Algo está fallando en la Semana de la Moda Valenciana -VFW- cuando después de once ediciones, subvencionadas con un millón de euros de dinero público cada una, seguimos sin avanzar en la consolidación comercial e industrial del sector. Siempre pasa lo mismo: mucho escenario, mucha modelo, luces, sonido, cava, canapés y gente, mucha gente yendo y viniendo, pero sobre la pasarela poco que atraiga la atención de los creadores de tendencias o de los responsables de compras de las grandes tiendas de moda de España y de Europa. Las gradas se llenan porque las entradas se regalan en la Plaza los Pinazo, y no porque los diseñadores atraigan la atención de nadie.
Siempre hay una excepción a la norma, este año ha sido Juan Vidal, que nada tiene que ver con Alex Vidal, amo y señor de la Pasarela, y Juan Andrés Mompó.
El resto de los diseñadores valencianos que tienen algo que aportar –Montesinos, Hannibal Laguna…- ni están ni se les espera desde hace años en la VFW. Unos dicen que no van porque no les invitan, otros que aunque les inviten no van porque se les ningunea, otros porque no les da la gana ir allí a perder el tiempo y otros porque están cabreados con el Lucero del Alba, o vaya usted a saber con quien, el caso es que no van.
Y así las cosas, van pasando los años. Nuestros políticos, erre que erre, defienden el evento porque dicen que sirve para hacer publicidad de la Comunidad Valenciana y cuando alguien se lo discute, sacan un fajo de recortes de prensa y lo ponen sobre la mesa diciendo: mira, aquí tienes el retorno de nuestra inversión. Vamos, que para ellos la VFW es un evento más como la Fórmula 1, el campeonato de motos o el open de tenis. La diferencia es que nadie dijo nunca que la Fórmula 1 la íbamos a celebrar aquí para potenciar la industria automovilística valenciana ni porque iba a servir para alumbrar a una docena de fernandos alonsos valencianos.
En fin, ellos sabrán lo que hacen. Mientras tanto, los diseñadores valencianos que aspiran de verdad a crear una empresa productiva se buscan la vida por otro lado.
La pasarela no es el único camino. Sin ir más lejos, esta semana se está celebrando en Madrid, en el Hotel Villamagna, un tradeshow llamado “10 punto de encuentro”, un evento entre feria y showroom, que sirve para poner en contacto a firmas de moda y compradores. Cada diseñador ocupa una habitación del lujoso hotel y por allí van pasando los clientes, muchos de ellos venidos de toda Europa. En el evento, participa, entre otras, la firma de joyería de Laura Ponte, Luby&Lemerald, la sombrerería Pablo y Mayaya -Doña Leti lució uno de sus sombreros en la boda de Enrique de Inglaterra- y tres firmas valencianas: Lechienerrant (moda), Viveti (decoración) y Blanca Fitera, que además de ser habitual en la vida social valenciana, crea unos collares y tocados de locura con cristales preciosos, piezas vintage, fornituras artesanales y piezas traídas de Venecia.
Miguel Angel Aldeguer, el valenciano que está detrás de la firma Lechienerrant, no quiere saber nada de pasarelas. “Hay que dedicarle tanto tiempo y esfuerzo, que no me interesa, yo quiero vender y la pasarela valenciana no es una plataforma para vender. Quiero hacerme un nombre en las tiendas, en la vida real, con mi producto”. Por cierto, su colección de invierno es de lo más sofisticada, los vestidos parecen de costura, con espaldas muy trabajadas y volúmenes cuidados. En Madrid se venden en 24fab, la tienda de Anabel Zamora que está en Claudio Coello. ¡A ver si alguna tienda de Valencia se anima a traer la colección!
Moda aparte, lo más glamuroso de esta edición de la VFW fue la fiesta de Yo Dona en L’Umbracle, allí estuvo la directora de la revista, Charo Izquierdo, los diseñadores Ion Fiz, Juan Martín, Noelia Navarro, la modelo Mª José Suarez y un montón de gente de lo más estilosa.
Y hablando de fiestas, esta semana también celebró Isabel Ballester la Fashion Night Out (la noche de las compras) en su tienda de Gran Vía 20: mojitos de maracuyá, DJ con musiquita de la buena y muchas niñas monas: Patricia Villaroya, Elena Gutierréz, Rocío Andrés, Noemí Suárez, y Marta Flores, que hace unos sombreros y tocados ideales.
En fin, se acabó la VFW. En febrero, si hay una nueva edición, seguiremos aprovechando el evento para hacer vida social y lucir modelito.
4 comentarios:
Olvidas mencionar la colección 7 de Higinio Mateu. Este castellonero va pisando fuerte.
Que rabia!! Leo tus posts y una vez que comento.... sin respuesta.
Lo siento anónimo, no suelo contestar los comentarios, desde luego, Higinio es un clásico en la pasarela valenciana, besos!
El que se caso fué Guillermo de Inglaterra, Enrique es el pelirrojo
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