Me declaro públicamente fan de Raphael. Ya sé que las más
jovencitas de vosotras pensarán que eso me pasa porque ya me acerco a una edad
en la que necesito más el Botox que el rímel. Pero ¡qué demonios!, Raphael te
rejuvenece más que el piropo gracioso de un albañil subido en un andamio. El
jueves actuó en el Principal y fue la repera: allí, entre aquellas butacas
aterciopeladas y aquel telón propio de la Belle
Epoque, salió al escenario y volvió a ganarse al público como un guaperas
se gana a una quinceañera enamorada.
Raphael hace con el público lo que le da la gana, tan pronto
te saca una carcajada como te humedece las pupilas, tan pronto te clava
estremecida en la butaca, como te bambolea los hombros y te mueve las palmas. “Gracias
a la vida” “Hablemos del amor”, “Qué sabe nadie”, “En carne viva” o “digan lo
que digan”… ahí estaba él, poniendo a la gente en pie con cada canción, dueño
del escenario, quitándose la chaqueta con chulería, marcándose unos pasos de
flamenco o apoyándose en el piano con coquetería.
Y todo eso con más de setenta años y aguantando tres horas
sobre el escenario con un repertorio de temas que ya quisieran esos jovencitos
latinos que ahora emocionan a nuestras hijas y ya veremos dónde están cuando
nuestras niñas compren la primera crema antiarrugas. Lo dicho, la píldora de la
eterna juventud.
Raphael fue el invitado de honor de los Premios Telva del
año pasado, ya sabéis, la gran cita social del otoño del valenciano. La fiesta
Telva de este año será el 1 de octubre y las afortunadas no sólo han recibido
invitación, sino una sesión gratuita en el Urban Spa and Skin Shop de Sesderma,
a elegir entre radiofrecuencia facial, foto-rejuvenecimiento, oxigenoterapia o
tratamiento cosmético. Reconozcámoslo, chicas, a nuestra edad todo esto nos viene
como anillo al dedo.
Por lo demás, la vida social valenciana empieza a recuperar
el ritmo después de parón del verano y este calor sofocante. Del 25 al 27 se
celebra la Valencia Fashion Week en el Centro del Carmen. Para ir entrando en
materia, el jueves la terraza del L’Umbracle montó un desfile de María Luisa
Cabrera, que hace unas alpargatas, camisetas y complementos de lo más monos, y
se trajo como presentadora a Carmen Lomana, que se atreve con todo. También
estuvo Paola Dominguín, incondicional de Francis Montesinos, y los pintores
Cáceres y Miranda.
Unas horas antes, Juan Lagardera inauguraba en el IVAM una
exposición de lo más curiosa, mezcla de arte y gastronomía, llamada “Al vapor”.
Allí se sirvieron 200 kilos de mejillones. Con las cáscaras, convenientemente
limpias, Evarist Navarro levantará una escultura de clochinas. ¡Qué cosas!,
convertir en arte una cáscara de mejillón parece más difícil que hacer del
presidente Fabra un doble de Raphael.
Mientras en el IVAM se hartaban de mejillones, en las
Delicias, la coqueta cafetería que tiene Mónica Piñores en el Mercado de Colón,
la diseñadora Aiana Larocca montaba un showroom de moda infantil a la que
acudieron un montón de mamás: Lola Llorca, Gloria García Roca, Cristina Blanco,
Mairén Beneyto, Ana Zabaljauregui, Eva Marcellán, Irene Manglano, Salomé Corell, Angela Valero de Palma, Elena Martos con su hija Helen
e Isabel Bermejo. También se dejó ver algún papá (pocos) como el joyero Vicente
Gracia, Carlos Hernández, Alfonso Manglano o José Díaz.
No todo son buenas noticias. Esta semana cerraba
definitivamente el Casino Monte Picayo, un icono del poderío valenciano de los
años ochenta donde un viernes cualquiera no se sabía dónde había más dinero, si
en fichas del casino o en coches de lujo, joyas y pieles. ¡Qué tiempos
aquellos!, en los que en Valencia había pasta a mansalva y ganas de
demostrarlo.
De aquellos años de gloria quedan algunos vestigios. El
teatro principal, es uno de ellos. Allí el próximo sábado, la Fundación
Hortensia Herrero y la Asociación de Danza y Arte del Mediterráneo organizan
una gala a beneficio de Fuvane. Bailará Nacho Duato y otros bailarines
valencianos de ballet clásico que están triunfando por medio mundo.
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