lunes, 8 de junio de 2015

La movida valenciana

Valencia está cambiando, chicas, y el cambio es más rápido de lo que tarda Zara en copiar una nueva colección. El jueves, Ángela Pla celebró como cada año la fiesta de verano de su revista, esa que reúne, en el IVAM, a lo más granado de la sociedad valenciana: arquitectos, diseñadores de postín, artistas, directores de comercios de lujo, políticos, periodistas…
Para dar un toque de color y cosmopolitismo a la cita, Ángela suele traer a cuatro o cinco famosos de Madrid. En otras ocasiones, las invitadas tenían un lustre aristocrático como Naty Abascal, Eugenia Silva –pareja de Alfonso de Borbón- o Carla Royo-Villanova. Esta vez vinieron Loles León, Massiel y Pastora Vega. Faltó Rosy de Palma y Bibiana Fernández para convertir la noche en un remake de la movida madrileña de los ochenta con Almodóvar y su troupe.
La ex de Imanol Arias estaba tan mona como siempre, alta, delgada, guapa y  estilosa. Subió al escenario con Loles León, mucho más de andar por casa, pero con un desparpajo que eclipsa a la más pintada. Las dos dieron el premio al diseñador Manu Fernández, que recogió el premio con bermudas y calcetines negros largos, bajo una chaqueta de traje. Vamos, con un estilismo que sólo puede llevar un genio del diseño y que si se lo pone tu marido, antes de salir de casa le pides el divorcio; pero si se lo pone él, dices: ¡Jo, pe, qué arte tiene este hombre!
La gala nos dejó algunos detalles más de revival ochentero, como el champagne servido en copas Pompadour, aquellas con las que brindábamos en las noches de fin de año de nuestra adolescencia. Cuenta la leyenda que esa copa fue modelada sobre el pecho perfecto de Madame Pompadour. Sea o no cierto, los invitados bebieron champagne porque el evento tampoco se prestaba para tirar de litrona mientras escuchas canción protesta.
Por lo demás la cena fue un compendio de buen gusto: la decoración de Paloma Tárrega convirtió el hall del IVAM en un frondoso jardín botánico; el menú de Javier Andrés, de la Sucursal, tomate en rama relleno y merluza al horno, fue comedido y nada esnobista y las flores de Conchita Cañamás pusieron el toque romántico.

Entre los invitados, muchos nombres habituales en este tipo de cenas: el doctor Murgui, Laura Fitera, Ivan Martínez Colomer y Ana García, de Moddos, las hermanas Alicia y Paloma de Miguel, las periodistas Laura Grande, Elena Menéndez, Maribel Vilaplana y Susana Golf, el joyero Vicente Gracia, la diseñadora Amparo Chordá, Rocío Bacharach, Antonio Jordán, José Tamarit y Ana Valero, de Chapeau; Lourdes Verdeguer de Patos, Carlos Serra y Víctor Nebot, la mujer del cantante Francisco, Paca Ribes, Josep Lozano, los periodistas Juan Lagardera y Cruz Sierra; el peluquero Tono Sanmartín, Encarna Roig, de Acosta…
La política también tuvo su representación: estuvo Fernando Giner, de Ciudadanos, la diputada del PSPV María José Mira y la todavía Consellera María José Catalá, que como no podía ser de otra forma pasó más desapercibida que otros años. Faltó alguien de Compromís. Todo se andará.
Entre los premiados con una pieza del artista JARR, una emocionada María Dolores Enguix, de la Óptica Climent; la empresaria Celia Valiente, el interiorista Antonio Salinas, el cocinero de Master Chef Pepe Rodríguez, el doctor José Remohí de la clínica IVI, la blogger Mar Flores, los diseñadores Ángel Schlesser y Manu Fernández, los modelos Teresa Baca y Fran Martínez y el arquitecto Antonio Escario.

La nota discordante la puso el humorista Angel Garó, que estuvo poco fino al decir, micrófono en mano, que iba a hacer pipí, justo cuando Leticia Valera explicaba la labor de su ONG Kassumay en África.

Lo mejor, la puesta en escena de Angela, que es una artista leyendo discursos. Alguno de nuestros partidos debería ficharla para elevar el nivel de la retórica en Les Corts. Me quedo con su cita de Borges: “Al cabo de los años, he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día que no estemos, un instante, en el paraíso”.

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