La sociedad valenciana
vive un renacimiento. La crisis la dejó catatónica durante diez años, y ahora
parece que por fin recupera el pulso. Pero que nadie se engañe, las cosas ya no
son como eran.
Antaño el glamour valenciano se citaba en eventos frívolos y
estetas, en los que la conversación más profunda era la que hablaba de la
temperatura idónea para el champán. Ahora la alta sociedad valenciana se cita
en galerías de arte y en exposiciones. Los cuadros y las esculturas han
sustituido a los coches y los yates; las galerías de arte y los estudios a los
hoteles lujosos que parecían sacados del mismísimo Dubai.
Así es que, chicas, ya sabéis: id desempolvando los apuntes
de Historia del Arte de COU. Todo apunta a que a partir de ahora, el champán ya
no lo tomaréis hablando del vestido que llevaba el otro día fulanita, comprado
en la tienda de menganita y con arreglos de futanita. Ahora hay que estar
preparada para mantener una conversación sobre la composición y el cromatismo
en la búsqueda de un concepto rompedor de la imagen. Y claro, si alguien te
viene con esas, no puedes quedarte mirando con sonrisa de pava, mientras
piensas: “¡qué daño me están haciendo estos zapatos!”. Tendrás que responderle
algo de tipo: “Si, tienes razón. Yo creo que eso obedece a una innegable
evolución darwiniana de la estética formal.”
Para empezar, hay que ir pensando algún comentario sobre las
berenjenas, alcachofas, limones y demás que jalonan estos días la ciudad. Si
alguien, en algún evento, se acerca a ti con su americana negra tipo
mercadillo, sobre camisa gris sin corbata, pelo mal peinado y una perilla, y te
pregunta sobre la alcachofa que hay en la puerta de la Longa, ¿qué le dices?;
¿qué es una monada?, ¿que responde a la necesidad del arte por superarse a si
mismo exaltando las formas banales como medio para crear un nuevo cosmos
conceptual?, ¿o simplemente que a ti las alcachofas sólo te gustan en la
paella?
El caso es que ahí está, esa enorme berenjena frente a la
fachada barroca del Palacio del Marqués de Dos Aguas. Un poco más allá, en la
Lonja, una alcachofa. En las Torres de Serrano un tomate y junto a la catedral
un pimiento. Son reclamos para acoger una de las jornadas que se celebran estos
días sobre alimentación sostenible. Y tú te quedas ahí, mirando el pimiento, e
imaginándotelo frito con ajos y tu mojando media barra de pan en el aceitito.
Pero tú, lo que llevas en el bolso es un batido que te ha dado tu nutricionista
para sustituir la cena por ese mejunje.
A lo que íbamos. La vida social valenciana renace
fundiéndose con el arte y la cultura. Esta semana galerías de arte han sido las
protagonistas.
La cita más destacada fue la de Ana Joudí en su galería Shiras. ¡Qué pasada de inauguración! La
sala donde exponía Antonio Girbès se
quedó pequeña para tanto invitado: Mayrén
Beneyto, Mariangeles Fayos, la pintora Helga
Grollo con su marido Mario Pilato,
Angel Villanueva y Laura Gallego, Mª Angeles Miguel, Eva Marcellán y Alfonso Manglano, María José Albert, Ana
Joudí, María José Navarro y Pilar Millán, Mª Carmen Pérez, Carmen Alborch,
Paloma de Miguel, Vicente Castellano, el doctor Zahrawi, Teresa Nuez del Rotary Club Valencia, Ana Ibañéz, Paco Fandos, Manuel Franco, Elena Dionís, Cristina
Marsellan, Juan Beneyto y su mujer Feli.
Julián Lopez y Maria José Peidro, Alejandro Betancourt, José Pedro Martinez (hijo
del coleccionista Martínez Guerricabéitia),
Maite Ibañez (La Nau), Encarna Roig,
el arquitecto Carlos Salazar, el
comisario de arte Boye Llorens, el
los pintores Horacio Silva, Sebatián
Nicolau, Ximo Amigó, Nuria Rodriguez, y el presidente del Círculo de Bellas
Artes, Gerardo Stübing
Otra galería valenciana, Tapinearte, abrió con una
exposición de Antonio Moya y allí
estuvo el artista, apoyado por su amigo el pintor Vicente Colom y su mujer Susana
Marichán, el empresario Francisco
Corell y su mujer Salomé Quiles,
Vicente Simó, un auténtico gentleman,
y Nuria Vilarrasa.
El Mercado de Colón también inauguró exposición, esta vez
sobre dragones, Resulta que un fotógrafo inglés de nombre Mark Sicon ha sacado fotos de los dragones esculpidos en las fachadas
modernistas del ensanche y los ha reunido en una exposición sorprendente.
A la inauguración acudieron los hermanos Alfonso y Fernando Manglano, las hermanas Viki y Verónica Pons Soria, el doctor Mira y su mujer, Silvia Pardo, Fer Mata, Noemí Carrasco, Teresa
Badía, Paula Todolí y Delia Barral.
La semana también tuvo un hueco para actos benéficos, que
hacen mucha falta. El viernes, Manos Unidas Valencia celebró su tradicional
cena de hambre con la Fundación Once. Una iniciativa en la que han trabajado,
entre otros voluntarios, el presidente de Manos Unidas en Valencia Eladio Seco de Herrera, Pilar Máñez (Manos Unidas y Fundación
ONCE) y José Manuel Pichel, delegado
de la Fundación ONCE en la CV.
Por lo demás, la agenda social ha estado marcada por las
pasarelas. Francis Montesinos presentó
su colección el viernes en Madrid y subió a la pasarela a su modelo favorita, Sara de Antonio, y también a las
hermanas Encarna y Toñi Salazar
(Azúcar Moreno), que fueron la sorpresa de la tarde. Fueron a ver el desfile
amigos e incondicionales como Josevi
Plaza, Alex Quiroga, Amparo
Panadero, Javier García alberni, Blanca Pons Sorolla y Rosa Martínez.
La Pasarela de Madrid empieza justo cuando acaba la de NY.
Este año, un grupo de valencianos del Club Moddos se fueron así como quien no
quiere la cosa a Nueva York a ver uno de
los desfiles. Josep Lozano, María
Dolores Enguix y Marcelo Soto, María José García Padilla y su marido el
empresario Enrique Duart, Julia y Cristina Pérez Broseta, Luz Agulló y Amparo Ortuño, el pintor
JARR, Guillermo Martorell y Mamen Puchades, Begoña Albert, Julio Rodrigo y
Alina Giorgeta. Vieron desfiles, visitaron la sede de Porcelanosa en
Madison Square, cenaron en los sitios de moda como Cipriani Downtown, Buddakan
o Bathazar y han provocado que más de una sienta ahora mismo envidia máxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario