Me encantan las parejas formadas por un diseñador y un empresario. Son como el agua y el aceite, pero no pueden vivir el uno sin el otro. Los diseñadores –por lo general- poco saben de cuadrar un balance, redactar un plan de marketing o negociar con el banquero. ¡Qué palabras tan feas, marketing, balance y banquero! Ellos, tan creativos, prefieren hablar de cosas más livianas y estéticas, como los linos, volúmenes, sedas…. Un amigo diseñador me decía: pues claro, el dinero para gastar, pero hablar de dinero es un horror. Por eso, lo normal es que un diseñador acabe asociándose con un empresario.
En ocasiones, la unión es tal que llegan a ser pareja. Es el caso de Miuccia Prada y Patricio Bertelli. Ella creativa y él una bestia para los negocios (feo pero listo). O Yves Saint Laurent con su socio Pierre Bergè, que también era su pareja sentimental. O el de Totón Comella y Josep Mª Donat, la diseñadora y el presidente de TCN, casados y socios desde hace más de veinte años. El matrimonio estuvo en Valencia la semana pasada para inaugurar su nueva tienda de Cirilo Amorós 49. Invitaron a un grupo de periodistas a comer en El Alto de Colón y allí pudimos charlar un buen rato con los dos, cada uno con su tema.
Totón es creativa total. Lo primero en lo que se fijó fue en el tamaño de las servilletas de lino del restaurante. Ella creció entre telas y máquinas de hilar porque su padre se dedicaba al negocio textil. Nos contó que empezó a estudiar bellas artes y por circunstancias familiares tuvo que dejarlo y hacerse cargo de las empresas. Fue un desastre, claro. Al final, vendieron el negocio y ella decidió empezar de cero, con 22 añitos, diseñando una colección de baño en un pequeño local. Ella sabía diseñar pero de empresa no tenía ni idea. En esa época conoció a Donat, que venía del negocio de la joyería y algo sabía de números. Y, ¡tachán! Así nació TCN, una firma en plena expansión, que ahora tiene colecciones de prêt-à-porter, baño, lencería, niños y una red de once tiendas en España.
El alma de TCN es Totón, que si la ves en persona es la viva imagen de su ropa. Vestida con una camisola blanca de popelín, mini rebequita de algodón, unos vaqueros desgastados y, en lugar de collares, el móvil y las gafas de ver, transmite toda las claves de la ropa de TCN: comodidad, sencillez, frescura, calidad, y sobre todo, naturalidad. Ni maquillaje, ni mechas, ni operaciones de estética (tan antiestéticas) ni perfumes agresivos, ¡me encanta! Tanto la tienda como su ropa es así, te apetece entrar y probarte, te imaginas con uno de sus vestiditos en un fin de semana de playa, o en el barco tomando el sol o simplemente relajada en la mecedora de una casa de campo. ¡Qué bien!
Claro que detrás de Totón está Donat. Listo, catalán, empresario y un poco chulo. Me dice: “fíjate, un diseñador cambia cada temporada su colección, pero yo digo que hay que fabricar de nuevo las prendas que han funcionado bien, el fondo de armario, eso se seguirá vendiendo, seguro”. Donat también me habló de la Pasarela Gaudí, de la que sabe bastante porque la estuvo dirigiendo durante tres años, antes de que el tripartito la liquidara definitivamente. “Se han cargado la moda catalana” afirma rotundo y cabreado. Donat me dio un punto de vista muy distinto al que yo tenía de las pasarelas: a él le da igual que una colección sea creativa o innovadora; si la pasarela sirve para vender y promocionar la colección, es suficiente, siempre que haya una empresa detrás. En su opinión, una pasarela que subvencione diseño sin empresa, no sirve para nada. Si le preguntan lo mismo al diseñador, ¿Qué apostamos a que opina lo contrario?
