Estoy pasando mis vacaciones en Aquitania, tierra de batallas medievales. Vivo entre chateaux, viñedos, quesos, latas de foie y estas benditas boulangeries que cada vez que entras en una, sales con diez euros menos y tres kilos más. Y aquí ando en la campiña, de río en río, de chateau en chateau y de mercadito en mercadito tratando de mimetizarme con estas francesas tan chic que parecen todas sacadas de un anuncio de Chanel. Así, como quien no quiere la cosa, se hacen un moñito, se ponen un vestidito negro y unas bailarinas y se montan en su bicicleta tan estilosas como la mismísima Audrey Hepburn. Lo que no me explico es dónde se meten estas barbies los quesos, los vinos, los champagnes, los foies y las baguettes, porque yo llevo aquí cuatro días y ya se han desatado todas las alarmas; mi fondo de armario está empezando a temblar por las estrecheces que se le vienen encima.
Intento vivir lo más desconectada posible, con permiso de los puñeteros Facebook, twitter y wasapp. Pero sentada en una terraza frente al Garona, me entero de que Ribó acaricia la idea de traer de nuevo los grandes eventos a Valencia. ¡No me lo puedo creer! Tengo que leerlo en voz alta para creerlo. Mi cabernet sauvignon se agita en la copa y hasta las ostras de mi plato saltan de su concha y aplauden diciendo: “¡bien, bien, volvemos a Valencia”!
Tras la alegría inicial llega la preocupación. No acabo de imaginar a Ribó y al concejal Grezzi codeándose con Ecclestone, el viejo amigo de Camps, sentados en la tribuna tomando ostras con champagne. ¿Llegará Ribó en bicicleta?, ¿se pondrá una corbata?, ¿lanzará Grezzi una soflama contra el uso de los grandes yates y su desmesurado consumo de gasolina? ¿Compadreará Mónica Oltra con Miuccia Prada?, ¿Se pondrá uno de sus modelitos?; y si lo hace, ¿qué dirán sus bases?
Dice Ribó que la idea de abrirse de nuevo a estos grandes eventos es para rentabilizar las inversiones que ya están hechas. Pero, ¿cómo se compagina la ideología podemita con un gran evento cuyos patrocinadores siempre buscan empatizar con las élites?
Habrá que ver cómo transcurren los acontecimientos, por si acaso, chicas, hay que ir desempolvando los pañuelos de Vuitton que nos regalaron en la anterior edición, que nadie piense que somos novatas.
Si de algo sirvió la Copa América, fue para aprender a hacer las cosas como les gusta a patrocinadores tan exigentes como Vuitton o Prada. De ahí que tengamos a gente como Fernando Aliño o Josep Lozano que saben cómo organizar saraos de lo más cosmopolitas.
Aliño y Lozano, mano a mano, organizaron el viernes, en La Barraca de la Albufera, la fiesta de cierre de temporada de Moddos.Estuvieron casi todos los integrantes del club: Guillermo Martorell y Mamen Puchades, Amparo Ortuño, Juan Antonio Murgui, Ramón Vidal, la pintora Mª José Torrente, Mª Ángeles Miguel, Lourdes Luz y John Henao, la interiorista Amelia Delhom, Ana García-Rivera, Iván Martínez-Colomer, Luis Sáez, Sonia Gómez, Mª Dolores Enguix y Marcelo Soto de Óptica Climent, Alfredo Esteve, Julio Guixeres y Ana Santamaría, Beatriz Delgado y Juan Antonio Fuster, Toni Lozano y Carmen Boluda y el artista JARR.
Encarna Roig, que también estuvo en la cena de Moddos, invitó esta semana en Acosta a un grupo de clientas y amigas a un brunch para presentar una edición especial del bolso Mini Kalos y la colección diseñada por Ana Loking interpretando el icono Carmen con una alegre combinación de colores. Fueron, entre otras, Laura Gallego (Valencia Excellence), Carmen Martínez, Mª Angeles Miguel de El Vestidor, Almudena Lafuente, Sefa Ferrer, Mª Teresa Martinez Durbán, Beatriz Poyatos, Olga Rodríguez Mayordomo y Cristina Pérez Broseta.
1 comentario:
que manera de escribir tan fluida, divertida y cosmopolitan
Publicar un comentario