Las hijas del postfranquismo hemos sido innovadoras en muchas cosas: en salir de casa más allá de las diez de la noche, viajar con el novio como si tal cosa, vivir en el pecado, hacer que el marido friegue los platos… De entre nuestras muchas innovaciones y aportaciones a la historia de la humanidad, una de ellas es la aceptación de la cirugía estética como una rutina más de belleza.
Nuestras madres se las apañaban con un motón de potingues para la cara, las permanentes caseras aquellas que se hacían con los rulos por la noche, y con la peluquería. La manicura era un símbolo de esnobismo y la pedicura nadie sabía lo que era. Por aquél entonces, la cirugía estética era cosa de cuatro famosas que salían en la tele; nuestras madres, para no morir de envidia, las consideraban una excéntricas cuando no algo peor. Ellas, como mucho, llegaron a hacerse algún estiramiento facial, pero a casi ninguna se le pasó por la cabeza arreglarse el pecho, aumentar el volumen de los labios o pegarle un tajo a los párpados caídos para devolver el esplendor a su insinuante mirada femenina.
Ahora intercambiamos nombres de cirujanos como antaño lo hacían de peluqueros, pero a mediados de los noventa el único nombre que sonaba en Valencia era el del Doctor Mira, que lleva cuarenta años ejerciendo la cirugía plástica y ha tratado más de quince mil casos.
Los hombres, que para estas cosas tienen la misma sutileza que un puerco espín, decían de él que tenía el récord de tocar tetas y acompañaban esta gracia de fuertes carcajadas y de algún otro comentario que merecía echarles por encima el café con leche que te estabas tomando.
Pues bien, el Doctor Mira sigue ahí, innovando. Lo último es la colección de cremas que ha lanzado y que presentó esta semana en VM The Shop, la tienda de Verónica Montijano y el gallego valencianizado José Luis Vilanova.
En la presentación, animada con vino Novavila, estuvo Juan Antonio Mira con sus hijos Pilar y Juan; los diseñadores de Siemprevivas Lucas Zaragosí y Adrián Salvador, Amparo Morte de Lacomba, Mairén Beneyto, Isabel Bermejo, Arantxa Sánchez Arrieta, Belén Corell, Sofía Cabrera, Pilar Vidal, María Cosín, Carmen Sorlí, Rocío Bacharach, Elvira Selva, Pilar Lucas, Ana Jaraba. También estuvo la interiorista Susana Lozano y Silvia Escolá, de la tienda de decoración Ampasi, que acudió con su cuñada la galerista Ana Serratosa, la joyera Salomé Corell, Carmen Martínez, Enrique Delamo, Maria José Gimeno o Alicia Arocha. Entre los chicos, pocos, Joseca Arnau, Yeray de Benito, el siempre elegante Antonio Puebla, Pepe Giménez, Vicente Jaraba o Jorge Casanueva.
Junto a las cremas del doctor Mira, Verónica Montijano presentó la nueva colección de ropa de Siemprevivas, las joyas barrocas de la sevillana Rocío Porres y los bolsos Alilovesyou, hechos con pieles de lujo texturadas y troqueladas en colores vivos con piedras semipreciosas y unos herrajes marca de la casa.
Desde luego, somos la generación más refinada, elegante, preparada, exquisita e innovadora de la historia de la humanidad; ahí queda eso, ¡la que venga detrás que arree!
Para muestra, la taberna ultramarinos “El Parterre” que acaba de abrir en la plaza Alfonso el Magnánimo. Es un espacio pequeño, coquetón, decorado con alacenas antiguas, donde puedes hacer un alto en tu tarde de compras para tomar una copa de vino y una de las tapas y montaditos de la casa: erizo con boquerones, mejillones con caviar, paté con setas, habitas con bacalao y unos quesos de morirse (espectacular el pecorino sardo de trufa).