En ocasiones, la unión es tal que llegan a ser pareja. Es el caso de Miuccia Prada y Patricio Bertelli. Ella creativa y él una bestia para los negocios (feo pero listo). O Yves Saint Laurent con su socio Pierre Bergè, que también era su pareja sentimental. O el de Totón Comella y Josep Mª Donat, la diseñadora y el presidente de TCN, casados y socios desde hace más de veinte años. El matrimonio estuvo en Valencia la semana pasada para inaugurar su nueva tienda de Cirilo Amorós 49. Invitaron a un grupo de periodistas a comer en El Alto de Colón y allí pudimos charlar un buen rato con los dos, cada uno con su tema.
Totón es creativa total. Lo primero en lo que se fijó fue en el tamaño de las servilletas de lino del restaurante. Ella creció entre telas y máquinas de hilar porque su padre se dedicaba al negocio textil. Nos contó que empezó a estudiar bellas artes y por circunstancias familiares tuvo que dejarlo y hacerse cargo de las empresas. Fue un desastre, claro. Al final, vendieron el negocio y ella decidió empezar de cero, con 22 añitos, diseñando una colección de baño en un pequeño local. Ella sabía diseñar pero de empresa no tenía ni idea. En esa época conoció a Donat, que venía del negocio de la joyería y algo sabía de números. Y, ¡tachán! Así nació TCN, una firma en plena expansión, que ahora tiene colecciones de prêt-à-porter, baño, lencería, niños y una red de once tiendas en España.
El alma de TCN es Totón, que si la ves en persona es la viva imagen de su ropa. Vestida con una camisola blanca de popelín, mini rebequita de algodón, unos vaqueros desgastados y, en lugar de collares, el móvil y las gafas de ver, transmite toda las claves de la ropa de TCN: comodidad, sencillez, frescura, calidad, y sobre todo, naturalidad. Ni maquillaje, ni mechas, ni operaciones de estética (tan antiestéticas) ni perfumes agresivos, ¡me encanta! Tanto la tienda como su ropa es así, te apetece entrar y probarte, te imaginas con uno de sus vestiditos en un fin de semana de playa, o en el barco tomando el sol o simplemente relajada en la mecedora de una casa de campo. ¡Qué bien!
Claro que detrás de Totón está Donat. Listo, catalán, empresario y un poco chulo. Me dice: “fíjate, un diseñador cambia cada temporada su colección, pero yo digo que hay que fabricar de nuevo las prendas que han funcionado bien, el fondo de armario, eso se seguirá vendiendo, seguro”. Donat también me habló de la Pasarela Gaudí, de la que sabe bastante porque la estuvo dirigiendo durante tres años, antes de que el tripartito la liquidara definitivamente. “Se han cargado la moda catalana” afirma rotundo y cabreado. Donat me dio un punto de vista muy distinto al que yo tenía de las pasarelas: a él le da igual que una colección sea creativa o innovadora; si la pasarela sirve para vender y promocionar la colección, es suficiente, siempre que haya una empresa detrás. En su opinión, una pasarela que subvencione diseño sin empresa, no sirve para nada. Si le preguntan lo mismo al diseñador, ¿Qué apostamos a que opina lo contrario?
4 comentarios:
El perfecto equilibrio está en la fusión de ambos. No olvidemos que se trata de ganar dinero, algo que muchos olvidan. La moda es una fábrica de sueños, pero como toda "fábrica" haya obreros detrás que viven de ello.
Sobre todo en los comienzos es basico tener una buena y clara vision empresarial. Con lo complicado que es que cuadren los numeros en esta industria...
Sin duda todo creativo de moda necesita un empresario detras que le ponga los pies en la tierra, sea su pareja o no.
Genial el post. Me encanta TCN. Es una marca que veo exactamente como la has descrito.
Besos
por favor me podrás decir el nº de jorge juan donde esta outlet siete mares?thanks
Hola anónimo, está en Jorge Juan 26, primer o segundo piso, verás el logo de Siete Mares.
Besos a todas!
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