Se nos acaba el estío más raro de nuestra vida. Éste ha sido
el verano de las mascarillas, los besos al viento y la horteradita de juntarse
los codos para no darse las manos. La
distancia social ha limitado nuestros movimientos y eso nos ha abocado a la
dolce far niente; “a no fer res en tot el día”, que es una buena forma de hacer
algo, descansar. Hay que cultivar el arte de no hacer nada, dejar pasar las
horas sin más objetivo que sacar una buena foto de la puesta de sol naranja.
Despertar cada mañana esperando que llegue la aurora y acostarse cada noche
esperando el alba para seguir tumbada. Y entonces te das cuenta de que no echas
de menos los aeropuertos, los taxis, las carreteras ni las aglomeraciones de
turistas.
La vida social ha estado bajo mínimos, aunque los lugares de
veraneo clásicos, como Benicàssim, Denia o Xàbia, han mantenido su vidilla
aunque sin las fiestas de otros años. “El ambiente está muy apagado, cada uno
en su casa y nada de reuniones como otros años. Esperemos que el próximo año
sea diferente”, contaba Amparo Lacomba, que pasa todo el verano en la zona.
El náutico de Xàbia ha estado tan concurrido como siempre,
quizás algo rejuvenecido, como si los cincuentones hubiéramos dejado el relevo
generacional a los treintañeros. No sé si porque nos hemos asustado por el
Covid o por un natural tendencia a quedarnos en casa con la edad, aunque solo
sea para no soportar a tu Pepe metiéndote prisa desde la puerta diciendo: “¿ya
estás? Venga, va, que siempre llegamos los últimos”. Qué estrés, siempre igual,
¡se te quitan las ganas!
Quienes no fallaron fueron
Mayrén Beneyto y sus amigas, que
mantienen el espíritu treintañero de forma envidiable. ¡Quién tuviera su
vitalidad! Su casa de Beniarbeig sigue siendo como el balcón del Ayuntamiento
en sus buenos años durante mascletá. Por allí han estado sus hija
Irina y Alfonso Manglano
y amigas como
Teté García, Mar Guerrero y
Laura Fitera, que también pasó unos días en el campo sin perder un ápice de su estilo.
Mayrén y sus amigas Loli Marco, Pura Barber, María José
Navarro, Carmen de Rosa, Carmen Durá y Asun Palop también cenaron en el náutico.
En las horas de la comida se volvió a llenar. Uno de esos días estaba por allí
comiendo Uge Lisart y en esas que el periodista Fernando Ferrando aparece
por allí con su velerito y se une a la fiesta. La juerga acabó con un baño en
Cala Sardinera y serios problemas para fondear, y es que eso de echar el ancla
es más complejo de lo que parece.
¡Seguimos en Xàbia! Los hermanos Jordán organizaron una de
sus cenas de plumas y cubiertos. “El verano nos ha permitido volver a reunirnos
un pequeño grupo. Estuvimos
Beatriz Maset, Ivanna Pinedo, Javier Franco, Ana
Ibañez, Pepe Garcia Plá, Belén Cervera, Sonia Dasí, Gema de Miguel y yo mismo”.
Algunos acudieron a Xàbia desde Denia y Moraira.
Cuchita Lluch también ha estado unos días por aquí después
de acompañar a su marido Juan Echanove en su gira teatral: “Estuvimos en el
teatro Victoria Eugenia de San Sebastián y aprovechamos para visitar los
restaurantes de Josean Aija, Arzak y Pedro Subijana. El plan ha sido paseos,
comida prontito y trabajo y amigos”, cuenta Cuchi.
Las reuniones en pequeños grupos han sido la tónica
dominante: Helena Calvillo y su marido Antonio Roca comieron en El Saler con el
arquitecto Carlos Salazar, la artista María José Marco y Javier Rivero Muñoz. Y
el DJ Manolo Mínguez, imprescindible en las mejores fiestas de Valencia,
compartió mesa con sus amigos Patrick Landrix y Quique Conejo. Faltó Ángeles
Casanova, que como todos los veranos se ha perdido por las calas de Formentera
con su chico Bruno Martín.