sábado, 2 de julio de 2011

Doña Leti se quedó en casa


La semana pasada se nos casó Alberto de Mónaco, nadie podrá decir que el chico se ha apresurado, y mientras la realeza brindaba en Mónaco por los novios, nuestro Príncipe Felipe cenaba en el Náutico de Valencia. Su mujer debió de quedarse en casa, para mí que un poco de bajón porque, hija, debe de ser un poco frustrante ser princesa y no ir a esa boda. Imagínatelo, todas las princesas del mundo: Mary Donaldson de Dinamarca, Máxima Zorreguieta de Holanda, Mette-Marit de Noruega, Matilde de Bélgica, llamándose unas a otras por teléfono para cotillear el modelito que se van a poner, y tú en casa con cara de perro porque no vas a ir. Seguro que hubo bronca conyugal, la típica bronca que tienes con tu marido porque tu familia política ha liado la madeja y al final eres tú la que se queda en casa. Y el final de la bronca debió de acabar en un: “(…) pues me quedo en casa y no salgo, así que a Valencia te vas tú solito o que te acompañen tu mamá y tus hermanas”.
El caso es que el Príncipe se vino a Valencia con su mejor sonrisa, estuvo todo el día navegando en el Aifos como patrón y cenó en el Naútico con varios almirantes, entre ellos el Almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Manuel Rebollo, el presidente del Náutico de Valencia, Manuel Pons, regatistas y armadores.
Al día siguiente siguió regateando y no se sabe si a lo largo del día le llamaría su mujer a ver qué tal le iba, o si seguiría en casa enfurruñada viendo las fotos de sus amigas en la boda de Alberto.
La semana pasada también estuvo por aquí una prima lejana de Don Felipe, Olivia de Borbón, que vino a inaugurar la joyería Aristocrazy, la línea más juvenil de la firma Suárez, que son los joyeros que diseñaron el anillo de compromiso de Letizia. Suárez también acaba de abrir su nueva tienda de 120 metros cuadrados en el Corte Inglés de Pintor Sorolla.
Lo más sorprendente es el precio de los brillantes. Por mil y poco puedes tener un anillo de compromiso, no como el de Doña Leti, pero la mar de apañadito. Dice Encarna Roig, la encargada de la tienda, que los Suárez son de los pocos dealer que hay en España, es decir, que compran directamente a los mayoristas de diamantes, y por eso los precios son ajustados. Ahora bien, lo más de lo más es el collar de perlas que luce en escaparate, de los que suele llevar Isabel Preysler que es imagen de la firma desde hace un lustro. El collar es hipnótico, no puedes dejar de mirarlo, las perlas tienen un color y un reflejo que…uff. Me cuenta Encarna, que se emociona al hablar de joyas porque es diamantóloga, que el propio Emiliano Suárez se encarga de montar los collares, tarda entre cinco y seis años en encontrar las perlas que encajen por tamaño y color y él mismo las ensambla con todo el mimo del mundo. ¡Ay, qué pena que el collar cueste 30.000 eurines! Por cierto, Encarna me contó que es un error guardar las perlas en la caja fuerte porque necesitan mimos y que las saques a pasear. A más de una le ha pasado que después de años en la caja de un banco, se encuentre con sus perlas descascarilladas y de color verdoso. Y lo peor es que si se mueren no hay forma de recuperarlas. Tragedia total.
El jueves, Celia Valiente organizó una fiesta en la discoteca Red Valencia para celebrar que se ha quedado con la empresa Gama Congresos. La presentadora fue Lydia Peters y hubo copas, picaeta y hasta desfiel de modelos de Valentín Herráiz, que estaba emocionado con el reciente nombramiento de Lorenzo Caprile, en un tiempo modisto de la princesa, como socio de honor del Gremio de Sastres y Modistas. Además, se sirvió el nuevo vino Bisila de las bodegas Torre Oria. El mismo jueves, Dolores Enguix invitó a Moët en su óptica de la calle Barcelonina para celebrar su aniversario. Hay que ver el escaparate tan chulo que le ha dedicado a Cartier y la colección completa de gafas de Tom Ford y las californianas Oliver Peoples, ¡son lo más de lo más!

1 comentario:

Centros de rehabilitación dijo...

Una historia de cenicienta aunque a ella ni siquiera hasta la medio noche la dejaron salir.