martes, 2 de octubre de 2018

Chicas, a reirse


Cuando a las mujeres nos preguntan qué le pedimos al hombre de nuestra vida, la lista se repite más que el la, la, la en la canción de Massiel. Todas queremos lo mismo: que sea sincero, detallista, cariñoso, que nos quiera…, y que nos haga reír.
Dicen los antropólogos que es una ligera modificación del llanto. Un truco aprendido cuando vivíamos en las cavernas, para retener la atención de nuestras madres. El llanto ya no hacía efecto porque las mamás estaban hartas de tanto lloro, así es que introdujimos una pequeña modificación y conseguíamos el efecto deseado. Había nacido la risa. Allí se quedaba la madre y el padre, embobados, diciéndonos ajo y haciéndonos cosquillitas en la barbilla.
Desde entonces, hacer reír es chollazo, sirve igual para hacer amigos, que para enamorar a alguien, caer bien a la gente, recibir invitaciones a troche y moche para cualquier evento social. Sirve para todo.
Una buena carcajada libera endorfinas y te hace sentir bien, feliz, despreocupada, viva. Es lo que pasó el jueves en el estreno de la obra de teatro de La Cubana, Adiós Arturo. Es una comedia loquísima, como diría Agatha Ruiz de la Prada, con personajes de lo más surrealistas: una stripper de noventa años, transformistas, una inglesa aficionada a los toros, un escocés que baila claqué y hasta un loro que se hace llamar Ernesto.
Por si la puesta en escena no era suficiente, a los asistentes se les invitó a disfrazarse para entrar en el teatro bajo focos y con música de pasodoble. Y vaya que fueron desfilando. El doctor Murgui no dudó en plantarse una pamela rosa con flores, al igual que el periodista Joseca Arnau, con sombrero azul. A Alfonso Manglano Beneyto lo vistieron de mayordomo y a su mujer Eva Marcellán de marquesa con teja y mantilla.
Por la alfombra roja fueron desfilando los diseñadores Francis Montesinos, Marta de Diego, la escritora Marta Querol, Alberto Corell y Beli Botella, Diego Gómez Coronado, Luis Sevillano, Amparo Tejedo, Emilio Morera, Ana Perís, Pilar Millán, la gerente del Mercado Central Cristina Oliete, el publicista Eugenio Martín, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Laura Fitera y Marisa Marín, el doctor Murgui con su hermana María José, Nieves Carrasco, José Vicente Plaza, que llegó acompañado de la famosa cupletista Rosita Amores y Clara Esmeralda, Amparo Morte y Vicente Lacomba, el doctor Ismael Zahrawi y su mujer Ana Joudí, la diseñadora Presen Rodríguez con su hijo José Cosme, María Gómez Polo, Jose Julio Ten y Juan Salafranca, Pepa Martí, Lluis Nadal y Josep Lozano, Elvira Graullera…

La fiesta no acabó ahí. Tras la función, hubo cena fría con cava en la puerta del teatro.
La semana dio para más eventos. El martes, la terraza del hotel Meraki en Puebla de Farnals sirvió de escenario a un desfile de novias de lo más romántico. Entre el público, Pachi Viñoles, Vanesa Gil, María Arjona, Paz Sansaloni, Carmen Romero, Luis Fernández, Sergio Navarro, Maca Alegre, Silvia Moreno, Majo Peirats, Olga Ferrandis, Maribel Vañó, Mercedes Giménez, Quique Camps, Paula Bueno, Loles Guido y Ana de la Iglesia.
Al día siguiente, la Fundación COSO nos ilustró con una nueva jornada de moda, esta vez para hablar de los fashion films, esas pelis tan chulas con las que las firmas tratan de seducirnos para que compremos. Entre el público, las diseñadoras Mariló Mascuñán, Verónica Laboulais y Andra Cora,  Jennifer Garrido, Gabriela Rosell, Adriana Smith, Cristina Jiménez, Teresa Sansano, Lola Giner, Concha Marco y Sagrario Sánchez.
Hablando de moda, esta semana se anunció que el próximo Premio Aguja Brillante, del Gremio de Sastres y Modistas, es para el diseñador Luis Rocamora. El presidente del Gremio, Juan Tochena, ya está trabajando para la gala que se celebrará en noviembre, en la que se entregará el premio.


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