lunes, 22 de mayo de 2017

Vestidas para triunfar

Edith Head, una de las mejores diseñadoras de vestuario que ha tenido Hollywood, solía decir que en la vida puedes conseguir cualquier cosa, si te vistes para ello. Escribió, how to dress for success (cómo vestir para el éxito), y una de sus máximas era que los vestidos: “deben ser suficientemente ceñidos para mostrar que eres una mujer y suficientemente sueltos para mostrar que eres una dama”. Además, daba consejos sobre cómo vestir para cada situación, desde encontrar trabajo hasta camelarte al jefe o conquistar al hombre de tu vida. Aquello lo escribió en 1967, cuando el estereotipo de mujer era bien distinto al nuestro.
Las tesis de Edith dan para un café más que para un doctorado, porque por mucho que te vistas de bióloga, no vas a descifrar el genoma. Pero algo de verdad hay en todo esto, sobre todo en lo que afecta a las mujeres. Los hombres para estas cosas del agradar son mucho más básicos. Tienen tres looks: elegante, sport y bañador. Con eso pasan toda la vida, sin otra innovación que decidir si lucen el traje con o sin corbata, o si sustituyen la camisa por un polo. Lo de las mujeres es mucho más complicado, las opciones y combinaciones son infinitas; y lo que es peor, el mensaje que transmite nuestro atuendo tiene muchos más matices.
Sirva como muestra un botón. Ahí tenéis al conseller Marzà, que llegó al poder con camisas de cuello Mao (sin cuello, como las de Mao Zedong) y ahí sigue, con las mismas camisas. Sin embargo su jefa, Mónica Oltra, ha ido evolucionando desde las samarretas reivindicativas, hasta el estilo actual, que parece sacado del manual de Edith Head. Su fondo de armario ha sufrido una evolución estilística digna de Cámbiame. Poco a poco, ha ido incorporando piezas más femeninas y clásicas: zapatos de salón, vestidos que marcan el talle, rebequitas y toda una paleta de colores que van del rosa empolvado y coral al verde y azul.
El culmen de esta transformación se vio esta semana en el Club de Encuentro Manuel Broseta. Allí estaba la lideresa de Compromís, vestida como si fuese una de las amigas de Doña Letizia en la Comunión de la Infanta Leonor: un vestido negro sin mangas, cuerpo entallado y falda de tablas y como adorno una cadenita con colgante de cruz. Sencilla, coqueta, discreta, vamos lo que nuestras madres siempre han dicho: muy mona, que es su forma de decir que vas vestida conforme mandan los cánones y no, “donant que pensar”, que es lo que nuestras abuelas decían de las que enseñaban más de la cuenta; o “feta una consevol”, que era el calificativo para las que iban poco femeninas.
A la vicepresidenta todavía le falta dar un paso: llenar su armario de firmas de lujo, pero no sabemos si llegará a tanto, eso supondría entregarse al capitalismo más conspicuo y podría enfriar la relación con Pablo Iglesias.
Mónica Oltra no ha sido la única mujer protagonista de la vida social valenciana esta semana. El jueves, Sara Joudí volvió a llenar su galería Shiras en la inauguración de la exposición de Javier Chapa. Allí estuvo lo más granado de la sociedad y cultura valencianas: los artistas Miquel Navarro, Horacio Silva, Saborit, Nuria Rodríguez, Sebastián Nicolau, Claudio Zirotti, Javier Calvo y Helga Grollo, el mecenas Jose Pedro Martinez (Martínez Guerricabeitia), Vicente Simó, Vicente Navarro, María Romeu, José Martí Cunquero, Carlos Castellanos, Miguel Chordá, Rafael Armengol, la siempre estilosa Laura Gallego y Angel Villanueva, María José Albert, Borja Suárez de Lezo, el arquitecto José Marti y su mujer Mª Ángeles, el doctor Isamel Zaharawi y las empresarias Paz y Teresa Navarro.
También estuvo el presidente de la Real Academia de bellas artes Manuel Muñoz, el decano de Bellas Artes José Luis Cueto y el diseñador de interiores Ricardo Alcaide, que hace unos días inauguró exposición en la Galería Pepita Lumier. Alcaide está especializado montar proyectos que son difíciles de ejecutar, como el globo gigante que diseñó Jorge Lawerta para el escaparate de Hannover o las letras enormes de la Valencia Disseny Week.

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