La taberna la ha montado Toni Palau, el dueño de la tienda de ropa Zoe de la calle la Nave. “Pasaba todos los días por aquí, vi que se alquilaba y como me gusta mucho la buena comida me lance a abrirla”. En El Parterre venden además productos gourmet para llevar, como las latas de José Peña y los espárragos de Navarra, que no hay quien los encuentre en ningún sitio.
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lunes, 22 de junio de 2015
lunes, 16 de junio de 2014
Madrugón sueco
Debe de ser muy difícil valencianizar a un sueco. Porque claro, llega aquí el Bjorn de turno a abrir una tienda y le pasa como a los chinos que abren un bar español, que creen que con poner una tortilla de patatas en la barra, aquello ya es un bar de tapas. Pues bien, Bjorn quiere valencianizar la tienda así es que pone unas paellas por aquí, unas peinetas y ¡ale!, ya tengo una tienda valenciana. Llega el día de la inauguración y Bjorn hace lo que lo dicta la lógica escandinava: si la tienda normalmente va a abrir a las diez de la mañana, él ese día organiza un desayuno a las ocho, que debe de ser lo que hacen en Suecia.
Vamos a ver, Bjorn: Spain, this is Spain. Aquí a las ocho estamos con el café con leche, y que no nos hable mucho que nos aturullan. Hasta las diez no somos personas y lo de la inauguración se hace a las ocho, pero de la tarde, Bjorn, de la tarde, no de la mañana.
Claro que si la tienda de Bjorn se llama Ikea, todo esto se le perdona. Así es que iremos a Alfafar y desayunaremos zumo de naranja. Pero que no se extrañe Bjorn si ve que se forman aglomeraciones en la zona de los sofás. La cosa hubiese sido bien distinta de haberlo hecho a las ocho de la tarde: cervecita, gintonic, ji,ji, ja, ja… Y ahí te quedas hasta las dos o las tres, hora en que, por estas fechas, ya está el sol alto en Estocolmo y los amigos de Bjorn probablemente estén ya afeitándose.
El jueves pasado, sin ir más lejos, la gente empezó a salir de casa a las ocho de la tarde para ir a la shopening night. El tráfico se cortó en Jorge Juan y aquello era un ir y venir de gente sin parar. Vender, no se sabe si se vendieron mucho, pero a jaleo no nos ganó nadie. En el Mercado de Colón, un grupo bailando temas de los años 20; en Brownie, cupcakes y refrescos para menores; VM the Shop trajo un avance de la fantástica colección de Siemprevivas para Gabriel Segui y Blackcape, al DJ Santi Martínez; Montesinos hizo descuentos de hasta el setenta por ciento y Alberola regaló pulseritas a las compradoras; Bárbara Torrijos se trajo a los DJ de moda, Kaspar&Hauser; Alejandra Montaner, a los diseñadores Luís Zangana y Telma Cadenas; Il Baco da Seta invitó a copas con música en directo, TCN a vino y chuches, Superdry a bebidas energéticas; hubo música en directo en Manterol, Sesderma, Torres Joyeros y Hannover y hasta un desfile de ropa infantil en la boutique de niños Cristina.
Si los alrededores del Mercado de Colón fueron los más animados, Poeta Querol y Plaza del Patriarca, fue lo más glamuroso de la noche, y eso que no participaron ni Vuitton ni Hermès. Tampoco hizo falta. Ferragamo reunió en su tienda a lo más elegante de Valencia y agasajó con un vino espumoso de la familia italiana, fresas con chocolate y fruta fresca. Loewe convirtió su tienda en un night club con una barra de gintonics preparados amorosamente por un barman de quitar el hipo.
