Hoy quería hablaros de pieles, pero francamente con estos
calores estoy por dejar la página en blanco. Sólo mi solidaridad con la
Consellera Educación, María José Catalá, me impulsa a seguir adelante. No seré
yo de las que se amotinen por sudar la gota gorda, que servidora se crio en un
colegio de monjas en el que lo más parecido que había al aire acondicionado
eran los gruesos y sombríos muros de la Capilla. A Catalá se le ha contagiado la fabritis, esa
extraña enfermedad que está deshaciendo al Consell y consiste en que todas las
decisiones que tomas te salen rana. ¿Cómo iba ella a prever que este septiembre
iba a ser el más caluroso de los últimos cincuenta años? Y ahí está la pobre,
aguantando carros y carretas, e implorando a los santos que traigan pronto el
otoño porque como esto siga así nuestros hijos le van montar un pollo que ríete
de la Diada en Barcelona.
En fin, yo a lo mío. Esta semana, en plena canícula, me he
ido a Llombai a ver cazadoras de cuero y abrigos de piel. Y todo porque quería
ver de cerca un fitting, que es la forma snob de llamar a las pruebas que se
hacen a las modelos con la ropa y complementos que llevarán en el desfile.
El caso es que el 26 de septiembre, Gabriel Seguí desfilará
en la Valencia Fashion Week y esta semana estaba haciendo el fitting en sus
talleres, con todo el equipo revisando al detalle cada prenda: shorts y
vestidos sin mangas, cazadoras perfecto en
blanco roto y unas faldas ideales de pelo de cabra tibetana.
En el fitting descubrí dos cosas: que el oficio de modelo es
casi tan duro como dar clases a 40 grados a la sombra y que esto de la piel es
todo un mundo. Hay mil tipos de pieles, calidades y texturas, y tropecientas
formas de tratarlas para que queden finísimas como las de Loewe o duras como
las de los moteros. Por ejemplo, si perforas el ante con un troquelado tendrá un
aspecto flexible; el pulido le dará un acabado brillante o mate y el tipo de rasado
lo convertirá en ante, napa o doble faz.
El de Gabriel Seguí es de los pocos talleres de piel que
quedan en España. La competencia China los ha hecho escabechina. Tanto que
incluso Hermès y Chanel están comprando talleres de sombrerería y bordados para
no quedarse sin proveedores.
Seguí ha sobrevivido porque diseña, fabrica y además vende,
dentro y fuera de España. Conoce tan bien el patronaje de la piel, que firmas mega conocidas le encargan los prototipos de las chaquetas que luego se
fabricarán a gran escala en algún país asiático. Además, la piel ha vuelto a
ponerse de moda y está viviendo una segunda juventud, como Isabel Preysler y Carmen
Martínez Bordiú en la portada del último Hola, que parece que acaben de
tomar la comunión.
La última colección de Gabriel Seguí la diseñó Adrián
Salvador y Lucas Zaragosí, de Siemprevivas, por una colaboración especial. Se
podrá comprar este invierno (a ver si llega el frío) en VM The Shop, la tienda
de Verónica Montijano y José Luís Vilanova. Y las chaquetas de hombre en
BlackCape, la firma de Isabel Cosme y Fernando Rodríguez. Gabriel cerró su
tienda de Jorge Juan y se va a centrar en puntos de venta multimarca.
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