La vida es dura con quien anda escaso de talento y a veces por más empeño que pongamos en algo, nunca obtendremos ni la mitad de gloria que el genio vago y haragán, pero genio al fin y al cabo. Por ejemplo, a todos nos ha pasado entrar en un restaurante en el que todo es perfecto: bien decorado, limpio, el ambiente acogedor, los camareros amables y eficaces, el vino perfecto, los entrantes bien servidos… Pero llega la paella y… ¡ñas coca! el arroz está pasado, soso y con ese despreciable tufillo a quemado. El pollo se ha quedado crudo y la verdura congelada se ha hecho deprisa y mal…. Nuestro gozo en un pozo, el cocinero acaba de echar al traste el trabajo de todos los demás y será difícil, muy difícil que hablemos bien de ese restaurante.
Pues algo así le ocurre a la Semana de la Moda de Valencia. Todo es perfecto: la organización, el marketing, el lugar elegido, el ambiente, la gestión con los medios de comunicación que se deshacen en halagos… Pero falla lo importante, falla el arroz, falla la pasarela. No hay talento y me duele decirlo, lo juro por mi bolso de Prada, pero hay que decirlo: allí arriba falta talento, falta alguien que te emocione, falta que de una puñetera vez venga alguien y haga un arroz que cuando lo pruebes te quedes sin habla, algo de desprendimiento de retina, que dice una amiga.
No lo hay, no lo ha habido y quizás no lo haya porque esta terreta nuestra no va a ser más fértil en talentos que cualquier otra. Y genios de la moda, como de la literatura o de la pintura, salen media docena cada siglo y no más. Y nosotros con Montesinos tenemos el cupo cubierto hasta de aquí veinte o treinta años. Quizás el error sea crear pasarelas tan locales, porque claro, si a mi me da por montar la Semana de la Moda de Benifaió, pues me puedo ir al siglo veintiséis sin ver nada digno de mención.
Andalucía tiene a Victorio y Lucchino, Galicia a Pernas, los catalanes a Custo, Santander a Schlesser, Madrid a Jesús del Pozo y nosotros a Montesinos. Si todos desfilasen juntos, la pasarela sería eso: “la leche”. Pero si cada uno se empeñase en desfilar en el rellano de su piso, acompañado por sus vecinos de rellano, su pasarela sería eso, “una castaña pilonga”. Valencia, como ya lo hizo Galicia, puede crear marca, pero no va a crear tendencia. Pero, ¡por favor!, si ya es difícil que cree tendencia un país, adónde vamos nosotros. Si queremos crear marca, adelante, eso sí que se puede hacer porque depende más de un tejido empresarial y comercial, que del talento de los diseñadores. Pero eso no se hace con una pasarela, eso se hace contratando a los lumbreras del IESE y a los gurús del marketing.
En fin, que este año la Semana de la Moda de Valencia ha sido más de lo mismo: sólo David Delfín y Hannibal Laguna, que de valencianos tienen lo que Schwarzenegger de torrentino, han llamado la atención. Claro que lo que sacaron aquí ya lo sacaron hace cinco meses en Madrid, con lo cual la sorpresa era más bien poca. Por demás, todo fenomenal: las modelos, el aforo, la feria; famosos pocos, perdón, ninguno; sólo gente de aquí: Rita Barberá, Carmen Alborch, y Belén Juste, tan mona como siempre y debidamente peloteada. Cabe la esperanza de que ella, que algo debe saber de moda más que su antecesor, se dé cuenta de que las cosas se están haciendo con muy buena voluntad, pero con escasos resultados.
Bueno chicas, os dejo, que acabo de estrenar un blog y estoy super-mega-emocionadísima. Como dice mi hija es un mole que te pasas; cuento cosas de lo más triviales y tiene la ventaja de cualquiera puede entrar y ponerme a caer de un burro, incluso los organizadores de la Semana de la Moda de Valencia.
Pues algo así le ocurre a la Semana de la Moda de Valencia. Todo es perfecto: la organización, el marketing, el lugar elegido, el ambiente, la gestión con los medios de comunicación que se deshacen en halagos… Pero falla lo importante, falla el arroz, falla la pasarela. No hay talento y me duele decirlo, lo juro por mi bolso de Prada, pero hay que decirlo: allí arriba falta talento, falta alguien que te emocione, falta que de una puñetera vez venga alguien y haga un arroz que cuando lo pruebes te quedes sin habla, algo de desprendimiento de retina, que dice una amiga.
