lunes, 3 de septiembre de 2012

Tenemos nueva estrella: Juan Vidal


Un chico de Elda, crecido entre telas y modelitos de Moschino y Versace, va camino de convertirse en uno de los grandes diseñadores de este país. Juan Vidal, además de creativo y bueno, es un emprendedor como hay pocos en los tiempos que corren.


¡Esta sí que es buena! por fin un diseñador valenciano va camino de alcanzar la fama más allá del gran Montesinos. Se llama Juan Vidal… no, no seáis mal pensadas, que no tiene nada que ver con Don Alex, padre, madre, tío y abuelo de la Valencia Fashion Week. No, nuestro Juan Vidal es un chico de Elda, que desfiló dos años consecutivos en la pasarela valenciana y consiguió, eso sí, el premio a la mejor colección, y esta noche desfilará en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid.
A Vidal el oficio le viene de familia. Su padre era sastre y su madre tenía una tienda de ropa de primeras marcas. Se crio entre modelitos de Moschino, Gaultier, Versace y Dolce Gabbana. Estudio bellas artes y luego diseño de moda y se lanzó a diseñar su propia colección. Funcionó tan bien, que en 2005 sus padres decidieron cerrar su anterior negocio y dedicar el taller y la tienda a las colecciones de su hijo: esos son unos padres y no lo que hay por ahí.
A finales del verano pasado, casi sin buscarlo, Vidal tuvo un golpe de suerte. Estaba exponiendo en París en la feria Zip-Zone. Quiso el destino que los diseñadores Dolce & Gabbana, que estaban allí en busca de nuevos talentos para su tienda de Milán, pasaran por delante de su stand. Les gustó su ropa y le dieron cita para dos semanas después. Y ahora viene lo bueno. Juan y su equipo cargaron una furgoneta llena de ropa y se fueron para Milán, cual vendedores de mercadillo, a venderles a los mismísimos Dolce & Gabbana, que se quedaron prendados de la colección. Ese es el espíritu emprendedor que reclama este país y no lo de llorar por no recibir subvenciones públicas de una Generalitat que no puede con su alma.
Poco después, otra boutique hiper mega lujosa de Milán, Luisa Via Roma, lo seleccionó como firma invitada. Vidal está vendiendo muy bien en Italia; en Madrid también tiene dos puntos de venta, en Valencia no termina de cuajar. Linda Vuela a Rio (Gran Vía Marqués del Turia) compró la colección de verano -ahora la tiene de saldo- pero no repetirá este invierno. Es verdad que son prendas caras, entre 800 los vestidos y 2000 los abrigos de seda con apliques de cristal, pero el precio no puede ser menor, es un producto de lujo, confeccionado en su taller, con bordados, remates y piezas puestas a mano. Por eso dice Juan no puede hacer ropa de sport, “me encantaría, pero un camisero de algodón me saldría igual que uno de fiesta”.
Juan Vidal presentó el domingo en Madrid la colección del próximo verano. En primera fila, Marta Chavarri, Nieves Alvarez, Mayte de la Iglesia, Tania Yasera, Sara Vega –la hermana de Paz Vega- Lola Marceli, la mujer de Juanjo Puigcorve. Valencianas, ni una. A Maite Sebastiá, la directora de moda de Telva y una de las primeras en darse cuenta del talento de este chico, el desfile le pilló de vacaciones. Las hermanas Fitera, clientas habituales, tampoco pudieron ir.
Laura Fitera lleva varias temporadas encargándole vestidos y la semana pasada pudo cotillear en su taller de Elda la colección de invierno. “Es de lo más bonito que ha hecho nunca, el tejido es un estampado de impresión fotográfica de las lámparas Tiffany con bordados de crisantemos de rafia y piedras de cristal y los cortes son de alta costura, con tejidos maravillosos; Muchos diseñadores tienen buenas ideas, pero la factura es muy mala;  no es el caso de Juan”.
La colección de invierno se llama Candela y Juan Vidal dice que es la más latina de todas. “Es la sublimación de la figura femenina, una mujer hedonista que necesita salir de una realidad aburrida y evadirse, como las actrices Ava Gardner, Rita Hayworth o Bardot. Los colores de la colección son temperamentales y violentos, muy fauvistas, rojos intensos, amarillos mostaza, naranjas, negros…
Pues eso chicas, que tenemos que ir haciendo un apartadito en el armario y otro en la cartera, para hacernos con algo de este chico, no vaya a ser que las italianas se lo queden todo.