Marta
de Diego y Vicente Gracia están haciendo las américas. El jueves pasado,
cogieron su colección de vestidos y joyas y tomaron un avión rumbo a Dallas.
Sí, sí, a la ciudad del malvado JR Ewing, aquel malo malísimo que nos cautivó a
los quince años. Hija, una se debatía entre si quería a un hombre así: malvado
pero rico riquísimo, o si prefería otro más de andar por casa. Al final, la
vida decidió por nosotras y nos dio lo segundo. ¡Jo, pe!, qué tirana es la
vida, podría habernos dejado elegir.
Bueno,
el caso es que Marta y Vicente se han ido para allá a vender sus cosas con la
ayuda de Janet Kafka que es la cónsul español en Dallas –había escrito cónsula, pero, ¡uff!, qué mal suena-.
También les ha echado una mano Santiago Calatrava que ha diseñado el puente más
famoso de aquella ciudad y que se llama Margaret Hunt porque fue la señora
Margaret, dueña de una petrolera, quien costeó las obras. Las tejanas ricas son
así, regalan un puente. Y cuentan que otra amiga suya, celosa de la hazaña,
decidió regalar a la ciudad otro puente. Y es que allí todavía existen dinastías
adineradas como las de la serie Dallas, con dinero de petrodólares y muchas
ganas de parecer más europeas que tejanas.
La
presencia de diseñadores valencianos en América ha sido fruto de una maniobra
muy bien orquestada por la cónsul Janet Kafka, muy vinculada con Valencia a
través del Comité de Amigos Valencia-Dallas.
Janet
se enteró de que los grandes almacenes Neiman Marcus buscaban diseñadores
españoles de alta costura con motivo de la exposición de Sorolla que organiza
el museo Meadows de Dallas con cuadros cedidos por grandes familias
nortemericanas: los Rockefeller, los Vanderbilt, los Carnegie... lo que los
americanos llaman el “old money”. Kafka les habló de Marta y Vicente y los
grandes almacenes les dieron una oportunidad. Tanto Marta como Vicente tuvieron
que pasar hacer varios viajes a la ciudad, se entrevistaron con el
vicepresidente de la compañía y tuvieron que enseñar sus diseños ante un comité
de expertos que aprobó y seleccionó las piezas.
Vender
en Neiman Marcus no es ninguna tontería, son los grandes almacenes más lujosos
de todo Estados Unidos, 54 establecimientos al que no accede cualquier
diseñador y el que lo hace pasa por un examen que ríete del informe PISA.
La
presentación de vestidos y joyas fue este viernes, en el edificio más noble de
Neiman Marcus, el Downtown, la tienda original que abrieron los Neiman Marcus a
finales del XIX. Allí, en el segundo piso, dedicado a los productos más
exclusivos, invitaron a las familias más pudientes de Dallas a ver las colecciones.
Solo las seleccionadas podrán llevarse alguno de los 11 vestidos joya de Marta
de Diego con un precio medio de 18.000 dólares. “Son piezas únicas, de altísima
gama, y Neiman Marcus prepara todo un ritual de compra en el que cada jefa de
planta selecciona previamente a tres clientas”, dice Marta.
Estas señoras, que pueden comprar un traje de
20.000 dólares, no buscan marcas, quieren piezas artesanales, vestidos que no
se sepa exactamente de dónde salen. Según Vicente Gracia, estamos viviendo un
momento Arts and Crafts, ese movimiento artístico que nació en Inglaterra hace
125 años y que valoraba al artesano poniéndolo al nivel de lo artístico.
“Justamente en un momento en el que la globalización le está quitando la gracia
a comprarse un Vuitton en París, porque lo puedes conseguir en cualquier
esquina de un aeropuerto secundario, las mujeres valoran lo artesanal, las
piezas únicas”.
Encima, a las tejanas les chifla lo español
porque entienden que somos la cuna de la civilización, del protocolo, de la
moda… Dallas es una vía de entrada muy buena a EEUU, dice Vicente Gracia-. Nos
empeñamos en Nueva York, que es una sociedad saturada y snob, mientras que
Dallas está virgen y puede ser la vía de entrada a la cultura y la empresa.
Chicas, olvidaros del viaje a Nueva York, Dallas nos espera con los brazos
abiertos. ¿Quién sabe, igual queda por allí algún heredero cuarentón de JR?
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