijeras perfectas de Antonio Puebla. Ricardo Costa intentó superarle, pero al pobre le pasó lo que le pasó y nadie quiere parecerse a él. Ahora, Jose Juan Zaplana, que no es familia de Eduardo, quiere devolver a su apellido la gloria perdida.
Entre las mujeres peperas, Isabel Bonig, estilísticamente hablando, está más cerca de Mónica Oltra que de María José Catalá o Dolores de Cospedal, y mucho más que de Soraya Sáenz de Santamaría. La vallisoletana no quiere deslucir junto a la toledana (Cospedal) y eso le ha convertido en una maestra del estilismo para mujeres que no destacan por su altura. La otra pepera con mando en Valencia, Eva Ortiz, es muy coqueta, aunque le falta el refinamiento propio de sus compañeras de la calle Génova y Elena Bastidas va camino de encontrar el punto justo entre discreción y feminidad.
Marzá es el líder estilístico de la parte más izquierdosa de nuestro Consell. Pero la gente del PSPV no parece dispuesta a dejarse arrastrar por esa tendencia. Las tres conselleras del PSOE no renuncian a los cánones de la elegancia más tradicional. Ahí está la estilosísima Gabriela Bravo con su colección de bolsos Vuitton (neverfull, Speedy), los Prada (ay qué monos) la melena con mechas siempre perfectas, el pañuelito de Hermès y los vestidos de corte impecable combinados con rebequitas o chaquetas estilo Chanel. Coqueta y femenina, Gabriela tiene un estilo parecido al de la Reina Letizia, depurado y clásico, chic y sin estridencias.
La Consellera de Vivienda, María José Salvador, también da juego. Ella sí es femenina, tanto que se planta un traje chaqueta rosa bebé con minifalda con vuelo de esos que rozan lo cursi sin ningún tipo de complejo. Carmen Montón, consellera de Sanidad, debe de estar abonada al Vogue y a Telva porque lleva unos modelitos propios de un posado de revista. Se atreve con minivestidos y escotes sobrios que sólo pueden permitirse las que tienen tipazo.
Las chicas de Compromis, con Mónica Oltra a la cabeza, parecen admirar a Marzà pero no se atreven a ser tan rompedoras. Al final la coquetería femenina se impone a la revolución proletaria. La consellera Elena Cebrián, de Compromís, está más cerca de las chicas del PSPV en esto del estilismo.
Y Mónica Oltra ha dejado en el cajón de su cómoda las camisetas reivindicativas y ha refinado su estilo: faldas, vestidos, blusas de seda, hasta encajes y estampados que recuerdan los vestiditos que nos ponían nuestras abuelas a los nueve años para vernos guapas.
Por su parte, nuestro Presidente, Ximo Puig, igual que su correligionario Vicent Soler, se mantiene fiel al estilo más tradicional de traje oscuro y corbata. Una se imagina una reunión del Consell con Marzà mirando a su jefe y pensando: “así no hay manera de cambiar las cosas”. En cuanto al PP, nunca han tenido mejor referente estilístico que Eduardo Zaplana, con esos trajes cortados a medida por las tijeras perfectas de Antonio Puebla. Ricardo Costa intentó superarle, pero al pobre le pasó lo que le pasó y nadie quiere parecerse a él. Ahora, Jose Juan Zaplana, que no es familia de Eduardo, quiere devolver a su apellido la gloria perdida.
Entre las mujeres peperas, Isabel Bonig, estilísticamente hablando, está más cerca de Mónica Oltra que de María José Catalá o Dolores de Cospedal, y mucho más que de Soraya Sáenz de Santamaría. La vallisoletana no quiere deslucir junto a la toledana (Cospedal) y eso le ha convertido en una maestra del estilismo para mujeres que no destacan por su altura. La otra pepera con mando en Valencia, Eva Ortiz, es muy coqueta, aunque le falta el refinamiento propio de sus compañeras de la calle Génova y Elena Bastidas va camino de encontrar el punto justo entre discreción y feminidad.
