martes, 10 de marzo de 2015

Arroz y champagne

Los hombres tienen una habilidad especial para convertir la preparación de la comida en una juerga. Hay que reconocérselo, en esto son más listos que nosotras. El caso más paradigmático es la paella. Empiezan la juerga yendo a comprar el arreglo, ¡ya ves tú, qué tontería!; a ninguna de nosotras se le ocurriría quedar con las amigas para ir a comprar pollo y bajoqueta, pero ellos se lo pasan bomba. Luego hacen la paella: uno enciende el fuego, otro trocea la carne, otro prepara el picoteo, la cervecita y ¡ale!, a contar chistes verdes, recordar tiempos pasados y discutir de fútbol. Mientras, cualquiera de nosotras se estresa en la cocina preparando una absurda ensalada a la que luego nadie hará ni caso. Para colmo de males, la solidaridad femenina se esfuma y en cuanto te descuidas, todas las invitadas te han dejado sola en la cocina y se han ido al paellero a no hacer nada excepto picotear. No sé qué explicación tiene todo esto, quizás sea simplemente que los hombres ven en todo esto una vuelta a la vida de las cavernas. En el paellero se reencuentran con el fuego, la presa (el pollo y el conejo), las armas (los cuchillos y la paleta) y los compañeros de caza. Mientras que nosotras en la cocina sólo vemos un tiempo perdido y un esfuerzo obligado para mantener viva a la prole. Lucho Colveé, abogado, ex político, escritor, maestro arrocero y hombre de eterna sonrisa organiza de vez en cuando unas comidas de lo más divertidas. Convoca a la gente por whastApp en algún bar; él se mete en la cocina a preparar el arroz, los invitados van llegando y aquello se convierte en un evento social. La última fue el viernes pasado en Din Da Daa (Gran Vía Germanías), el restaurante de moda de Paquete Arnal (fundador de la mítica discoteca Unsur) en el que colabora Patrick Landrix, que ya le acompañó en el restaurante 39 grados. Esta vez, Colveé preparó arròs amb fesols i naps. Entre sus invitados, María Gómez Polo, Gerardo Santos con su amigo Fernando Ferrando, Juan Miguel Martínez Puerte (La Nicoletta), Mónica Morales, Inmaculada y Eugenia Villar, Olga Villar, Eugenia Martínez, Thais Casanova, Laura Pérez Vehí, Borja Barrera, Marina Arnal con su marido Juanra, Juana Camps, el cantante de Seguridad Social José Manuel Casañ y Manuel Mínguez, que pinchó música de la buena para acompañar a los gin-tonics.
La semana ya empezó con buen pie. El lunes, Javier Monedero presentó en el Hotel Balandret la Ruta del Champagne Moët Chandon, en la que participan 39 restaurantes, hoteles, coctelerías y pubs donde te puedes tomar una copa de Moët estas fallas sin necesidad de pedir toda la botella. Vamos que no hace falta ser rico para disfrutar de sus placeres.
Moët agasajó con champagne y jamoncito de Bellota a sus invitados, entre ellos María Gómez Polo, Macedonio Sanchez y su hija Arantxa, del restaurante Leixuri, los críticos gastronómicos Pedro García Mocholí y Sergio Adelantado, Bárbara de Prat, Isabel Aliño y el director del Astoria Joan Soldevilla.
Por si fuera poco glamour, el jueves las tiendas de Poeta Querol, Plaza del Patriarca y alrededores, agrupadas en Dos Aguas Luxury Shooping, organizaron una fiesta de primavera y vistieron sus mejores galas con la colaboración de Telva. Mª Angeles Miguel preparó en Ferragamo un aperitivo con parmesano, speck y mozarella y cóctel aperol spritz (típico del norte de Italia); Lourdes, de la boutique Patos, invitó a jamoncito y champagne; la tienda Azabache puso música en directo; Loewe presentó la nueva colección de su jovencísimo director creativo, J.W. Anderson y Lila Albanozzo, de Il Baco da Seta, organizó un desfile con la actriz Guadalupe Lancho en el que se vieron los bolsos Icon, de tejido de neopreno en colores vivos.
Encarna Roig, de Acosta, decoró la tienda con almendros en flor y césped natural y presentó la colección de verano como flores naciendo de los troncos con la ayuda del estudio de paisajismo Mon Verd.

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