Las redes sociales son la democratización de la fama lo que en cierto modo es un oxímoron. ¡Toma ya, para que luego digáis que ésta es una sección frívola! Pero a lo que íbamos, hasta hace poco sólo los famosos venían a amargarnos el verano con sus fotos en lugares de ensueño. Tú estabas en casa, recogiendo la cocina y veías a la estrellas en la televisión veraneando a lo grande. Ahora, la que se mete en tu cocina a matarte de envidia es tu compañera de trabajo, tu vecina o la madre del amigo de tu hijo. Coges el móvil, y ahí están ellas; unas en Ibiza, bronceándose en la cala de turno mientras toman un vaso de agua a precio de Moet; otros en un velero ideal de la muerte, bronceadas, delgadas, estilosas… fotos de mesas de restaurante con marisco tan fresco que parece que va a saltar del plato. Ni que decir tiene que hace un rato ellas estaban recogiendo la habitación, igual que tú ahora. Y que la foto que han sacado está elegida de entre cincuenta, para que no se vea ningún michelín.
Tú sabes que su vida es como la tuya, y que tú también has enviado fotos buscando matarlas de envidia. Pero en ese momento, con lo que te quedas es con que tú estás pringada en la cocina, mientras el resto del mundo vive como antaño sólo vivían las grandes estrellas de Hollywood.
Todo esto tiene su lado bueno: ahora Julia Roberts o Kate Moss son unas colegas más, como cualquiera de nosotras. Antes idealizabas su vida, y ahora las ves en Corazón, Corazón y piensas: “Mira guapita a mí no me la das con queso, tú también pasas hambre para meterte en ese bikini. Y no te pongas estupenda porque yo tengo fotos mejores que esa y trucos para esconder el paso de los años”. Claro que todo esto se va al garete cuando aparece tu marido en la foto, ahí no hay Photoshop que valga, a él le da igual sacar barriga, calva y barba de dos días. Lo único que quiere es que sus colegas le vean rodeado de placeres mundanos, y a ser posible que den pie a chistes groseros, para ellos eso es el karma.
Así es que, como decíamos al principio, las redes sociales han democratizado la fama. Todos podemos ser como los famosos y vivir como ellos, es un oxímoron porque por definición la fama es cosa de unos pocos.
Las redes sociales han alterado nuestro veraneo. Ahora hay que buscar planes que den para una foto digna de la mismísima Carla Bruni, y para eso no hay que ir muy lejos, basta con echarle imaginación y encuadrar bien la cámara del móvil.
Por ejemplo, anoche el empresario Alfredo Llinares (Egocar) presentó en el Club Náutico de Gandía el coche Spania GTA y estuvo la modelo Cristina Stoico como madrina de evento. El Spania GTA es un pedazo de deportivo de esos que lleva Cristiano Ronaldo, y la modelo también podría ser una de sus novias. ¡Ya tenemos la foto!
Las nuevas paparazzis tenemos un verano con mucho trabajo. Habrá que ir de fiesta en fiesta para completar nuestro book personal.
Anoche las cámaras iban locas en Xàbia: Rosa María Castellvi celebró su fiesta de verano en Casa Sardinera, un marco idóneo para agotar la batería del móvil sacando fotos. Rosa celebraba su cumpleaños y, en lugar de regalos, pidió a los invitados que destinaran una aportación a la asociación Amics de la Gent Major. La casa es una pasada, está en la cima de una ladera sobre la Cala Sardinera, es obra del arquitecto Ramón Esteve y hasta Zara Home lo eligió para su catálogo de verano. El dress code exigía llevar algo con flores, y la mayoría lo cumplió, ¡hasta los chicos! En la fiesta estuvo Paloma Alcalá, la traumatóloga Teresa Bas, María Delgado, Carmen Topete, Isabel Alfaro, Ramón Esteve y Rosa María de anfitriona con sus hijas, entre otros. La semana que viene os contaré más, ahora me voy a cargar la batería de repuesto de Iphone, seguro que la necesito.
Y para la que hoy ande por La Marina en busca de su foto para su book veraniego, que se pase por el Parador de Xàbia. Allí, Pilar Carbonell y Amina Basañez organizan un mercadillo que nos puede dar mucho juego a las nuevas paparazzis y además tiene un nombre ideal: Welcome to the Summer.
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