De entre las muchas desgracias que pueden pasarte en la vida, una de ellas es presentarte en una fiesta vestida como no toca. Por ejemplo, un día sales de casa con tus mejores vaqueros y una blusa coquetona pensando que llevas el look perfecto para ir a la shopening night, una noche de compras, especial eso sí, pero de compras al fin y al cabo. Y cuando llegas a Poeta Querol descubres horrorizada que todo el mundo va vestido de cóctel, ellas con taconazos y vestidos estilosos y ellos con traje chaqueta oscuro y pañuelo en el bolsillo de la solapa. Entonces cuando te hundes en la más profunda de las miserias y piensas: “pero que de pueblo eres, guapa.”
Pues esa era yo, el jueves por la noche. No sabía dónde esconderme: aquello parecía una plaza de París o Milán la tarde de un desfile de Prada o de Vuitton. Loewe estaba más bonita que nunca, llena de amazonas de colores; En Salvatore Ferragamo, su directora María Angeles Miguel, organizó un mini desfile con su precolección de invierno y dio un cóctel con sushi y champagne. Por todas partes sonaba música en directo y hasta actuó el grupo infantil los Breakers en la tienda de niños Cristina.
Allí estaba lo más granado de la sociedad valenciana: las hermanas Fitera, Mayrén Beneyto, Tatiana Monzonís y su cuñada Alicia De Miguel con su chico, Ángel Villanueva, Marcos de Lafuente que iba hecho un dandy, Marisa Martínez, Amparo Ortuño, Carmen Martínez Colomer, María Jesús Puchalt, Iris Lezcano (Anitín en la Alquería Blanca)..., todas arregladísimas de la muerte y yo con mis vaqueros. Hubiese dado media vida porque de pronto un aguacero obligase a todo el mundo a irse a su casa, pero la lluvia no llegaba y yo seguía buscando a alguna hippy despistada que me hiciese compañía. Para colmo de males, me crucé con la Lomana, la reina del glamour, y no se me ocurrió otra cosa que preguntarle de quien era el impresionante modelito que llevaba, a lo que ella, levantando su mirada hacia el horizonte, me respondió: “Que poco fashion eres si no sabes que esto de Dolce Gabbana, el mismo que llevó Scarlett Johansson.”
¡Ale Begoñita!, pensé, di que te duele muchísimo la cabeza y lárgate de aquí con tus odiosos vaqueros. Con mi triste depresión, me fui a la zona del Mercado de Colón, pensando que si allí mis vaqueros también desentonaban, mi futuro era el destierro. Pero allí no había sushi ni champagne, sino mojitos, palomitas, perritos calientes y vaqueros, muchos vaqueros.
Dentro de la Galería la gente comía papas, montones de papas, que Jorge Abadía, de Spantajáparos, había comprado a granel; todo un acierto entre tanto mojito. Un ambiente bien distinto al de Poeta Querol, pero no menos divertido. Afuera, Francis Montesinos no daba abasto para saludar a tanta gente y hasta tuvieron que restringir el acceso a la tienda. Womensecret, Alejandra Montaner, TCN y October eran un trasiego de gente entrando y saliendo, por no hablar de la tienda de Presen Rodríguez, epicentro de la noche, o la de Verónica Montijano, que arrasó con los descuentos.
Un par de calles arriba, en Hernán Cortés, Hannover reunía a los hombres más elegantes de valencia, mientras el coctelero de Belgravia preparaba unos mojitos espectaculares en la tienda de Marta de Diego. Marta acaba de traer en exclusiva la colección de sombreros y tocados de Philip Treacy, el mismo que viste las cabezas de Kate Middleton o Sarah Jessica Parker, y los dejó por toda la tienda para que los probásemos. Hasta Mayrén Beneyto sucumbió al encanto de unos tocados que además de sofisticados, son comodísimos, vamos, que te sientes como si hubieras nacido en la familia Real británica. Eva Marcellán y Esther Barrera se probaron media colección, aunque el de más éxito fue el que llevó Victoria Beckham en la boda de Kate y Guillermo.
Bueno, el caso es que la idea de Maribel Cosme y Yo Dona, de montar noches de compras en el centro de Valencia es un plan genial. Eso sí, el año que viene salgo de casa con tacones y me meto en el bolso unas zapatillas, para dar el cambiazo cuando vaya por el Parterre.
2 comentarios:
Tranquila, me pasó algo similar, el nivel estaba muy alto y nadie avisó. No somos catetas solo tendentes al sportwear ;)
A la próxima que tiemblen.
Desde luego, la próxima no me pillan!
Besos y gracias por comentar
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