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martes, 14 de julio de 2015
La Cope, el Westin y Mónica Oltra
¡Qué caprichosa es la vida! La semana pasada elucubraba yo aquí sobre la posibilidad de encontrarme a Mónica Oltra en una de esas fiestas, que suelen darse en sitios como la terraza del Westin, y a las que acude lo más principal de la ciudad, ya sabéis, empresarios, familias de renombre, autoridades… Vamos, toda esa gente que hasta ahora estabas acostumbrada a ver departir con los líderes del PP como si llevasen toda la vida comiendo sopas juntos.
Pues mira tú por donde, eso fue exactamente lo que pasó el jueves por la tarde. La Cadena Cope celebraba su entrega anual de premios en la terraza del Westin. Entre los invitados, como no, el flamante nuevo Presidente de la Generalitat, Ximo Puig, acompañado de las más altas autoridades políticas, empresariales, sociales e incluso eclesiásticas. Y allí estaba ella, acaparando, sin quererlo y quizás sin darse cuenta, la atención de casi todos. Vestido color nude de gasa por debajo de la rodilla y zapatos de tacón medio: muy femenina.
Fue discreta y mientras el President se integraba entre la concurrencia, como si no hubiese hecho otra cosa en su vida, ella se quedó en un rincón hablando con un grupo de jóvenes. Yo quería abordarla, necesitaba hablar ella, presentarme, decirle que era mi nueva musa, la fuente de mi inspiración, la verdadera princesa del pueblo y no Belén Esteban. Y ella, con aquellos jovencitos que la tenían rodeada; y yo mirando, y esperando, y una copa de champán y otra, otra y otra más; y aquellos que no la dejaban moverse. Al final, el champán cumplió con su misión: me dio el valor necesario para abrirme paso a codazos y llegar hasta ella. Hablamos durante un par de minutos, tampoco era cuestión de abusar; y como no me mandó a hacer a gárgaras, ahora considero que Mónica y yo somos medio amigas, ¡ja!, me encanta, me encanta y me requeteencanta.
Por lo demás, la tarde de la Cope en el Westin tuvo su punto. Fue como una puesta de largo del nuevo poder político valenciano. Allí estaban los que llegan y los que se van; y ni los unos ni los otros parecían asumir su nuevo papel. Unos porque no se encontraban, otros porque estaban a no ser el centro de los corrillos. Alberto Fabra se fue pronto, María José Catalá y Vicente Betoret estuvieron por allí, pero pasaron casi tan desapercibida como las azafatas. En el otro bando, Enric Morera, Joan Calabuig, Antonio Gaspar y otros muchos que todavía no conozco, entre otros Antonio Montiel, andaban por allí tratando de mimetizarse con el entorno. Yo, como ya me había hecho amiga de Mónica, me fui. Era bien entrada la noche, alí se quedaron el Presidente, Mónica con sus amigos jovencitos, e Isabel Bonig y Juan Carlos Moragues, nuevo Delegado del Gobierno, que fueron los únicos peperos que aguantaron el tipo hasta el final.
Pero bueno, yo de lo que os quería hablar era del cuarenta cumpleaños de Ángela Pla, que lo celebró la semana pasada en la Masía del Carmen, una casa señorial del siglo XVIII de Alejandro Noguera. Ciento cuarenta invitados, ellas de largo y ellos con traje oscuro, catering de Gourmet , música de Copa Ilustrada y decoración de Paloma Tárrega que puso dos larguísimas mesas, una para chicos y otra para chicas, recreando los bailes antiguos.
En la mesa de chicos, Manolo Peris Mendoza, Adolfo Utor, José Enrique Ruiz Domenech, Miquel Navarro, Josep Lozano, Eduard Mira, Manolo Peris Santoja, Alfonso Maldonado, Lucas Soler, Victor Romero, Alfonso Manglano, Pedro Ribelles, Ramón Bandres, Juan Valero de Palma. En la de chicas, Paloma Tarrega, Mayrén Girona, Vicen Fernández, Marisa Gallen, María Antonia Reig, Ana Casanova, Ana Serratosa, Marieta Monfort, Mónica Duart, Sally Corell, Maite Sebastiá, Lucia de Miguel, Elena Meléndez, Emilia Selva, Fátima Zamorano, Tatiana Monsonís, Eva Marcellán, María Muñoz de Prat y Pilina Rodrigo.
