A las que nacimos en el 68 nos quedan tres telediarios para despedirnos de cualquier posibilidad de que nos sigan considerando jóvenes: cuando entras en los cuarenta ya eres inevitablemente una señora. Las matemáticas son inmisericordes y por más que tratas de rejuvenecer tu look con minifaldas y vaqueritos ajustados, lo cierto es que cuando cumples los cuarenta, cada día que pasa es uno menos que falta para llegar a los cincuenta y eso un cierto pavor, porque recuerdas que de niña tu abuelita tenía esa edad. Encima, según una amiga, cuando cumples cuarenta te llenas de arrugas… ¡pánico me da!
En fin, que llevo una temporada larga debatiéndome entre si el día de mi cuarenta cumpleaños debo celebrarlo por todo lo alto, o prefiero encerrarme en mi habitación, bajar la persiana, cerrar la puerta y decir a todo el mundo que una enorme cefalea amenaza con llevarme de este mundo. Y en esas andaba hasta hace unos días, cuando cae en mis manos una nota de prensa anunciando que Arturo Blanch va a celebrar su cincuenta cumpleaños con una fiesta de disfraces en el Alameda Palace. Lo primero que pensé fue: “uff, qué suerte, ya tiene cincuenta, no tiene que pasar por los cuarenta”.
La nota de prensa anunciaba una web, arturocumple50.com, en la que daba instrucciones para ir a la fiesta: imprescindible el uso de toga, así es que se podía ir de egipcio, de romano, de árabe, de Rappel, de Harry Potter o de monja. ¡Fantástico!, eso es echarle bemoles a la vida y saber disfrutarla. Y llegó la fiesta. Entre los invitados –la lista está en la página web, para los cotillas-, estaban amigos del colegio, de La Cañada, de Jávea, del sector de la comunicación, de la política, del mundo empresarial…Ellos optaron por la chilaba y ellas por la toga de romana (mención especial al disfraz troglodita de Begoña Aguilar y Cuchita Lluch, esta última, imprescindible en cualquier fiesta que se precie).
El cumpleañero dejó la organización de su fiesta en manos de una agencia de comunicación, de ahí que todo estuviera cuidado hasta el detalle: cuando llegabas, podías posar en el photocall y hasta hacer declaraciones como si fueras famoso ¡que divertido! Ya dentro del recinto, veías en una pantalla enorme las entrevistas en directo, ¡como el tomate, pero con amigos! La música estuvo a cargo de Distrito 10 radio, emisora que aprovechó que el acto para hacer su presentación en sociedad.
Más detalles de la fiesta de cumpleaños, para los que quieran copiar ideas (benchmarking de andar por casa). Dentro del local, se montó un escenario con el fondo “Arturo cumple cincuenta” y un sillón justo en el centro, a modo de trono del Rey Arturo (¡estos de comunicación están en todo!). En la sala, decorada en blanco y negro, había barra de cócteles, mesas centrales altas y bajitas con centros de flores. El catering fue estupendo (la fondue de frutas, para repetir). Después de la cena, la periodista Esmeralda Velasco se subió al escenario, le dijo a Arturo unas palabras muy bonitas, y el subió rodeado de músicos con tambores, se sentó en el trono y subieron su mujer y sus dos hijas, que le cantaron el cumpleaños feliz (cantan de lujo las dos); después hubo tarta con velas y chica dentro, de sorpresa; música de varias décadas y, en fin, para que se hagan una idea, los últimos invitados se fueron ¡cuando ya habían dado las cinco!
No sé si me atreveré, pero visto lo visto el viernes, creo que de lo encerrarme en la habitación nada de nada. Quizás yo también monte una fiesta de disfraces, aunque creo que cambiaré las togas por pantalones cortos para ellos y para ellas vestiditos de flores sesenteros. Y quien no se disfrace, no entra.
1 comentario:
Celébrala por todo lo alto, que no se diga! Lo de la fiesta de disfraces... yo lo hice una vez y se disfrazó todo el mundo. En cambio intenté una fiesta de etiqueta, en plan Truman Capote, y sólo las chicas vinieron arregladas. Los chicos, vaqueros y camisetas con publi ¡un horror! Básicamente dependerá de las ganas de tus amigos...
Oye, y eso de las arrugas olvídalo. Ahora hay unos tratamientos fabulosos y no invasivos, como la luz pulsada, que te dejan nueva ;)
pd. No te vi en Cibeles, lástima.
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