viernes, 3 de septiembre de 2010

¡Los milagros existen!

Nada chicas, está visto que más allá de Denia y Javea apenas hay vida social veraniega entre la gente chic de Valencia. Tras una semana Benidorm, me perdí unos días por Altea, pero na de na: mucho extranjero, mucha mansión, mucho hiper-mega-yate en Campomanes, pero pocas caras conocidas.

Altea tiene, eso sí, algunos de los hoteles más fisnos en los que reponer las ojeras de tanta fiesta javeanense. Allí está el Villa Gadea, el Altea Hills –en la misma urbanización donde veranea Bertín Osborne- y, lo más de lo más, el Sha Wellness Clinic, que es como Lourdes, pero en versión luxury. Te quitan años, arrugas, estrés, quilos, el tabaco, la celulitis… ¡vamos, un milagro! No me extraña que Naomi Campbell, Kylie Minogue, Alejandro Sanz, Elsa Pataky y hasta la Reina de Qatar con todo su séquito se hayan dejado caer por allí.

El Sha Wellness Clinic está escondido en una urbanización perdida de El Albir, muy cerca de Benidorm, pero alejada del mundanal ruido. En Sha ni se fuma, ni se bebe, ni se come carne, ni picantes, ni alimentos poco saludables. Uff, chicas, menos mal que hay un placer que no está prohibido…

El hotel sigue los principios de la dieta macrobiótica, la misma que profesan Madonna Gwyneth Paltrow, Julia Roberts. Afortunadamente, en el restaurante apenas te das cuenta de que estás comiendo algas, porque de eso se encarga el chef Pablo Montoro, llegado directamente de El Bulli. ¡El mejor coulant de chocolate que he probado en mi vida, y eso que está elaborado sin azúcar, el alimento más pecaminoso para la dieta zen!

El Sha Wellness es un proyecto personal de Alejandro Bataller Parietti, un conocido promotor de Altea, que había sufrido durante años problemas de salud. Después de visitar a numerosos especialistas, un amigo le recomendó un médico macrobiótico, quien le recetó un tratamiento basado únicamente en la dieta. Antes de cumplir un mes con la nueva alimentación, habían desaparecido todos los síntomas que le acompañaron durante 30 años. Así nació la idea de crear una clínica en Valencia, donde no sólo se aplican estas terapias, sino que ofrecen análisis genéticos, medicina antiedad y tratamientos de estética y programas de adelgazamiento y antiestrés.

Alejandro Bataller Pineda, hijo del fundador del hotel y responsable de marketing –además de guapísimo, estiloso y encantador-, sigue la dieta macrobiótica a rajatabla. El día que lo conocí, tomaba un zumo de remolacha, nabo, apio y no sé cuántos vegetales más, gracias al cual han desaparecido sus migrañas. Uff, no sé si será por la dieta macrobiótica, pero la tranquilidad zen que desprende este chico ya la quisieran los contertulios de Sálvame de Luxe, ¡menudo patio de marujas alteradas!

El Sha también tiene un toque de glamour. Sonadas son sus fiestas de inauguración del verano y la noche humanitaria contra el cáncer, donde actuó Manu Tenorio y asistió como madrina Agatha Ruíz de la Prada, además de Beatriz d’Orléans y un montón de invitados de lo más granado de la sociedad. La última fiesta del verano será el 28 de agosto, con desfile de moda y joyería, cena-cóctel y la actuación en directo de la cantante neoyorquina Michelle McCain.

Lástima que ese día coincida con las fiestas de Fontanars dels Alforins; ¿qué es eso?, un pueblo, perdido en las montañas alicantinas, donde se esconden en verano más de una familia bien de toda la vida. Y es la última oportunidad que tengo de encontrar a los más influyentes valencianos, ¡así es que tengo que ir!

Los de Fontanars y los de Javea son como Jesulín y Belén Esteban: uno discreto y siempre escondido, la otra provocativa y necesitada de protagonismo. Si quienes vienen a Javea lo anuncian a bombo y platillo para que toda Valencia sepa que ellos son los elegidos, quienes van a Fontanars se ocultan como la Pantoja cuando va a la playa, porque no quieren que nadie conozca su paraíso.

Aunque la verdad es que cuesta lo suyo abandonar la costa alicantina para perderte entre rocas y algarrobos; el cambio es algo así como salir de Malibú para perderte en La Pedrera de la Alquería Blanca… Ya os contaré.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te olvidó poner que Altea tiene junto con Morella el casco histórico más bonito de la Comunidad Valenciana además de infinidad de buenos restaurantes.

Anónimo dijo...

Bego si vas a Fontanars ves al restaurante Casa Julio, el mejor de la zona.

Catalina dijo...

Cuando leo tu blog me apetece muchísimo ir a Valencia, desde que era pequeña no he vuelto. Además creo que en Denia hay un restaurante maravilloso...
A ver si puedo ir pronto.
Besos

Consuelo Ribera Pont dijo...

Siguiendo con las comparaciones, aunque todas resultan odiosas, a mi el estilo de Begoña Clerigues como escritora, me recuerda la gracia de Humberto Janeiro. Por cierto, lo de la cosecha de algarrobas va muy bien: de pasar a ser sólo alimento para determinados animales, quizá por simpatía de carácter, gente de determinada clase social las paga a precio de oro. Con wi-fi desde el algarrobo de Fontanars dels Alforins, firmado:
Consuelo Ribera Pont

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