Hoy es el día de la madre. Las mujeres vivimos la maternidad
de forma distinta conforme avanza nuestra vida. A los diez años es un sueño; a
los veinte una pesadilla; a los treinta un temor; a los cuarenta gratitud, a
los cincuenta preocupación, a los sesenta envidia y a partir de los setenta, nostalgia.
Cada una de esas etapas va acompañada del siempre necesario compañero, ¡qué le
vamos a hacer, tenemos que cargar con eso! Primero es un príncipe azul de
ensueño, un hombre perfecto que
se parece a papá. A los veinte no piensas en él, estás en otras cosas. A los treinta dudas si quedarte con el que tienes o seguir buscando. A los cuarenta crees que has acertado; a los cincuenta: “¡uff, debí seguir buscando!”; a partir de los sesenta: “Bueno, tampoco está tan mal. Al fin y al cabo, ¿qué más da? ha cumplido su misión”.
se parece a papá. A los veinte no piensas en él, estás en otras cosas. A los treinta dudas si quedarte con el que tienes o seguir buscando. A los cuarenta crees que has acertado; a los cincuenta: “¡uff, debí seguir buscando!”; a partir de los sesenta: “Bueno, tampoco está tan mal. Al fin y al cabo, ¿qué más da? ha cumplido su misión”.
Y así va pasando la vida. Y hoy cada una recibirá el regalo
que corresponde a su edad. De niña te imaginas a ti misma en la cama, con los
niños saltando a tu alrededor y dándote regalos que han hecho ellos mismos.
Pero los niños se hacen mayores, y quieras que no la pulserita hecha con
macarrones tiene gracia si te la da tu hijo de cinco años, pero si te lo trae
un chaval de dieciocho, te quedas con cara de póker y pensando: en algo he
fallado como madre. Así es que conforme se hacen mayores vas siendo más
materialista, y ahí es donde tu Pepe debe cubrir el hueco dejado por los niños.
Pero claro él también se ha hecho mayor y a estas alturas tiene menos
imaginación que un cangrejo, así es que no esperas grandes sorpresas.
En fin, hoy es el día de la madre, que cada una lo disfrute
a su manera. La vida pasa y va cambiando. Como dice Claudio Zirotti, todo en la
vida es como el agua y se desvanece como el humo. Este señor, italiano
valencianizado, viene a cuento porque esta semana ha inaugurado una exposición
de pintura en la galería Cuatro.
Fue el jueves y allí estaba el artista con su pareja Trini
García, el galerista Miguel Castillo Gómez, Helena Calvillo, Mariló Mascuñán,
Nan Pizcueta Sales, Fernando Rincón, Amelia Delhom, Marip Guiennot, Teresa
Gómez Coloma, los artistas Paco Sebastiá, Miguel Castillo, Horacio Silva,
Javier Calvo y JARR, que tiene una de las melenas más envidiables de toda
Valencia, con esos rizos ensortijados que parecen sacados de un perfil de
emperador romano. También estuvo Sara Joudí, que ha conseguido en muy poco
tiempo que su galería Shiras sea una referencia en Valencia.
El incansable Josep Lozano llevó a la Galería Cuatro a su
gente del Club Moddos: Amelia Delhom, Julia Pérez Broseta, Encarna Roig, María
Dolores Enguix y Marcelo Soto, Lluis Nadal, los joyeros Guillermo Martorell y
Mamen Puchades … parte del grupo se va en septiembre a Nueva York a ver la
Fashion Week, ¡qué envidia, eso sí es un planazo del que debería tomar nota
algún marido despistado o hijo desagradecido que hoy no haya estado a la
altura!
También estuvo Alejandro Mañes, los periodistas Xavier
Ribera y Laura Grande, la ex modelo Carmen Durán, Ignacio Estrela, Miguel
Piqueras, Fernando Rincón, Jordi Pla, la estilosa Laura Gallego, de Luxury
Valencia, con Angel Villanueva; el promotor de arte Miguel Piqueras, la
presidenta de Cecoval Isabel Cosme, los fotógrafos Eduardo Peris, Emanuele,
Fernando Rincón y Jordi Plá; Antonio Campagnolo, Rosángeles Valls (Anandadansa)
y Rodolf Sirera, Vicente Montañana y Paqui Casans, Santiago Castell, Rafa
Sánchez, Eduardo Peris, Boke Bazán, Tono Beut, Javier Hernández, Coco y Ví
Pamblanco o Laura Bernal.
Visitar la exposición es un buen plan para alegrar el ánimo.
Las pinturas de Zirotti representan símbolos de escritura que se transforman en
un alfabeto propio y éstos a su vez en personajes alegóricos que se mueven y
tienen su espacio. Dice el pintor que cuando crea está jugando con espacios e
imágenes que tiene en su cabeza y que su discurso no es nada intelectual:
“Quiero que el público disfrute con la obra, que se divierta. Soy positivista y
me gusta que mi obra refleje la alegría. Es pura diversión”
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