La inauguración de la exposición de Nanda Botella en el IVAM (fue el jueves a las ocho, pero de la tarde) también convocó a media Valencia. Estuvo Rafa Ripoll, los artistas Miquel Navarro, Paco Sebastián Nicolau, José Cosme, Horacio Silva, Javier Calvo, Calo Carratalá, José Antonio Orts, Vicente Colom y Natividad Navalón, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón y dos de las presidentas más estilosas de Valencia: la del Palau de la Música, Mayrén Beneyto y la de Academia de Gastronomía de la Comunidad Valenciana, Cuchita Lluch. Mayrén vino acompañada de Ramón Almazán, pero a Cuchita le falto su inseparable Juan Echanove. Tampoco faltaron Alfredo Esteve, Valentín Herráiz, Trini y Vicente Gracia, Javier Monedero con Rosa Sanchís, de Dicoval, Gabriel Seguí, los empresarios Paco Roig y Magdalena Melchor, Germán Ros Casares y Amparo López, Alberto Corell y Bely Botella, el doctor Juan Antonio Murgui, Amparo Lacomba, Beatriz Pechuán, Esperanza Vila, Silvia Escolá, Luis Lluch, Javier García Alberni, Mónica Aliaga y Manuela García de la Cuadra.
El jueves pasado, sin ir más lejos, la gente empezó a salir de casa a las ocho de la tarde para ir a la shopening night. El tráfico se cortó en Jorge Juan y aquello era un ir y venir de gente sin parar. Vender, no se sabe si se vendieron mucho, pero a jaleo no nos ganó nadie. En el Mercado de Colón, un grupo bailando temas de los años 20; en Brownie, cupcakes y refrescos para menores; VM the Shop trajo un avance de la fantástica colección de Siemprevivas para Gabriel Segui y Blackcape, al DJ Santi Martínez; Montesinos hizo descuentos de hasta el setenta por ciento y Alberola regaló pulseritas a las compradoras; Bárbara Torrijos se trajo a los DJ de moda, Kaspar&Hauser; Alejandra Montaner, a los diseñadores Luís Zangana y Telma Cadenas; Il Baco da Seta invitó a copas con música en directo, TCN a vino y chuches, Superdry a bebidas energéticas; hubo música en directo en Manterol, Sesderma, Torres Joyeros y Hannover y hasta un desfile de ropa infantil en la boutique de niños Cristina.
Si los alrededores del Mercado de Colón fueron los más animados, Poeta Querol y Plaza del Patriarca, fue lo más glamuroso de la noche, y eso que no participaron ni Vuitton ni Hermès. Tampoco hizo falta. Ferragamo reunió en su tienda a lo más elegante de Valencia y agasajó con un vino espumoso de la familia italiana, fresas con chocolate y fruta fresca. Loewe convirtió su tienda en un night club con una barra de gintonics preparados amorosamente por un barman de quitar el hipo.
La inauguración de la exposición de Nanda Botella en el IVAM (fue el jueves a las ocho, pero de la tarde) también convocó a media Valencia. Estuvo Rafa Ripoll, los artistas Miquel Navarro, Paco Sebastián Nicolau, José Cosme, Horacio Silva, Javier Calvo, Calo Carratalá, José Antonio Orts, Vicente Colom y Natividad Navalón, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón y dos de las presidentas más estilosas de Valencia: la del Palau de la Música, Mayrén Beneyto y la de Academia de Gastronomía de la Comunidad Valenciana, Cuchita Lluch. Mayrén vino acompañada de Ramón Almazán, pero a Cuchita le falto su inseparable Juan Echanove. Tampoco faltaron Alfredo Esteve, Valentín Herráiz, Trini y Vicente Gracia, Javier Monedero con Rosa Sanchís, de Dicoval, Gabriel Seguí, los empresarios Paco Roig y Magdalena Melchor, Germán Ros Casares y Amparo López, Alberto Corell y Bely Botella, el doctor Juan Antonio Murgui, Amparo Lacomba, Beatriz Pechuán, Esperanza Vila, Silvia Escolá, Luis Lluch, Javier García Alberni, Mónica Aliaga y Manuela García de la Cuadra.
martes, 23 de abril de 2013
La penúltima ceremonia
A lo largo de la vida hay pocas ocasiones en las que una es la
protagonista de una fiesta ceremoniosa. En realidad hay tres o cuatro: tu
comunión, tu boda, la comunión de tus hijos y la boda de tus hijos. Queda una
quinta, como decían en “Cuatro bodas y un funeral”, pero de esa mejor no hablar porque es la de tu último
adiós y no estarás para juergas. Así es que de las cuatro ceremonias que nos
reserva la vida, la mayoría ya nos hemos chupado dos y al paso que van cosas es
muy probable que nuestros hijos no nos den la oportunidad de disfrutar la
cuarta, porque muchos de ellos nunca se casarán y si lo hacen será con menos
boato del que le pusimos nosotras. Vamos, que el que no decida vivir
permanentemente en el pecado, se casará cuando ya lleve años conviviendo con su
pareja y su boda consista en poco más que una comida familiar.
