Las mujeres tenemos ventaja sobre los hombres cuando nos
dedicamos a la vida pública. Ellos parecen todos iguales, apenas se distinguen
porque todos son igual de aburridos vistiendo: chaqueta, camisa, corbata y
¡ale!, a la calle, da igual que vayan a un reunión de ministros que a una cena
benéfica. Sin embargo nosotras tenemos armas para hacernos notar con nuestra
mera aparición en escena: recuérdese la histórica entrada de Carmen Alborch,
con su melena roja, que levantó de sus escaños a sus amuermadas señorías.
En esto, las socialistas son mejores que la peperas, en sus
filas ha habido mujeres como Fernández de la Vega, Bibiana Aido, Trinidad
Jiménez o Elena Salgado, que ponían un brizna de frívolo glamour al Gobierno.
Las chicas del PP parecen huir del chismorreo sobre su estilo y su apariencia,
no arriesgan y van a lo seguro: blazer, poco escote y faldas por donde mandan
los cánones de toda la vida. Sólo Cospedal parece darse cuenta de que no tiene
nada de malo utilizar ciertas armas de mujer para hacerse un hueco en la foto.
Trasladado todo esto a la política valenciana, que está de
un gris que no hay quien la aguante, tenemos una foto del Consell a la que le
falta color. Catalá y Bonig pueden ser
más o menos estilosas pero no juegan a atraer las miradas. Pero todo esto puede
que cambie.
Ha llegado un soplo de aire fresco al Palau, Esther Pastor,
la nueva Secretaria Autonómica y mano derecha del President. El jueves fue a
una fiesta en el IVAM organiza por Angela Pla con un vestido naranja
ajustadísimo, de estilo ochentero y hombro al descubierto. Uno de estos
vestidos que marcan la silueta, se adaptan al cuerpo como un guante y dejan a
nuestros hombres boquiabiertos. Vamos, sólo apto para mujeres de bandera
conscientes de que lo son. Llegó y posó en el photocall con la seguridad propia
de quien lleva años acaparando la atención de las cámaras.
A la cena fueron también Mayren Beneyto, Rosa Lladró, el
diseñador Jayme Hayón, la Consellera María José Catalá, (discreta con un
vestidito negro de cóctel), Consuelo Císcar y Rafael Blasco, el director de
Culturarts, Manuel Tomás, el periodista Juan Lagardera y la directora de Canal
9 Rosa Vidal con Javier Molins.
Angela Pla, ideal con un vestido blanco largo de Marta Diego
y joyas de Vicente Gracia, convocó a chicos
guapos como Medina, modelos internacionales como Verónica Blume, Minerva
Portillo, Elena Posokhova (vestida por Miguel Vizcaino) y Paola del Sol,
impresionante con un vestido negro de Siemprevivas; diseñadores e interioristas
(Julio Guixeres y Lorenzo Castillo) y arquitectos (Ramón Esteve y Fran
Silvestre).
Jaime Hayón -¡que mono es este chico!- recibió el premio
como mejor diseñador industrial. Le acompañó su mujer, la fotógrafa danesa Nienke Klunder, con ese
estilo sexy y elegante que manejan con inteligencia las neoyorquinas. El premio
a la mejor empresaria joven se lo llevó Sally Corell, que iba ideal con un
vestido palabra de honor que recordaba a los que llevaba Carrie Bradshaw. Se lo
entregó Rosa Lladró, mientras que Alicia de Miguel, espectacular con un vestido
largo estampado de Pucci y tocado de Peggy Rusmore, hizo lo propio con Lourdes
López, de Patos.
La presentadora de la gala fue Cristina Tárrega, que vino
con su marido, Mami Quevedo, y estuvo con otros televisivos como Ximo Rovira,
Maribel Vilaplana, Ferran Cano y Laura Grande. También estuvo Cuchita Lluch, y jóvenes guapas y estilosas como Sonsoles Gómez Torres, Mayte Sebastiá (de Telva)
y Blanca Crespi, la hija de Laura Fitera que hizo cuchipandi con el doctor Juan
Antonio Murgui y otros amigos. También se dejaron ver Alonso Manglano, Joseca
Arnau, Carol Gabarda, Isaben Simó, José Vicente Plaza, Rocío Bacharach, Tono
Sanmartín, Josep Lozano, Jarr y Alfredo Esteve.
Esther Pastor compartió mesa con Rafael Medina (¡qué envidia!),
no se sabe si María José Catalá sintió que le habían arrebatado protagonismo,
pero conociendo a las mujeres no es descartable que la Consellera esté a estas
alturas buscando nuevo estilista. Quién sabe, quizás a la vuelta del verano la
veamos entrar en Les Corts con una melena roja y un vestido que levante a sus
señorías del escaño.
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