lunes, 15 de octubre de 2007

Tiendas caras y maridos ricos

Uno de los consejos que da Bienvenida Pérez en su libro sobre cómo cazar un marido rico, es que te acostumbres a entrar en las tiendas caras. Yo siempre pensé que era al revés: que te casabas con un rico y luego podías ir a comprar bolsos a Vuitton. Y ahora resulta que no, que lo que tienes que hacer es ir cogiendo práctica para que no te pase como a Julia Roberts en la famosa escena de Pretty Woman. Me parto con los consejos que da esta valenciana, pero me temo que su teoría no funciona en la práctica. Si lo que dice es verdad, yo no estaría aquí escribiendo mi columnita, sino en una isla paradisiaca como Penélope Cruz y Javier Bardem, tomando caipiriñas y sin pegar ni golpe, porque otra cosa no, pero tiendas caras, veo día sí, día también.

Pillar un marido rico puede ser un motivo como otro cualquiera para darte un paseo por las tiendas lujosas de tu ciudad, pero vamos, lo normal es que tengas otras motivaciones menos calculadoras. Porejemplo, ver y tocar de cerca la ropa que sale en las revistas de moda, los modelitos que has visto en los desfiles de tus diseñadores favoritos. Ese abrigo de peluche de Prada que en la publicidad se ve chulísimo y que en la tienda todavía te gusta más, o esos zapatos que le has visto a la famosa de turno y cuando te los pruebas son ideales de la muerte.

A mí me encanta ir de tiendas, y no sólo para comprar, sino también para aprender. En las tiendas multimarca, además, es fácil coger un montón de ideas para tu vestuario. Por ejemplo, entras en Chapeau y puedes ver de un plumazo lo mejor de las colecciones de Prada, Gucci, Marni, Balenciaga ¡todas juntitas! Incluso te puedes probar el suéter de rombos y los pantalones de montar diseñados por el mismísimo Nicolas Ghesquiere. Y después de probarte un Balenciaga auténtico, puedes ir directa a por los vestidos de Marni, con ese toque tan bohemio y coquetón. Y luego puedes descubrir la colección de Stella McCartney, hijísima de Paul McCartney, pijita pero con su punto de excentricidad british. Y ya puestos, te puedes permitir el lujo de tocar el fantástico cashmere de Brunello Cucinelli, unos suéters ideales que no tienen nada pero lo tienen todo.

Allá cada una con las razones que le muevan a ir de tiendas. A las que nos gusta la ropa, nos sobra con ver de cerca ropa como la chaqueta de piel color fucsia de Miu-Miu (sí, la de la foto) que tienen en Tres para alucinar en colores. Y lo mismo nos pasa al entrar en Siete Mares. ¡Qué gozada ver la colección enterita de Chloé! La firma francesa ha cambiado de diseñador, se lo han robado directamente a Marni, y si te fijas puedes apreciar el cambio: la ropa ha perdido noñería y ha ganado una pizca de agresividad, es decir, menos vestiditos baby doll y más faldas cortas ajustadas y roqueras; menos curvas y más líneas rectas.

En fin, que te puedes pasar por Vuitton y Hermès con la única intención de coger experiencia en tu proyecto de cazar marido rico, o sólo por el placer de ver los bolsos de piel y los pañuelos de seda, o los colgantes de plata, o la manta rosa palo de bebé e incluso pequeña selección de ropa que traen diseñada por Jean Paul Gaultier. Y, lo mismo en Alex Vidal, donde puedes entrar sin más objetivo que caer rendida ante la nueva colección de bolsos y zapatos de YSL, exquisita esta temporada, o la de Bottega Veneta diseñada por Tomas Maier. Total, lo más grave que te puede pasar es que te guste alguna cosa y no te la puedas comprar, pero bueno, eso siempre se podría solucionar con alguna de las recetas magistrales de Bienvenida Pérez, claro.

3 comentarios:

Laia dijo...

Jajajaja, sí, curiosa visión del mundo la de Bienvenida.
No sé yo si sus recetas de cómo casarse con un millonario sean una ciencia exacta..yo, al igual que tú, me conformo con entrar en las tiendas "de lujo" sin más intención que la de disfrutar de aquello que no me puedo permitir.
Y es que esa es precisamente la gracia.
Saludos!

viviana dijo...

a mi también me encanta ver y tocar la ropa de lujo pero no lo hago mucho porque es como que me da agobio de pensar qu no la voy a tener nunca, asi que la mayoria de las veces prefiero eso de: ojos que no ven...
Besos.

Begoña Clérigues dijo...

Pues si, Aka, si pudiéramos comprar todo lo que nos gusta, no tendría tanta gracia. Seguro.
A Viviana: Yo si prefiero ver con mis ojos. Además, muchas cosas las puedes encontrar años después en ebay a precio de saldo.
Besos,
Begoña