No lo hay, no lo ha habido y quizás no lo haya porque esta terreta nuestra no va a ser más fértil en talentos que cualquier otra. Y genios de la moda, como de la literatura o de la pintura, salen media docena cada siglo y no más. Y nosotros con Montesinos tenemos el cupo cubierto hasta de aquí veinte o treinta años. Quizás el error sea crear pasarelas tan locales, porque claro, si a mi me da por montar la Semana de la Moda de Benifaió, pues me puedo ir al siglo veintiséis sin ver nada digno de mención.
Andalucía tiene a Victorio y Lucchino, Galicia a Pernas, los catalanes a Custo, Santander a Schlesser, Madrid a Jesús del Pozo y nosotros a Montesinos. Si todos desfilasen juntos, la pasarela sería eso: “la leche”. Pero si cada uno se empeñase en desfilar en el rellano de su piso, acompañado por sus vecinos de rellano, su pasarela sería eso, “una castaña pilonga”. Valencia, como ya lo hizo Galicia, puede crear marca, pero no va a crear tendencia. Pero, ¡por favor!, si ya es difícil que cree tendencia un país, adónde vamos nosotros. Si queremos crear marca, adelante, eso sí que se puede hacer porque depende más de un tejido empresarial y comercial, que del talento de los diseñadores. Pero eso no se hace con una pasarela, eso se hace contratando a los lumbreras del IESE y a los gurús del marketing.
En fin, que este año la Semana de la Moda de Valencia ha sido más de lo mismo: sólo David Delfín y Hannibal Laguna, que de valencianos tienen lo que Schwarzenegger de torrentino, han llamado la atención. Claro que lo que sacaron aquí ya lo sacaron hace cinco meses en Madrid, con lo cual la sorpresa era más bien poca. Por demás, todo fenomenal: las modelos, el aforo, la feria; famosos pocos, perdón, ninguno; sólo gente de aquí: Rita Barberá, Carmen Alborch, y Belén Juste, tan mona como siempre y debidamente peloteada. Cabe la esperanza de que ella, que algo debe saber de moda más que su antecesor, se dé cuenta de que las cosas se están haciendo con muy buena voluntad, pero con escasos resultados.
Bueno chicas, os dejo, que acabo de estrenar un blog y estoy super-mega-emocionadísima. Como dice mi hija es un mole que te pasas; cuento cosas de lo más triviales y tiene la ventaja de cualquiera puede entrar y ponerme a caer de un burro, incluso los organizadores de la Semana de la Moda de Valencia.
16 comentarios:
Enhorabuena por el nuevo blog, Bego.
Lo seguiremos de cerca.
Gracias Nada Importa! Y enhorabuena por tu nuevo diseño (bolsitas de te incluidas)
Me alegro mucho!!Qué suerte tienes de alojar el blog en el mundo!!Me encanta ese periódico!
Totalmente de acuerdo contigo. La union hace la fuerza, pero mientras nos sigamos empeñando en presentar las colecciones cada uno en su casa...
Un beso!
Pero esta claro, si el cocinero tiene enchufe con el dueño del restaurante, por muy mal que haga la paella seguirá haciendola él y no dejará entrar a la cocina a ningún otro, por muy buena que la haga. Así nadie puede saber que hay alguien que la hace mejor. Encima si el cocinero no es valenciano...
felicidades por tu nuevo blog, Bego!!!!!!
Pues si, Donatella, un buen análisis
Besos!
¿Hannibal Laguna?, ¡me encanta!, ¿sabíais que si ganas el concurso de www.elle.es puedes asistir al kissing?, ¡si!, ¡como lo leeis!, ¡pleno backstage con champange!. El concurso sale mañana jueves 7, ¡yo se de una que mañana no curra!, jajaja
Desprendimiento de retina no, desprendimiento de oido tuve yo al escuchar las entrevistas de Alex Vidal y Jr.. Que metedura de pata, cuando Jr. dijo que su padre volvía al pret-a-porter que tenía olvidado en anteriores colecciones.¿Entonces porque desfiló en anteriores ediciones, si la pasarela es de pret-a-porter?.¿No será por que es amigo del dueño del restaurante?.
