lunes, 25 de agosto de 2014

Días de nostalgia

El final del verano siempre ha sido triste. Los días acortan, el cielo se encapota, vuelve la rutina y lo peor de todo: falta mucho para que vuelva el  buen tiempo. Para colmo de males, el subconsciente colectivo tararea aquello de "el final del verano llego y tu partirás, yo no sé hasta cuando este amor recordaras..."  y quieras que no te acuerdas de tu adolescencia y de aquel pavo del que estabas enamorada y no te hizo caso porque no supo interpretar tus señales. Luego vino lo de Chanquete, que murió a final del verano, aquello fue la gota que colmó el vaso. El final del verano se convirtió definitivamente en dias para la nostalgia y la melancolía.
Hasta ahora, a las valencianas nos quedaba un consuelo: las madrileñas se volvían a la meseta y nosotras nos quedábamos aquí con quince días más de vacaciones. Pero ahora ya ni eso, el cole empieza el miércoles así es que san se acabó el verano. Dicen que es para equiparar el calendario escolar a los horarios europeos y así poder conciliar la vida familiar y laboral. Claro, por eso cada niño tiene un horario distinto. Así no hay quien concilie nada: el pequeño entra a las nueve, la mayor a las ocho y el mediano, según qué día, a las ocho o a las nueve. Con lo que la familia se vuelve loca ante la pasividad de las autoridades competentes. Y luego llegan a casa con tres horas de deberes cada uno que tienes que hacer tú cuando por fin te has quitado al jefe de encima. ¡Eso no es conciliar, es como intentar hacer una paella con un grano de arroz!
La vuelta al cole solo nos reserva algunas alegrías, como leer el Telva especial colecciones que ha preparado la estilosa Maite Sebastiá, redactora jefe de moda. Quieras que no siempre te sube la moral ver los nuevos diseños de Prada, Celine o Stella McCartney aunque no puedas comprar ni la etiqueta.
Salir de tiendas es otro antidepresivo contra el bajón postvacacional. Hacerlo a principios de septiembre tiene otro aliciente y es ver qué tiendas han abierto, reformado o cambiado de sitio: Patos se ha mudado de Poeta Querol a la Plaza del Patriarca. Su dueña, Lourdes Verdeguer, envió un mensaje a sus clientas diciendo que por fin Hermès estaba frente a Patos. ¡Di que sí!
En Patos hay que ver la colección de la primera línea del americano Michael Kors, nada que ver con la segunda MK, los abrigos y vestidos de Pucci, los guantes, gorros y cuellos de piel de Ives Salomón, una firma francesa de piel que es el no va más del lujo. Y las chaquetas de lana y cashmere con cuello y puños de mapache de Max & Moi, ¡monísimas!
Justo al lado de Patos tenía Arantxa Botella su rastrillo de ropa de segunda mano; ahora lo ha trasladado a Doctor Romagosa. Y más novedades: en el local que ocupaba Muji en Colón, abrirá la americana Brandy Melville, que le quiere quitar el público quinceañero a Hollister.
Patos no es la única que ha sacado colecciones de invierno. Max Mara fue de las primeras en sacar la pre-colección, esa avanzadilla del invierno, y ya tiene colgados los abrigos de paño camel y traje sastre que vuelve este invierno. Y TCN ha llenado la tienda con sus básicos de siempre: camisetas de algodón, rebecas de lana, pantalones pitillo, chaquetones de estilo marinero y los joggins, esos pantalones de chándal que nacieron para hacer deporte y que este invierno se incorporan al armario de calle en cashmere o lana.
Los Zara y Massimo Dutti de Amancio Ortega también han sacado su artillería pesada. Bueno, ellos siempre son los primeros y llevan con los abrigos desde hace semanas, cuando el resto íbamos en biquini, camisola y chanclas. Fue hace unos días, aunque parece que haga un siglo.