Ya decía lo decía Ortega, en la Rebelión de las Masas, la
democratización traerá consigo la pérdida de la excelencia. Tiene un tufillo
clasista, pero es cierto como la vida misma. No hay más que abrir el armario de
la abuela y compararlo con el de nuestras hijas. Se compraron un abrigo en los
años sesenta y todavía lo guardan, incluso se lo ponen cuando quieren ir
“aseas”. Abres el armario de tu hija y el chaquetón que se compró el año pasado
está hecho un guiñapo en un rincón. Ya no se lo pondrá nunca. Irá a comprarse
otro para este año.
Lo mismo que con la ropa pasa con todo: los zapatos, la
vajilla, incluso los hombres, que antes eran para toda la vida y ahora nos
duran lo que nos duran. Claro que cuando una se echa a la cara una cosa buena
de verdad, de las que se han para durar toda la vida, siente cierta nostalgia
de los tiempos pasados.
Los muebles no han quedado al margen de esa revolución.
Cuando se muera la abuela veremos qué hacemos con su dormitorio: cama, dos
mesitas, cómoda, espejo y armario de seis puertas. Ahí está, desde el mismo día
que se casó, y cómo si lo acabasen de estrenar. Ahora todo es más fugaz, más de
cambiarlo cuando te cansas de verlo. Ese cambio ha afectado, y mucho, a la
industria valenciana del mueble; la que decoró la casa de Ángela Channing
(Falcon Crest) y JR Ewin (Dallas).
Pero quien tuvo, mantuvo y retuvo. La industria del mueble
sigue viva y celebra desde hace décadas su semana grande en los últimos días de
septiembre. Al calor de la feria se organizan un montón de eventos de diseño e
interiorismo.
Este año no ha sido una excepción. El martes, los
diseñadores Mateo Climent y Sigfrido Serra invitaron a un vinito en su estudio
para presentar sus nuevas colaboraciones en lámparas. Entre los invitados, el
empresario Antonio Almerich e Isabel Almerich, Enric Pastor y Laura Velasco,
Antonio y Pablo Jordán con Beatriz Maset y Ana García-Conde, los interioristas
Pepe Cosín y su mujer Isabel Guillen, Susana Lozano, Verónica Montijano y José Luis Vilanova, Ángel Cremades, Antonio Salinas, Isabel Chover, Merche Giménez,
Isabel Martín, Amparo Balbastre, Manolo Bañó, Verónica Ruiz, la nutricionista
Elisa Escorihuela y Vicente Andreu.
El miércoles, fue el colegio de diseñadores de interior el
que se sumó a la celebración con un cóctel en el Palacio de Malferit. Allí
estuvo Manuel Campos, Cristina Chumillas y Lucia Vilar, Sonia Rayos y Silvana
Andrés, Manolo Martínez Torán, Pilar Mellado, Ricardo Alcaide, Isabel Rubio,
Toni Salinas, Amparo Ros-Arturo Catalá, el decano del Colegio Pepe Cosín, el
periodista Paco Ballester y mucha gente del sector.
La misma tarde, la antigua Galería Lezama abrió
temporalmente para una exposición de fotografía de la artista Alejandra Gandía
Blasco, apellidos vinculados al mueble. Entre los invitados, Sandra Figuerola,
Zdenka Lara, Ampa Prada, Enric Pastor, Almudena Pardilla, Fede Serratosa,
Carmen Ballesteros, Pascual del Portillo, Javier Aparici, Carmen Alborch y
Jorge Blanquer.
Otro apellido histórico del mueble valenciano, Mario
Mariner, celebró el jueves el ciento veinticinco aniversario de la firma con
una fiesta súper elegante en su showroom. Música de jazz en directo, enormes
centros de flores, cava del mejor, sushi y amigos como Eva Marcellán , Ramón
Bandrés, Gonzalo García Miranda, María Cosín y Carlos Serra, el presidente de
la Cámara de Comercio José Vicente Morata, los empresarios José Bernardo
Noblejas, Vicente Lafuente y el director de Feria Valencia Enrique Soto. De
anfitriones, Mario y Jorge Mariner.
La semana también dio para otros eventos. El jueves, el
Gremio de Sastres y Modistas celebró el primer desfile de indumentaria
valenciana en el Ateneo Mercantil con un llenazo que asegura nueva edición.
2 comentarios:
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