Ya se, ya se que las mujeres estamos mejor ahora que hace 50 años, que podemos ser ejecutivas y empresarias de éxito, que no necesitamos la firma de nuestros maridos para sacar dinero del banco y que los hombres ya son capaces de poner en marcha la lavadora y el lavaplatos sin ayuda. Pero, ¡qué envidia de años 50 con esos vestidos de cóctel, tocados y zapatos de salón! ¡Que envidia de fiestas y reuniones de alta sociedad en esos apartamentos neoyorquinos de película de Hitchcock! Y qué envidia poder seducir a los hombres con esos modelos de Dior, de cintura ceñida y metros y metros de falda. Así vestidas, a ver quién era el valiente que se resistía…
A la diseñadora Marta de Diego se le nota que añora esa época, el lujo de los apartamentos parisinos de techos altos, los años dorados de la costura a medida, aquella precisamente anterior al prêt-à-porter, cuando la moda era patrimonio de la alta sociedad, cuando no existían los Zara ni los H&M. Se nota en el taller que acaba de inaugurar en la plaza Porta de la Mar, uno de esos pisos antiguos del siglo XIX con enormes ventanales, un coqueto mirador y decoración típicamente parisina, de maison de alta costura. Es como si retrocedieras en el tiempo a uno de esos elegantes salones del París de los años cincuenta, a los desfiles de Chanel, con todas aquellas clientas ricachonas de la alta sociedad con maridos ricos.
El desfile de Marta de Diego también empezó con un guiño a esa época. Sonaba la música de Nat King Cole y aquel “ansiedad, de tenerte en mis brazos, suspirando palabras de amor…” Con esa declaración de intenciones salió la primera modelo con un minivestido de cóctel precioso, cortito y muy coqueto, al que siguió otro con cuerpo de ganchillo y falda de seda india, y otro de tela blanca con lunares negros, muy Dior, y otro con falda lápiz azul y blusa de gasa blanca, con zapatos de salón y tocado a juego, y otro de un encaje negro delicado sobre una seda gris y así se fueron sucedieron los vestidos con la canción de Joaquín Sabina “Y nos dieron las diez”, y todo, música y vestidos, hablaban de seducción, de feminidad clásica, de una mujer que llega y atrae todas las miradas. Una mujer de película, como Grace Kelly en Atrapa a un ladrón, una mujer rotunda, que se adelanta a su tiempo pero que no pierde ni la sensualidad ni ese punto sexy que deja entrever una mujer pasional. Nada de medias tintas. Y para cerrar el desfile, la novia, elegante con un vestido en seda moire, esa que forma dibujos parecidos a las vetas de madera. Clásico, salvo en el detalle del escote de la espalda, bien pronunciado.
Las modelos, peinadas por Tono Sanmartín con tocados y moños -comedido para lo que suele hacer-, llevaban un papelito con un número en la mano, como en los desfiles de antes. Marta había entregado a cada clienta una libretita con un pequeño lápiz de carpintero color rojo para que anotasen el número del modelo que les gustase. Toda la noche estuvo llena de detalles muy cuidados: las sillas doradas, la música en directo y, como no, el champagne francés con jamoncito del bueno al finalizar el desfile.
La alta sociedad de aquellos años ha desaparecido, pero afortunadamente no lo ha hecho la alta costura, y además, ya no hace falta ser una ricachona para tener un vestido a medida en el armario, un lujo exquisito y exclusivo. Por cierto, ninguna de aquellas mujeres se hubiera puesto jamás una falda tan acampanada y desproporcionada como la que llevan algunas falleras. Rita Barberá tiene toda la razón.
7 comentarios:
a mí me hubiera gustado (en ese sentido) vivir en aquellos años '50 y '60 (no en España, obviamente) y poder disfrutar de todo aquello! tenía que ser maravilloso, yo también creo que vivimos mejor ahora, pero ese allure de la jet-set se perdió.
A mi me encantaría reencarnarme en la marquesa de LLanzol, la cual tenía la mejor colección de alta costura de los 50! Pero claro, con la libertad de ahora!!
Si tuviera que ponerme el modelito de la foto. Amo la época en que vivo!!
No me gustó.
De todas maneras todo regresa... asi que quien no dice que lo puedas lucir dentro de poco tiempo.
Besos.
Ya, Do, no es el mejor modelo del desfile, te aseguro que sacó algunos fantásticos
De todos modos, son vestidos para ocasiones especiales, a mí me encanta vestir con vaqueros, camiseta blanca y zapatillas
Besos!
A mi el vestido tampoco me dice nada,ese escote no favorece mucho(por lo menos en mi caso)
Me encanta Valencia,al final no fui al concierto pero todo genial
Besos
Yo prefiero los diseños fantásticos que me hacen.
Creo que es una de las mejores diseñadoras que hay. Me encanta los vestido que hacen, son diferentes a los que lleva todo el mundo, y por supuesto que son para ocasiones especiales!es diseñadora de alta costura.
¿Bego tienes más fotos? porque este no es el mejor que tiene,
gracias
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