martes, 12 de diciembre de 2006

Amor a primera vista


Hace sólo quince días que la perfumería Sephora (se pronuncia Sefora) abrió en El Corte Inglés de Pintor Sorolla y ya se ha convertido en un número uno en ventas. Vamos, que ahora mismo es la que más vende de todas las que están en estos centros comerciales. Vende incluso más que las de El Corte Inglés de Castellana o Diagonal. ¿Dónde está el truco? A ver, en estos casos no suele haber una sola razón, sino un conjunto de varias. Para empezar, el espacio es muy abierto, los productos están al alcance de la mano y los puedes tocar, oler, probar y, si quieres, cogerlos tú misma en una cestita como en el supermercado y pasar directamente a caja. Ese concepto abierto encaja bastante bien con el carácter de los valencianos. Nos gusta ir a nuestro aire. Además, los envoltorios de los productos son alegres, hay estantes con mucho colorido. Esto también es muy de aquí. La zona de maquillaje te permite probar y elegir entre muchas opciones. Y luego están sus productos estrella en exclusiva. Por ejemplo, Lip Fusion, una crema de labios famosa porque te la pones y parece que te hayas operado los labios (de verdad de la buena). O la no menos famosa Strivectin, que dicen (y parece que no es un cuento) que nació como crema antiestrías, pero que la dieron a probar a los empleados sin especificar para qué estaba indicada y la gente se la puso en la cara y así fue como descubrieron sus increíbles propiedades antiarrugas. Hay más productos interesantes, como la crema de manos antibacteriana (Isabel Preysler, tan aseada ella, la lleva siempre en su bolso) o los sobres unidosis perfectos para viajar y no llevar tanto peso en la maleta. O la pasta de dientes blanqueadora con sabor a mandarina para la mañana o la de vainilla para la noche ¡un placer!

Buen producto con buen marketing. Por ahí van los tiros del éxito de esta perfumería, propiedad de la poderosa multinacional del lujo LVMH. Y hablando de Louis Vuitton, que nadie se asuste si al pasar por delante de la tienda de Poeta Querol ve un enorme ojo dentro del escaparate. No es el ojo de Gran Hermano. Es un ojo bastante más glamuroso e intelectual (no podía ser de otra manera, siendo de Vuitton). Se trata del último invento de los de marketing: en lugar de bolsos, han colocado en uno de los escaparates una escultura en forma de pupila. La obra se llama Eye See You (El ojo que te ve), y consiste en una gigantesca lámpara realizada por el artista danés Olafur Eliasson. Durante las Navidades, decorará la tienda de Valencia, al igual que las 350 tiendas que tiene la firma en las calles más lujosas del mundo. Vaya, que el mismo ojo lo verán las neoyorquinas de paseo por la Quinta Avenida, las parisinas por los Campos Elíseos y las inglesas por New Bond Street. ¿No es genial esto de la globalización?

La escultura luminosa se aprecia mejor en la oscuridad. Si le dices a tu marido que te vas a ver el ojo del escaparate de Vuitton a las diez de la noche, igual piensa que tienes un lío, pero el merece la pena arriesgarse y dar un paseo nocturno para verla iluminada. Cuando miras de frente la pupila, la lámpara te devuelve tu imagen, así que tienes la curiosa sensación de estar dentro del escaparate de Vuitton. En Valencia, los otros escaparates sí que enseñan bolsos (uno de ellos la edición especial del keepball en bronce cromado diseñado por Sylvie Fleury), pero en otras tiendas no se ve ni un bolso, lo cual no deja de ser arriesgado, tratándose de la campaña de Navidad. Cuando finalice, las lámparas se venderán y todas las ganancias se donarán a 121Ethiopia.org, la fundación creada por el propio Olafur. Esto también es marketing, pero solidario.


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