Richard Gere ya no es aquel treintañero que nos hizo
replantearnos si debíamos conformarnos con aquel novio que ponía pegas para
pagarnos una pizza, porque si una chica de la calle como Julia Roberts, podía conquistar a un millonario que le llevase a la
ópera en avión privado, a qué no podíamos aspirar nosotras educadas en un
colegio de monjas y que ya habíamos llegado a la facultad. Ahora Richard es un
sesentón, comprometido con causas humanitarias, cuya imagen le viene como
anillo al dedo a Mónica Oltra y Joan Ribó. Una foto con Gere, el día
que viene a promocionar una película sobre los sintecho, con el photocall de
una Ong de fondo, no es lo mismo que una foto con Julio Iglesias o Bernie
Ecclestone. En ambos casos se busca sacar partido al glamur, pero unos
venían a “fer negoci” y el otro viene a concienciarnos sobre la injusticia
social. Ni el mejor de los publicistas hubiese hecho mejor resumen del cambio
de gobierno.
Pero unos y otros tienen algo en común: esa sonrisa fácil
del político local ante un habitual de las revistas del corazón. Es la misma
sonrisa pintada en los labios que tiene los retoños de un partido político ante
su líder; esa que viene a decir: “siempre he creído que tú y yo podemos ser
buenos amigos”.
Mientras Mónica y Joan compadreaban con Richard, y Ximo Puig se sumaba a la rebelión
socialista, Valencia seguía viviendo. El lunes se inauguraba el restaurante de
Caro Hotel. En realidad el restaurante ya estaba abierto, pero ahora ha
cambiado de nombre, se llama Sucede y tiene como cocinero a Miguel Angel Mayor, discípulo de Ferrán
Adriá en el Bullí. A la inauguración fueron periodistas como Josep Lozano y Pedro García Mocholí; restauradores como Emiliano García, de Casa Montaña y German Carrizo, de Fierro; el presidente de la Academia Valenciana
de Gastronomía, Sergio Adelantado y
el director de Caro Hotel Santiago Mañez.
Otro ilustre hotel, el Westin, había organizado el miércoles
un concierto de jazz en su terraza, pero se canceló por amenaza de lluvia. Hubo
otros conciertos, como el que dio Rafa
Botella en el restaurante Picsa, al que fueron la directora de cine Susi Gozalvo, Diana Esteban, el
diseñador industrial Borja Sánchez, el
artista Manuel Benlloch y su mujer Germana Llatas, Isa Goyanes, Sesé Almarché,
Sonia Torrero, Juan Miguel Gaspar, Ángela Valero y el peluquero Rafael Moreno, que ha peinado al actor Nacho Fresneda o a las cantantes Edurne y Mónica Naranjo. El mismo jueves, en el espacio Amstel Art, en el
Veles e Vents, actuó el grupo Mist, coincidiendo con la inauguración de la
exposición del artista Björn Dahlem,
que tiene unas instalaciones con tubos fluorescentes bastante inquietantes.
Hablando de exposiciones, hay una muy curiosa en la tienda
Roche Bobois. Son diez sofás idénticos, el modelo Mah Jong, personalizados por Agatha Ruiz de la Prada, Andrés Sardá,
Avellaneda, Custo Barcelona, Devota y Lomba, Ion Fiz, Juana Martín, Purificación García, Rossy de Palma y Xevi Fernández. Los sofás se subastarán
online a beneficio de una ONG de Africa.
La semana que viene más. El jueves, cervezas Alhambra ha
montado una fiesta clandestina a la que están invitadas 40 personas que solo
saben que tienen que acudir a la plaza del Ayuntamiento a una hora y de ahí
subir a un autobús que les llevará a un lugar secreto. ¡Intriga máxima!
Pero las dos grandes citas del otoño están por llegar.
Dentro de dos semanas la fiesta de Telva y el jueves, Raphael en la Plaza de
Toros. Ahí iremos nosotras a enloquecer tarareando “Escándalo” como en su día
lo hicieron nuestras madres y nuestras hijas se avergonzarán de nosotras igual
que hicimos nosotras con quienes nos trajeron al mundo.
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