Solo se cumplen cuarenta años una vez en la vida. Es una pena que Mónica ya haya pasado los cuarenta. Como somos medio amigas, a lo mejor me habría invitado.
Pues mira tú por donde, eso fue exactamente lo que pasó el jueves por la tarde. La Cadena Cope celebraba su entrega anual de premios en la terraza del Westin. Entre los invitados, como no, el flamante nuevo Presidente de la Generalitat, Ximo Puig, acompañado de las más altas autoridades políticas, empresariales, sociales e incluso eclesiásticas. Y allí estaba ella, acaparando, sin quererlo y quizás sin darse cuenta, la atención de casi todos. Vestido color nude de gasa por debajo de la rodilla y zapatos de tacón medio: muy femenina.
Fue discreta y mientras el President se integraba entre la concurrencia, como si no hubiese hecho otra cosa en su vida, ella se quedó en un rincón hablando con un grupo de jóvenes. Yo quería abordarla, necesitaba hablar ella, presentarme, decirle que era mi nueva musa, la fuente de mi inspiración, la verdadera princesa del pueblo y no Belén Esteban. Y ella, con aquellos jovencitos que la tenían rodeada; y yo mirando, y esperando, y una copa de champán y otra, otra y otra más; y aquellos que no la dejaban moverse. Al final, el champán cumplió con su misión: me dio el valor necesario para abrirme paso a codazos y llegar hasta ella. Hablamos durante un par de minutos, tampoco era cuestión de abusar; y como no me mandó a hacer a gárgaras, ahora considero que Mónica y yo somos medio amigas, ¡ja!, me encanta, me encanta y me requeteencanta.
Por lo demás, la tarde de la Cope en el Westin tuvo su punto. Fue como una puesta de largo del nuevo poder político valenciano. Allí estaban los que llegan y los que se van; y ni los unos ni los otros parecían asumir su nuevo papel. Unos porque no se encontraban, otros porque estaban a no ser el centro de los corrillos. Alberto Fabra se fue pronto, María José Catalá y Vicente Betoret estuvieron por allí, pero pasaron casi tan desapercibida como las azafatas. En el otro bando, Enric Morera, Joan Calabuig, Antonio Gaspar y otros muchos que todavía no conozco, entre otros Antonio Montiel, andaban por allí tratando de mimetizarse con el entorno. Yo, como ya me había hecho amiga de Mónica, me fui. Era bien entrada la noche, alí se quedaron el Presidente, Mónica con sus amigos jovencitos, e Isabel Bonig y Juan Carlos Moragues, nuevo Delegado del Gobierno, que fueron los únicos peperos que aguantaron el tipo hasta el final.
Pero bueno, yo de lo que os quería hablar era del cuarenta cumpleaños de Ángela Pla, que lo celebró la semana pasada en la Masía del Carmen, una casa señorial del siglo XVIII de Alejandro Noguera. Ciento cuarenta invitados, ellas de largo y ellos con traje oscuro, catering de Gourmet , música de Copa Ilustrada y decoración de Paloma Tárrega que puso dos larguísimas mesas, una para chicos y otra para chicas, recreando los bailes antiguos.
En la mesa de chicos, Manolo Peris Mendoza, Adolfo Utor, José Enrique Ruiz Domenech, Miquel Navarro, Josep Lozano, Eduard Mira, Manolo Peris Santoja, Alfonso Maldonado, Lucas Soler, Victor Romero, Alfonso Manglano, Pedro Ribelles, Ramón Bandres, Juan Valero de Palma. En la de chicas, Paloma Tarrega, Mayrén Girona, Vicen Fernández, Marisa Gallen, María Antonia Reig, Ana Casanova, Ana Serratosa, Marieta Monfort, Mónica Duart, Sally Corell, Maite Sebastiá, Lucia de Miguel, Elena Meléndez, Emilia Selva, Fátima Zamorano, Tatiana Monsonís, Eva Marcellán, María Muñoz de Prat y Pilina Rodrigo.
