domingo, 15 de julio de 2007

No te lo vas a creer

Hace poco leí una cita que decía: “los hombres inteligentes hablan sobre ideas; los mediocres sobre hechos y los simples, sobre personas”. Si la frase es cierta, el mundo está lleno de simples, porque hay que ver cómo cotilleamos todos. Nadie es capaz de resistirse a intervenir en una conversación sobre lo que hizo fulanito o menganita. Y si encima se cotillea sobre alguien conocido, entonces ya es lo más. La vieja cotilla, que apostada en el quicio de la puerta ponía a caldo a todo el que pasaba, ha sido sustituida por la prensa del corazón, de ahí su éxito arrollador.

Acaba de salir una revista en Valencia que habla de moda, de tiendas, de diseño…, pero ¿cuál ha sido el reportaje más comentado?, pues el de la boda del ex conseller Esteban González Pons con Piluca Bertolín, escrito por ella misma en primera persona –original desde luego sí que es esta mujer-. Pues bien, andaba yo por una tienda de ropa y veo a dos clientas ojeando el reportaje y comentando los vestidos de una y otra. Allá que voy yo y me meto en la conversación, y otra que estaba probándose una falda, oye el tema de conversación, y sale corriendo a medio vestir para integrarse al grupo.

Media hora después, entre todas habíamos logrado reconstruir la historia: que si el vestido de novia lo diseñó Pertegaz, el autor del vestido de Doña Leti; que si durante el banquete se proyectó un video con una canción interpretada por el novio; que si regalaron zapatillas de esparto con logo bordadito para que los invitados pudieran bailar hasta las mil; que si el novio recitó el poema con el que se declaró a su esposa y ese poema, junto a otros, se regalaron en un librito, "Mapa de Nuestro Besos" a los invitados, que si ella llegó al lugar con un mercedes del abuelo de él, que si un ilusionista apareció como por arte de magia... ¡Una boda romántica a más no poder! Todo eso era más o menos conocido, pero en un momento la conversación derivó hacia la primera boda de Piluca Bertolín con el diseñador MacDiego, que, aunque se celebró hace años, todavía se recuerda por lo fuerte que fue. ¿Cómo? ¡Cuenta, cuenta!

Pues sí, dice una de las tertulianas, emocionada por haber captado el interés de toda la tienda: durante el banquete, se proyectaron imágenes de la operación de fimosis del novio, Diego Ruiz de la Torre Gómez de Barreda. ¿En serio? –No sólo la de fimosis, sino también la de hemorroides. ¡Es verdad, si fue muy comentado en Valencia! –Dijo otra. Además, los novios fueron al banquete con vaqueros mientras una pareja de actores, vestidos de novios, se sacaban fotos con los invitados, que entre 1500 había hasta quien no conocía a los novios. Pues sí –dice otra-, además había que vestir sin corbata y había que ver la mezcla de gente, que allí estaban hasta los Hell Angels, esos moteros con pinta de guarrindongos . Si, y al finalizar el hubo un baile con estriptease sorpresa sobre un tractor –añadió otra. ¡Qué me dices! Pues sí, una boda tan heavy que pasará a la historia precisamente por lo contrario a la poética boda con González Pons, concluyó la más lista del grupo.

En parte, es lógico que alguien como MacDiego, -autor de las siluetas de Picasso que se ven en varias calles de Valencia y el spot de Bancaja para las retransmisiones de fútbol, el mismo que se atrevió a colgar un enorme desnudo suyo sobre un edificio de la Gran Vía-, sacase sus mejores ideas para su gran día. Y además: ¿de qué íbamos a cotillear si no fuera por estas bodas? Desde luego, si hablar de personas es una simpleza… ¡Viva lo simple!, que no veo yo en el mostrador de Chapeau hablando de la diferencia entre el método kantiano y el cartesiano.

domingo, 8 de julio de 2007

Al arroz con bogavante le sienta bien el Moët

Más de uno ha respirado tranquilo ahora que el Alingui ha ganado la regata y es probable que la Copa America se quede en Valencia. ¡Uff, que alivio! Si todo va bien, volveremos a los cócteles con Moët, a las fiestas glamurosas y al fondo de armario con vestidos de largo. ¡Qué sería de nosotros si nos quitan todas esas fiestas a las que nos hemos acostumbrado! ¡No quiero ni pensarlo!

Es verdad que cuando se anunció que seríamos la sede de Copa América, muchos no intuíamos lo que se venía encima. La primera impresión de que aquí se estaba cociendo algo importante la tuvimos cuando vino Miuccia Prada para la botadura del Luna Rossa. ¡La dueña de Prada en Valencia! Estaba claro que algo iba a cambiar en la patria del Cap i Casal, pero –diantres, siempre hay un pero- pronto con ella llegó también el primer fiasco para más de uno. De alguna manera, Miuccia vino a poner las cosas en su sitio: Valencia era ya la sede de la Copa y eso la convertía en uno de los centros de atención del glamour internacional, pero no todo el monte iba a ser orégano, y más de uno se sintió despechado cuando se acercaba la fecha de la botadura y el cartero no traía la esperada invitación.

Había que empezar a admitirlo: la Copa América era una celebración de pijos internacionales que ora se reunen en Saint Tropez, ora en Nueva York y, mira tú por donde, ahora incluían a Valencia en sus itinerarios. Sólo así se explica que cuando Prada echó la casa por la ventana en su megafiesta del pasado abril, las invitaciones fueran en inglés, que en las bases de los equipos te preguntaran en todos los idiomas menos en castellano y que no nos enterásemos ni de la mitad de fiestas privadas que han organizado los patrocinadores. Esta es una competición de millonarios y todo lo que preparan está pensando para mimar a sus invitados archi-mega-vip, desde el pantalán de los megayates, hasta los barcos de los patrocinadores.

