La Valencia Fashion Week abandona El Ágora y se va al Palacio de la Exposición. El antepenúltimo proyecto faraónico del campismo despide así a uno de sus pocos clientes, alguien debería convocar un concurso en colegios y universidades buscando ideas sobre qué hacer con él, a ver si poniendo toda la materia gris de esta Comunidad al servicio de la causa conseguimos darle un uso. Conste que cuando nos lo dieron, nos dijeron que era un edificio multifuncional, vamos que servía igual para un roto que para un descosido; así es que, ¡ale chicas!, a pensar a ver si alguna se le ocurre algo. Mientras tanto ahí seguirá, azotando la conciencia de una ciudad que no supo ser rica.
Mientras El Ágora llora su soledad, la Valencia Fashion Week abandona sus sueños de grandeza; adiós a la pasarela internacional que aspiraba a codearse con las grandes, la que dijo ser la segunda de España, la que alardeaba de traer a Valencia a lo más granado de la crítica de moda internacional, la que veía año tras año el desfile de Alex Vidal entre decenas y decenas de coches oficiales, la que decía que marcaba tendencia, la que aseguraba ser una fuente incesante de ingresos para Valencia y la que iba a crear una industria de la moda que haría palidecer la mismísima París.
Después de ocho años de grandeza el balance es el que es, (¡huy!, que rajoniano me ha quedado esto de “es el que es”) dieciséis ediciones (dos cada año), varios millones de euros públicos invertidos y ni una sola firma que haya despuntado en todos estos años, ni una sola industria que haya generado empleo considerable, ni una sola marca que haya exportado el nombre de Valencia más allá de Contreras.
El dinero público sobredimensionó un evento que no tenía detrás una industria que lo soportase. Creyeron que poniendo una buena guinda, el pastel ser haría solo, que haciendo grandes desfiles y gritando que éramos los mejores, llegarían los pedidos a raudales y que entonces se crearía una gran industria de la moda. Pero no fue así.
Ahora volvemos a los orígenes, una Pasarela más modesta que estará a la medida de un sector que sigue siendo artesanal y que mayoritariamente vive del mercado local. Desfilarán, entre otros, Amparo Chordá, Javier y Javier, Juan Andrés Mompó, Pepe Botella… Los Vidal, tanto el padre como el hijo, dicen que reservan sus fuerzas para ir a los showrooms de Madrid y Milán. Así es que los chóferes de la Generalitat tendrán una noche menos de trabajo.
Menos mal que hay gente que sabe crecer sin alimentarse en el abrevadero público. Esta semana, la Academia Valenciana de Gastronomía entregó sus premios y uno de ellos fue para Dacosta por su tercera estrella Michelín. En persona es un tipo encantador, muy emprendedor y nada divino. Trabaja más que una peluquera en Fallas y él solito está vendiendo Valencia por medio mundo (¡hasta el New York Times le sacó en una de sus portadas!).
A la fiesta fueron el presidente de la Real Academia de Gastronomía española, Rafael Ansón; y su vicepresidente, el Marqués de Griñón, Carlos Falcó, la presidenta de la asociación en Valencia, Cuchita Lluch, Jose Carlos Capel de Madrid Fusión, Julia Pérez de el Mundo y Alejandra Ansón de Elite Gourmet. Este año también se estuvieron en los premios el presidente Fabra y el conseller Máximo Buch, aunque no se quedaron a la comida que se celebró después en el restaurante La Embajada.
¡Aja, lo tengo!, montaremos en El Ágora una escuela de cocina internacional. Le llamaremos la Valencia Internationtar Kitchen, ¡sí, llupi! Y llevaremos conselleres, muchos conselleres, y ministros y famosos del programa de Jorge Javier, y pagaremos a famosos del mundo mundial para que vengan a comer y televisiones y blogueros y ¡ale! A gastar dinero público. ¿Y quién cocinará?, gente nueva que no conozca nadie y que no tenga un restaurante famoso. Dacosta no, ese no, que ese le quitará protagonismo al Director de la Academia…
Pie de foto: El presidente de la Real Academia de Gastronomía Rafael Ansón, el presidente Alberto Fabra y la presidenta de la Academia Valenciana Cuchita Lluch
3 comentarios:
hacia que no entraba por aquí pero ya me he puesto al dia :) necesitaba esa dosis de buen humor!
me ha encantado lo de "la que iba a crear una industria de la moda que haría palidecer la mismísima París".
un beso!
Begoña no sabes cuánto echaba de menos leer sobre la Pasarela del Carmen, ¡uy, perdón! la VFW...
Me ha encantado el articulo, Gracias!
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