Solo se cumplen cuarenta años una vez en la vida. Es una pena que Mónica ya haya pasado los cuarenta. Como somos medio amigas, a lo mejor me habría invitado.
martes, 16 de junio de 2015
Tripartito de eventos
Día intenso, el jueves pasado. Por la mañana se constituía la Mesa de Las Cortes. Si las elecciones son la gran fiesta de la democracia, la constitución de la Cámara, a juzgar por las fotos, es el resopón: besos, abrazos, sonrisas y ¡ale, cuánto nos queremos todos! Mañana volveremos a ponernos a caer de un burro, pero hoy somos todos colegas. Todos menos los del PP, que estaban allí como una novia plantada en altar: porte digno, sonrisa falsa y ganas de que se vayan los invitados para poder echarse a llorar en el sofá. Mención aparte merece Carolina Punset, más perdida que un cura en Pachá Ibiza, que buscaba Las Cortes en el Palau de la Generalitat, cualquier día de estos aparece por Alcoy buscando la Malvarrosa.
Por la tarde, el Tripartito sellaba su pacto de Gobierno en el Botánico. Buen sitio para empezar un noviazgo, tiene el aire romántico de todos jardines pero con un toque científico-intelectual, que le queda bien a la izquierda.
La foto que publicó este periódico el viernes es buenísima: Puig y Oltra parecen dos novios firmando el acta de matrimonio. Los dos se miran con ojitos entornados; las manos se rozan, él se inclina levemente hacia ella para darle el bolígrafo; y ella, vestida de blanco, lo recibe con una gran sonrisa que irradia felicidad. Cuando se peleen, Ximo podrá mirar a Mónica con ojitos llorosos y decirle aquello de “siempre nos quedará el Botánico.”
Mientras el Tripartito declaraba su amor eterno entre árboles, el centro de Valencia se animaba con tres saraos: un cóctel en la joyería Rafael Torres, un desfile en el Ateneo y una fiesta en el Astoria, ¡toma triplete! El cóctel de Rafael Torres reunión a lo más granado de la sociedad valenciana para presentar su fichaje estrella de la temporada: las joyas Pomellato. La firma italiana abrió en 2005 en la calle Colón, pero años después cerró y Valencia se quedó sin punto de venta. Ahora vuelve por todo lo alto, con una exposición de piezas, muchas de ellas de alta gama, que se podrán ver hasta el 26 de junio. Al cóctel, servido por los Aliño, fue el doctor Murgui, Geni Torres y Eduardo Borso di Carminatti, las hermanas Fitera, Vero y Vicky Pons Soria, Jesús y Pepa Soriano, Javi Barcia, Elena García del Moral, Solete Arroyo, Piedad Barber, Pilar Barbería, Manuel Bellver, Susana Lozano y Fran Bolinches, Regina Moroder, Margarita Garín, Encarna Amat y la familia Torres al completo, con Rafael Torres y su mujer Arantxa Soriano de anfitriones.
Esa misma tarde, los fans del sushi disfrutaban como niños en la terraza del Ateneo Mercantil, lugar elegido el restaurante Miss Sushi para presentar su oferta gastronómica de la temporada con un desfile de ropa de Sita Murt. Entre los invitados, Blanca Fitera con su sobrina Blanca Crespi Fitera, Maribel Cosme, Amadeo Carboni, Omery Romero, Javier Edo, las hermanas Carola y Sandra Alegría, Ana Sebastiá, Verónica Jordá, Regina García, Pilar Ruiz y Cristina Fernández.
La semana dio para más eventos. El lunes, Murviedro montó un sarao en el patio del Museo L’iber para presentar los nuevos vinos de la temporada. Había puestecitos de show cooking y cócteles preparados con el nuevo cava de la bodega, Arts de Luna y con rosado frizzante. Entre los invitados, Ulises Menezo, de Tastem; Valentín Sanchez Arrieta, de Valen&cia; Javier de Andrés, de La Sucursal, Fernando Aliño, del grupo El Alto, Manu Manzano (DeCalle) y Vicente Patiño, de Saiti, además del equipo de la bodega Murviedro: Diego Talavera, Frank Hooij, Marc Grin, Xavi Solano y Roberto Martínez.
