Vas en el coche con tus hijos adolescentes. Ellos se han
aprovechado de que tú estás pensando en tus cosas para elegir la música. Ya es
la quinta canción de electro latino que te tragas, con sus letras calentorras y
su ritmo machacón: entre rapero y bakaladero duro. Te acuerdas de hace treinta
años, cuando eras tú la que ponías a U2 o a los Simple Minds y tu madre te
decía que ya estaba harta de oir a aquellos perros ladrando y ponía una cinta
de Julio Iglesias o de Camilo Sexto. Tú entonces prometiste que a tí nunca te
pasaría eso, que tú evolucionarías con tu tiempo y sabrías conectar con la
música de tus hijos. Pero, ¡jo pe!, es que no hay quien aguante esta tortura,
todas las canciones te suenan igual, con sus letras irreverentes y sus ritmos
más o menos raperos. Llega la siguiente, y ya desistes, cambias la emisora y tu
hija salta como trueno: “¡No!, no me quites esta que es buenísima”, callas y le
das otra oportunidad, pero suena más de lo mismo. No hay quien lo aguante,
tienes que admitirlo, eres una réplica de tu madre... ¡Vale, de acuerdo, lo
admito soy una carca como mi madre, pero, por el amor de Dios, quitad a este Juan
Magán de una puñetera vez!
Menos mal que siguen ahí las fiestas remember, que sirven
para recordarte que no estás sola, que toda tu generación está como tú, ahíta
del chunta-chunta latino y manteniendo las ganas de darle un meneo a nuestras
todavía ágiles caderas. Esas fiestas tienen un chute de autoafirmación, la
constatación de que seguimos ahí, de que nuestros todavía esbeltos tobillos son
capaces de aguantar un par de saltos (no muchos más) cuando pinchan Don't You.
El viernes, buena parte de los desidiosos padres que
veranean en Xàbia se corrieron una juerga a la vieja usanza en La Hacienda: la
mítica discoteca que lleva ahí, en la carretera entre Xàbia y Denia, más de
treinta años y que conoció las glorias de nuestro tiempo. Ahora está de capa
caída por los vaivenes de las modas y porque somos más sensatos y preferimos ir
a sitios en los que no tengamos que conducir para volver a casa, así podemos
bebernos hasta el agua de los floreros. La fiesta la montó, por tercer año
consecutivo, Caco Monsell, un histórico de la noche valenciana, con Menchu
Roldán y Cristina Griñón. Caco la bautizaró como “satisfaction” en honor a los
Rolling. No deja de ser una réplica de la que monta Pacha en Ibiza con el
nombre de flower-power con música de los
sesenta y setenta. Pero hay una diferencia, en Ibiza hay más famoseo de
photocall y gente de allende fronteras, y la de Xàbia, como todo lo que pasa
por aquí, es mucho más local. Además, dice Monsell que hay otra diferencia: a
la fiesta de Pachá va gente de la edad de nuestros hijos, a veces acompañando a
sus padres, cosa que aquí no pasa. Claro, que no sé qué deciros, porque no me
acabo de ver yo en una discoteca con mis hijos: hay cosas que es mejor no ver,
y fráncamente ver a mi niña tonteando con un chaval de pantalones caídos, que enseña
los gallumbos por la cintura, es un sufrimiento que me puedo ahorrar. Claro que
el de los gallumbos bien podría ser mi hijo que mira que le ha dicho su padre
veces que se suba el pantalón, pero el tío como quien oye llover, y en casa ya
hemos desisitido. Y puestos a ahorrar sufrimientos, tampoco tiene porqué la
niña ver a su padre haciendo el macarra simulando que toca la guitarra al ritmo
de Sunday Bloody Sunday
Los Djs de la fiesta satisfaction no sólo pincharon U2,
Depeche Mode o Simple Minds, también grupos de los setenta como los Doors,
Janis Joplin o Nancy Sinatra, hasta acabar con los éxitos de Mecano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario