Jo pe, hoy es noche vieja y no acaba una de encontrar razón
para alegrarse: un año más, una paga
extra menos, recortes, protestas, huelgas… ¡Uff!, y para acabarlo de rematar
sale el bueno de Rajoy a decirnos que 2013 será peor: pero hombre de Dios, ¿no
podías haberte esperado a la semana que viene?, ¿Qué has ganado amargándonos
así el principio del año? Es como esos cenizos que se recrean en comentar las
desgracias de lo que ya no tiene arreglo: que te cortas el pelo, te dicen que
largo te quedaba mejor; que comes un pastel, te recuerdan las calorías que
tienen justo cuanto te has comido el último trozo; que se te encoje tu suéter
nuevo en la lavadora, te recuerda que hay que hacer las cosas sin prisas porque
luego pasa lo que pasa…
El caso es que se pongan como se pongan Rajoy, De Guindos,
Rubalcaba y compañía, nosotras mañana tenemos que estar súper espléndidas de la
muerte y reírnos todo lo que podamos. Porque sólo habrá un plan peor que ir a
una fiesta de Nochevieja y es quedarte sin fiesta, encerrada en casa, cenando
tú sola con tu chico un sándwich de jamón y queso: ¡qué bajón!
La evolución de las fiestas de Nochevieja juega a nuestro
favor: atrás quedaron los vestidos de gala, las lentejuelas, los escotes
escotadísimos, los tacones taconísimos y los maquillajes maquilladísimos. Ahora
te plantas un plumas, un vestidito, unas bailarinas, un poquito de rímel y un
toque en los morritos y ale, a la
fiesta: ¿qué hubiesen dicho nuestras madres si ven a una de sus amigas
plantarse en la fiesta del Monte Picayo con un plumífero, unos zapatos planos y
la cara lavada?; les hubiese dado qué hablar para media noche, más de una lo
habría tomado como una ofensa, un feo al resto de las chicas de la pandilla,
que se habían hecho un moño color caoba y llevaban todo la tarde sin apoyar la
cabeza en ningún respaldo.
El caso es que en los últimos años muchas prendas han salido
del armario de la ropa de sport para colarse en el de fiesta. Primero fueron
los vaqueros, que pasaron de ser una ropa de fin de semana a llevarse de noche
con tacones; luego vinieron las Converse y las tenis de Lanvin, de seda y con
cordones de grosgrain, y esta temporada las sneakers de lujo de Isabel Marant.
Y finalmente el plumas, que se ha impuesto a los abrigos de toda la vida. Son
menos fardones, quizás menos sexy, pero más cómodos y sobre todo mucho más
baratos que aquel visón que papá le compró a mamá tras diez duros años de
privaciones.
Cuenta Pilar Puchades,
de Chapeau, que el boom de los plumas empezó con Moncler, que hasta hace unos
años sólo utilizaban los esquiadores porque son prendas técnicas que abrigan
mucho. “Moncler tardó más en desarrollar
el diseño, eran prendas más básicas, pero cuando lo hizo tuvo un éxito
inimaginable, en Milán la gente hacía colas de varias calles para comprarse uno”.
Ahora todo el mundo lleva un plumífero porque son muy
cómodos, abrigados y combinan con todo. Verónica
Montijano tiene en su tienda VM The Shop los de la firma Herno (también están en Wolf) y dice que son plumíferos urbanos, muy
cómodos, no engordan porque la pluma no está embolsada y por eso no cogen tanto
volumen y además como la pluma está en contacto con el cuerpo, abrigan como un
edredón. ¡A las milanesas les encantan!, dice Verónica.
Rosa Morera, de Max
Mara, también habla maravillas de los nuevos plumas “son híper ligeros, confortables, muy fáciles de llevar,
prácticas y versátiles y perfectos para viajar porque no pesan, no se arrugan,
no ocupan espacio y puedes llevarlas por el día y por la noche.”
Pues nada, chicas, se pongan como se pongan los políticos, y
los hombres en general que para esto de augurar desgracias económicas siempre
están más dispuestos que nosotras, no consintáis que nadie os agüe la fiesta,
poneos vuestros plumas y salid de casa más esplendidas que nunca, que tiempo
habrá de poner malas caras.
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