Por haber, esta semana hubo hasta eventos benéficos. El miércoles, el Casino de Agricultura celebró una cena a la que asistió mucho empresario de pro para apoyar a las asociaciones Latiendo juntos y Mamás en Acción. Bernd Knöller preparó un menú con Lluis Peñafort y Julio y Maribel Vilaplana ejerció de presentadora. La temporada de citas benéficas no ha hecho más que empezar. El jueves 18 de junio, Acova organiza un cóctel en La Hípica para recaudar fondos, ¡allí nos vemos chicas!
La foto que publicó este periódico el viernes es buenísima: Puig y Oltra parecen dos novios firmando el acta de matrimonio. Los dos se miran con ojitos entornados; las manos se rozan, él se inclina levemente hacia ella para darle el bolígrafo; y ella, vestida de blanco, lo recibe con una gran sonrisa que irradia felicidad. Cuando se peleen, Ximo podrá mirar a Mónica con ojitos llorosos y decirle aquello de “siempre nos quedará el Botánico.”
Mientras el Tripartito declaraba su amor eterno entre árboles, el centro de Valencia se animaba con tres saraos: un cóctel en la joyería Rafael Torres, un desfile en el Ateneo y una fiesta en el Astoria, ¡toma triplete! El cóctel de Rafael Torres reunión a lo más granado de la sociedad valenciana para presentar su fichaje estrella de la temporada: las joyas Pomellato. La firma italiana abrió en 2005 en la calle Colón, pero años después cerró y Valencia se quedó sin punto de venta. Ahora vuelve por todo lo alto, con una exposición de piezas, muchas de ellas de alta gama, que se podrán ver hasta el 26 de junio. Al cóctel, servido por los Aliño, fue el doctor Murgui, Geni Torres y Eduardo Borso di Carminatti, las hermanas Fitera, Vero y Vicky Pons Soria, Jesús y Pepa Soriano, Javi Barcia, Elena García del Moral, Solete Arroyo, Piedad Barber, Pilar Barbería, Manuel Bellver, Susana Lozano y Fran Bolinches, Regina Moroder, Margarita Garín, Encarna Amat y la familia Torres al completo, con Rafael Torres y su mujer Arantxa Soriano de anfitriones.
Esa misma tarde, los fans del sushi disfrutaban como niños en la terraza del Ateneo Mercantil, lugar elegido el restaurante Miss Sushi para presentar su oferta gastronómica de la temporada con un desfile de ropa de Sita Murt. Entre los invitados, Blanca Fitera con su sobrina Blanca Crespi Fitera, Maribel Cosme, Amadeo Carboni, Omery Romero, Javier Edo, las hermanas Carola y Sandra Alegría, Ana Sebastiá, Verónica Jordá, Regina García, Pilar Ruiz y Cristina Fernández.
La semana dio para más eventos. El lunes, Murviedro montó un sarao en el patio del Museo L’iber para presentar los nuevos vinos de la temporada. Había puestecitos de show cooking y cócteles preparados con el nuevo cava de la bodega, Arts de Luna y con rosado frizzante. Entre los invitados, Ulises Menezo, de Tastem; Valentín Sanchez Arrieta, de Valen&cia; Javier de Andrés, de La Sucursal, Fernando Aliño, del grupo El Alto, Manu Manzano (DeCalle) y Vicente Patiño, de Saiti, además del equipo de la bodega Murviedro: Diego Talavera, Frank Hooij, Marc Grin, Xavi Solano y Roberto Martínez.
Por haber, esta semana hubo hasta eventos benéficos. El miércoles, el Casino de Agricultura celebró una cena a la que asistió mucho empresario de pro para apoyar a las asociaciones Latiendo juntos y Mamás en Acción. Bernd Knöller preparó un menú con Lluis Peñafort y Julio y Maribel Vilaplana ejerció de presentadora. La temporada de citas benéficas no ha hecho más que empezar. El jueves 18 de junio, Acova organiza un cóctel en La Hípica para recaudar fondos, ¡allí nos vemos chicas!
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