A ver, anónimo, no me hagas hablar que luego todo se sabe...
Yo lo que no entiendo es que si para poder desfilar en la próxima edición tienen que haber desfilado en la anterior, no puede haber emoción. ¿Que fué antes el huevo o la gallina?.
Un saludito,Bego.
Valentina: no es exactamente así. Te explico, hay un comite de moda formado por periodistas (este año estoy invitada por primera vez), nos dan unos criterios por los que tenemos que decidir que diseñadores desfilarán en la próxima edición. Tienes parte de razón con tu argumento. Lo primero que pregunté cuando me ofrecieron entrar en el comité es porqué no se hacía la selección de todos los que quieren participar al mismo tiempo. Ellos argumentan que no se pueden valorar cada edición veintitantos dossiers y que la cotinuidad es importante.
Yo sigo pensando que sería más ecuánime y transparente valorar todas las solicitudes a la vez, las de los que han desfilado y las de los que nunca lo han hecho, pero presentan un dossier sólido.
La selección tiene otro problema: para que un diseñador nuevo entre en la Semana de la Moda, el comité tiene que haber descartado a alguno de los que han desfilado en la última edición, así, ese hueco se cubrirá con uno nuevo. No se, creo que tiene que haber una forma más abierta de seleccionar a los participantes, sobre todo cuando se trata de una pasarela subvencionada.
En fin, espero haberte aclarado algo.
Un saludo,
Begoña
Enhorabuena, Bego... pero como alguien se meta contigo, se las verá conmigo.
Gracias coolhunter, te llamo si necesito ayuda!
Besos
¡Hola Bego!. En primer lugar perdón por el retraso en darte las gracias por tu explicación. En segundo lugar decir que no tengo parte de razón, la tengo toda. Te explico porqué: como tu misma has dicho os dan unos criterios que la mayoría de los que desfilan no cumplen, con lo cual ya se pueden hacer muchos huecos. Lo que no se debe hacer es no admitir las solicitudes que no cumplan los requisitos sin estar cumpliéndolos los que están desfilando. Vamos que
sólo pido igualdad.
Por otra parte tu idea de valorar todas las solicitudes a la vez , me parece perfecta.
Sabiendo como piensas y que vas a estar ahí este año , me siento más esperanzada y creo que así podría haber alguien que nos emocione.
Un saludito y muchísimas gracias por tu atención.
Uff, no te hagas muchas ilusiones, Valentina, igual en la próxima reunión no me quieren ni ver después de la crónica de la semana de la moda.
Te doy la razón: hay que aplicar los criterios a todos por igual.
En la Semana de Moda le pregunté a un diseñador por la diferencia entre lo que hacía él y lo que hace Presen Rodríguez o Enrique Lodares. A mí me parece que los tres hacen costura a medida.
Me contestó indignado que él presentaba la colección del invierno siguiente, no la de este verano y de ahí que lo suyo sea un pret-a-porter de lujo, no confección a medida. ¿Qué hago? Voy a la tienda a investigar si esta semana ya está vendiendo lo que presentó en el desfile? Tendría que demostrarlo porque de lo contrario es su palabra contra la mia...
Es complicado y en el comité de moda somos muchos y todos sabemos quién manda.
En fin, que hago lo que puedo, y de hecho soy la única voz crítica en Valencia, todos están encantados con nuestra pasarela
Ale, ya me he enrollado...
Tu crónica de la semana de la moda fue muy buena. Eres la única que tiene la valentía de decir la verdad, sabiendo lo que te juegas. Ellos se lo perderán si no te quieren ver. Hay que aceptar la crítica , ya sea buena o mala, y si es mala aceptarla como algo positivo, como un aliciente para superarse la próxima vez.
Por cierto no hace falta ni pasarse por esa tienda a investigar, hay muchas cosas que le delatan y con tan sólo una llamada preguntando por aquel modelito que viste en la pasarela y tanto te gustó, verás como si que está a la venta. Como lo estarán los modelitos italianos que compra. ¡Vaya industria!. Imagínate a Dior vendiendo Valentinos y a Versace vendiendo Chaneles.
Un besote Begoña, y aquí me tienes para demostrar lo que haga falta.
Publicar un comentario