Sé que esto es una comida de tarro, pero qué queréis que os diga, me la
dijo una amiga hace un par de semanas y desde entonces no me la quito de la
cabeza cada vez que alguien me habla de la comunión de alguno de sus hijos.
Moraleja: si tienes algún hijo que vaya a tomar la comunión, echa la casa por
la ventana y vive el día intensamente, que probablemente sea la última
ceremonia de tu vida en la que tengas cierto protagonismo.
La parte más frívola de todo este lío es que se nos acaban las excusas
para ponerle especial interés a comprar un vestido, unos zapatos o para
atrevernos a salir de casa con un tocado. No sé, quizás por eso esté tan de
moda celebrar las bodas de plata.
Estos días muchas tiendas de Valencia organizan saraos para enseñar sus
colecciones de ceremonia. El jueves lo hizo VM The Shop, la tienda de Verónica
Montijano y José Luis Vilanova. La fiesta fue en la terraza del Hospes Palau de
la Mar, un hotel prácticamente desconocido hasta
hace poco, al que su directora Patricia García está empezando a abrir a la
sociedad valenciana.
En el cóctel, dos modelos jovencísimas, Cristina Duato y
Araya Frasquet, desfilaron con vestidos de fiesta Beatriz de la Cámara, tocados
del genial Philip Treacy, joyas de la sevillana Rocío Porres y los famosos
zapatos manolos. Vamos, el estilismo perfecto para triunfar en una ceremonia.
Entre las invitadas, Esther Barrera y Alejandro Cerdá, Esther
Simó con Mimi Puigmoltó, Liana Rios, Pilar Devesa y Mara Teresa Monzonis,
Carmen Topete, Ana García Bernia y Nuria Vilagrasa, Pilar Lucas, Rosa Córdoba,
Angeles Pascual y Jorge García, Ramón Puchades, María Cosín y Gonzalo García
Miranda, Belén Gonzalez Barranca y Fernando Pascual, Amparo Lacomba, el grupito
de Ana Brugger, Rocío Andrés, Carla Peiro y María González, Silvia Alonso y
Rafa Aleixandre, Amparo Ortuño, Amparo y Ana Barrachina. Y las estilosas Silvia
Escolá, Cuchita Lluch, Esperanza Vila, Juana Camps y Beatriz Pechuán.
Al cóctel fueron señoras estupendísimas como Elvira Catalá y Magui
Alonso, Mai Noguera, Rocío Bacharach y señores tan elegantes como el sastre
Antonio Puebla, Pedro García Mocholí, el periodista Carlos García Calvo, el
diseñador Valentín Herráiz, Alberto Martínez, de Cul de Sac... También estuvo
Yolanda Fitera y la bloguera Macarena Gea, José Moreno de Armando Martínez,
Maite Sebastiá, de Telva, y Reyes Hellín, que distribuye los tocados de Philip Treacy en España
Se nota que Verónica y José Luis vienen del diseño porque
no podía estar todo más cuidado: la música, el incienso perfumado, vinito
Novavila y champagne, las mesas con bodegones de fruta, flores de Rovi, zapatos
de Manolo Blahnik y detalles decorativos, el catering de Bárbara Amorós y hasta
los corners con delicatessen de Deli Delit y jamoncito de Manglano.
La sorpresa de la fiesta fue la máquina smile you, un
invento que distribuye Lola Narvaéz y que es como un fotomatón de diseño retro
donde posas como una famosa y tienes tu foto al instante.
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