La ruta empieza en Denia, en El Portet: restaurantes, sitios de copas con Möet, música relajante y aquí te tiras el día haciendo lo que quería Zapatero en su retiro, controlar cómo las nubes atraviesan el Montgo.
El siguiente puerto en nuestra ruta marinera es Xàbia. Antes de salir, los hombres, y alguna que otra mujer no se vaya a enfadar ninguna, debaten sobre el momento propicio para hacerse al mar porque han convertido el Cabo de San Antonio en su particular Cabo de Hornos, toda una heroicidad que requiere cierta pericia. Mientras nosotras, la mayoría que no todas, pensamos en qué atuendo es el adecuado para combinar la travesía con el desembarco en Xàbia, porque a ver, que alguien me explique qué zapatos te pones para no hacer el patán en la cubierta del barco y al mismo tiempo estar mona en La Siesta, el chiringuito más chic de Xàbia.
Nuestro siguiente destino es Moraira ¿A quién te encuentras allí? Pues imagínate que coges la urbanización Santa Bárbara de Valencia con un helicóptero y la dejas caer en el Cabo de la Nao, allí están todos.
Conforme vamos bajando al sur aumenta el calor y el número de extranjeros, sobre todo ingleses, alemanes, franceses, nórdicos y rusos, cuya presencia nunca pasa desapercibida, y menos en este mundo de la náutica porque estos rusos se gastan unos barcos que solo para salir del puerto han chupado más gasolina que un Mini en treinta años.
Más al sur nos quedan Calpe y Altea. Aumenta aún más el calor y el bullicio, sobre todo en Calpe.Elsa Martínez, que se ha criado aquí, me pasa unas cuantas direcciones chic para cuando tu chico haya amarrado el barco y deje de pedirte a gritos que le pases el muerto, que resulta que es una cuerda que hay que amarrar al barco ¡y tu pensando en lo peor! Bueno, a lo que íbamos: para empezar, un desayuno en la terraza del Hostal Terra de Mar, con unas vistas increíbles desde el casco histórico de Calpe; después un paseo por la zona y alguna comprita en la tienda Ibiza o las que tengan más presupuesto en Pau. Para comer, Audrey’s, súper estiloso y lo último de chef de la zona, Rafa Soler. Al atardecer, una caminata por el Peñón de Ifach, un baño en cala de la Fossa y de premio un gin tonic en la Champagneria del hotel Solimar.



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