Con la Copa América los valencianos hemos vivido una historia de encuentros y desencuentros. Nosotros, hay que decirlo, no teníamos ni idea de qué iba la Copa América, ni porqué se montaba tanto revuelo por unas regatas. Tampoco entendimos bien por qué, si estamos en Valencia, te recibían en las fiestas con un “buona sera” o un “hello”. Pero una vez nos conocimos mejor (no por las grandes cadenas de televisión españolas, que hay que ver que poca cobertura nos ha dado), tanto unos como otros empezamos a disfrutar. Nosotros, con la competición y la dársena del puerto, tan animada; los suizos, con la ciudad, el clima, el mar y hasta con los valencianos, de quienes dijo Patrizio Bertelli (no confundir con el suizo Bertarelli), esposo de Miuccia Prada, aquello de que “no tenemos tradición marina, ni conocemos ni entendemos de vela…” Menos mal que luego llegó Rita Barberá y le respondió que “Poca afición puede crear un equipo como Luna Rossa entre los valencianos si no invita a nadie a la botadura de su barco”.

En el fondo era un problema de conocimiento mutuo. Como dijo un viejo profesor de mi Universidad –bueno, igual no era tan viejo, pero queda bien la frase-,”Se conoce lo que se ama y se ama lo que se conoce”. Parece de perogrullo, pero tiene mucha miga: Lo que no se conoce, es imposible que se ame. Y, al revés, si algo te gusta, quieres saber cada vez más. Total, que ahora que nos conocemos mejor y hemos empezado a amarnos cual tortolitos en fase flechazo (aunque esto de Copa América tiene más de relación interesada que de amor platónico), toca confiar en que los suizos se queden aquí, ¿dónde van a estar mejor ahora que ellos se han acostumbrado al arroz con bogavante y nosotros al Moët Chandon?

martes, 3 de julio de 2007

Qué triste es ser pobre

Lo malo de las crisis económicas es que no afectan a los ricos; ¡qué mal me caen!, siempre con esas tarjetas inmunes a los vaivenes del Euribor, del precio de la gasolina, y del de la luz. Y una de dos, o a la sombra de las recalificaciones de huertos de naranjos han proliferado los ricos y hay más que quinceañeras en un concierto de Bisbal, o es que las empresas de créditos fáciles se están poniendo las botas. O quizás sean las dos cosas juntas, sí eso debe de ser, porque si no, cuesta entender que con los sueldos que corren, haya mercado para tanta tienda cara como se está abriendo en Valencia. Esta semana, ha habido dos inauguraciones de tiendas archi-super- mega de todo para que los que vivan de algo más de un sueldo de mileruista. Y las dos con champagne y catering del bueno. ¡Ale, que no decaiga la fiesta! (ahora cuando llegue el invierno veremos, sin Copa América, menudo bajón…)

La primera inauguración fue el miércoles: Rabat, una firma muy conocida en Barcelona, con dos joyerías ¡dos! en pleno Passeig de Gràcia, ha escogido la calle Colón de Valencia para su primera aventura fuera de Barcelona. Bueno, en realidad ya probó suerte hace un año con un espacio dentro del Corté Inglés de Pintor Sorolla, y debe haberles ido muy bien porque ahora repiten con una tienda entera. ¡Y qué tienda! Decorada por Estrella Salietti, el espacio resulta bastante atípico para una joyería. Vamos, que más bien parece una tienda de moda. Y no es casualidad, porque Rabat se ha situado intencionadamente en el extremo opuesto a la joyería clásica: nada de joyas para toda la vida, de esas que buscan las madres para que pasen a sus hijas; Por el contrario, Rabat tiene relojes y joyas de mucha tendencia y de firmas tan conocidas como Cartier, Panerai, Chopard, Chaumet o Dior. Su público: modernos, deportistas con pasta, cincuentones con deportivo y señoras que todavía se atreven con pitillos y taconazos y no quieren ni oír hablar del traje chaqueta de largo a la rodilla. Cuentan que en su tienda de Barcelona es muy habitual ver limusinas aparcadas en la puerta, con jugadores de fútbol y famosos de diversa procedencia. De todos modos, Jordi Rabat, el hijo de los dueños, Cuca y Esteve Rabat, que estuvo en Valencia para la inauguración, dice que en esta joyería hay piezas para todos los presupuestos. De hecho, Jordi asegura que el espacio está pensado para que no intimide y sea de fácil acceso a todos, como si fuera una tienda de ropa, de modo que puedas cotillear por los expositores y fichar desde un reloj carísimo o un móvil de lujo, como los Vertu, hasta una pulserita de cordón de piel, de esas parecidas a las que venden los hippies. En ese segmento de consumidor de pulserita hippie ya entramos los pobres… ¡Si es que no se les escapa una!

La firma de moda Hugo Boss protagonizó la segunda inauguración de la semana. Celebración por todo lo alto para su nueva tienda de la calle la Paz, incluidos futbolistas famosos -Cañizares, David Abelda, Edu-, de la moto (Fonsi Nieto); el cantante Manu Tenorio y hasta el torero Oscar Higares ¡que no falte de nada! La tienda está muy bien, mucho más amplia que la que tenían en la calle Correos, que se quedará para la ropa de mujer, porque en la que acaban de abrir sólo tienen las colecciones de hombre. Eso sí, las tienen todas: sastrería, sportwear y la línea Orange, de ropa más de calle, y la Green, para hacer deporte. Y para rematar la fiesta, cenita ideal de la muerte en la terraza de L’Umbracle, con catering del bueno, música de la buena, sillones cómodos y ese entorno tan fantástico que es para no dejar de mirarlo. ¡Ay, que malo es ser pobre!