Cuando a las mujeres nos preguntan qué le pedimos al hombre
de nuestra vida, la lista se repite más que el la, la, la en la canción de Massiel. Todas queremos lo mismo: que
sea sincero, detallista, cariñoso, que nos quiera…, y que nos haga reír.
Dicen los antropólogos que es una ligera modificación del
llanto. Un truco aprendido cuando vivíamos en las cavernas, para retener la
atención de nuestras madres. El llanto ya no hacía efecto porque las mamás
estaban hartas de tanto lloro, así es que introdujimos una pequeña modificación
y conseguíamos el efecto deseado. Había nacido la risa. Allí se quedaba la
madre y el padre, embobados, diciéndonos ajo y haciéndonos cosquillitas en la
barbilla.
Desde entonces, hacer reír es chollazo, sirve igual para
hacer amigos, que para enamorar a alguien, caer bien a la gente, recibir
invitaciones a troche y moche para cualquier evento social. Sirve para todo.
Una buena carcajada libera endorfinas y te hace sentir bien,
feliz, despreocupada, viva. Es lo que pasó el jueves en el estreno de la obra
de teatro de La Cubana, Adiós Arturo. Es una comedia loquísima, como diría
Agatha Ruiz de la Prada, con personajes de lo más surrealistas: una stripper de
noventa años, transformistas, una inglesa aficionada a los toros, un escocés
que baila claqué y hasta un loro que se hace llamar Ernesto.
Por si la puesta en escena no era suficiente, a los
asistentes se les invitó a disfrazarse para entrar en el teatro bajo focos y
con música de pasodoble. Y vaya que fueron desfilando. El doctor Murgui no dudó
en plantarse una pamela rosa con flores, al igual que el periodista Joseca
Arnau, con sombrero azul. A Alfonso Manglano Beneyto lo vistieron de mayordomo
y a su mujer Eva Marcellán de marquesa con teja y mantilla.
Por la alfombra roja fueron desfilando los diseñadores Francis
Montesinos, Marta de Diego, la escritora Marta Querol, Alberto Corell y Beli
Botella, Diego Gómez Coronado, Luis Sevillano, Amparo Tejedo, Emilio Morera,
Ana Perís, Pilar Millán, la gerente del Mercado Central Cristina Oliete, el
publicista Eugenio Martín, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Laura Fitera y Marisa
Marín, el doctor Murgui con su hermana María José, Nieves Carrasco, José
Vicente Plaza, que llegó acompañado de la famosa cupletista Rosita Amores y
Clara Esmeralda, Amparo Morte y Vicente Lacomba, el doctor Ismael Zahrawi y su
mujer Ana Joudí, la diseñadora Presen Rodríguez con su hijo José Cosme, María
Gómez Polo, Jose Julio Ten y Juan Salafranca, Pepa Martí, Lluis Nadal y Josep
Lozano, Elvira Graullera…
La fiesta no acabó ahí. Tras la función, hubo cena fría con
cava en la puerta del teatro.
La semana dio para más eventos. El martes, la terraza del
hotel Meraki en Puebla de Farnals sirvió de escenario a un desfile de novias de
lo más romántico. Entre el público, Pachi Viñoles, Vanesa Gil, María Arjona,
Paz Sansaloni, Carmen Romero, Luis Fernández, Sergio Navarro, Maca Alegre,
Silvia Moreno, Majo Peirats, Olga Ferrandis, Maribel Vañó, Mercedes Giménez,
Quique Camps, Paula Bueno, Loles Guido y Ana de la Iglesia.
Al día siguiente, la Fundación COSO nos ilustró con una
nueva jornada de moda, esta vez para hablar de los fashion films, esas pelis
tan chulas con las que las firmas tratan de seducirnos para que compremos.
Entre el público, las diseñadoras Mariló Mascuñán, Verónica Laboulais y Andra
Cora, Jennifer Garrido, Gabriela Rosell,
Adriana Smith, Cristina Jiménez, Teresa Sansano, Lola Giner, Concha Marco y
Sagrario Sánchez.Hablando de moda, esta semana se anunció que el próximo Premio Aguja Brillante, del Gremio de Sastres y Modistas, es para el diseñador Luis Rocamora. El presidente del Gremio, Juan Tochena, ya está trabajando para la gala que se celebrará en noviembre, en la que se entregará el premio.
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