Este país necesita unas cuantas reformas urgentes. Una de
ellas es el control del aire acondicionado que, como decía el otro día en este
periódico Carmen Rigalt, está controlado por los hombres y eso nos lleva a
morirnos de frío cada vez que entramos en un sitio público. También hay que
reformar el mes de vacaciones, que debería ser julio, sobre todo para los
hombres que sudan la gota gorda en cuanto les falla el aire acondicionado. Lo
suyo con el calor es como un eterno embarazo, lo llevan mal y en cuanto el
termómetro pasa de los veintitrés se humedecen sus despejadas frentes. Empiezan
entonces a inquietarse y a airearse con la camisa pero para entonces ya no hay
remedio: las burbujitas de la frente se convierten en gotas que no soportan su
peso y van deslizándose mejillas abajo. Y tú, en la mesa de reuniones, les ves
allí sufriendo y a te dan ganas de ponerte una rebeca para lanzarles un mensaje
subliminal: ale guapito sufre, que yo estoy fenomenal y aún aguantaría un par
de grados más sin inmutarme.
Mientras llegan esas reformas, disfrutaremos el mes de julio
lo mejor que podamos. Para empezar sugiero pasar una tarde de gintonics en el
Hotel de la Playa, en Puebla de Farnals. Allí Margarita, la dueña, va a abrir
una terraza chill-out que es la bomba. Primera línea de playa, tumbonas, brisa
marina, cava y música para chicas estilosas como nosotras. Ya sé que la playa
de Puebla de Farnals no es la meca del glamour pero Margarita y su hotel están
cambiándola: juro por mi única falda de Prada que su hotel es lo más glamouroso
que tiene la costa valenciana.
Hay que dedicar otra tarde a ver la exposición de fotos Señoras Joyas en Caro Hotel, veinte
retratos de José Luís Abad en las que mujeres de la sociedad valenciana lucen
piezas de joyería de las que dan ganas de robar. Han posado para la cámara nada
menos que Amparo Corell, Amparo López, Arantxa Botella, Blanca Fitera, Caridad
Trénor, Carmen Topete, Charo Sáinz de Mingo, Conchita Cañamás, Cuchita Lluch,
Elvira Catalá, Esperanza Vila, Lourdes López Pastor, M. Carmen Sáez Merino, Mª
Jesús Trénor, Mª Teresa Monsonís, Marina Arnal, Nanda Botella, Paloma Picardo,
Sara Guazo y Verónica Montijano. Si las señoras eran de nivel, las joyas ni te
cuento. Piezas de Antonio Romero, Argimiro Aguilar, Armando Martínez, Bulgari, Giménez
Joyeros, La Vendôme, Marfil, Rabat, Rafael Torres, Sie7e Jewels Gallery,
Trinidad Gracia y Vicente Gracia.
La vida social valenciana decae lánguidamente con los
calores de finales de julio. La última fiesta ha sido la de la Revista de
Sociedad, el jueves en Tosca Llar Club. Hasta allí se acercaron el joyero
Antonio Romero con su esposa Rosa Payá y sus hijos David y Omery; el empresario
Salvador Vila, con su mujer y su hija Esperanza Vila; Agustín Díaz-Cisneros y
Marisa Torrijos, Rosa Criado y Eva Parra;
el director de TV Mediterráneo, Javier Peris; Javier Monedero de Dicoval con su
mujer Rosa Sanchís, Lluis Nadal, la periodista Laura Grande; María Ángeles
Fayos del teatro Olympia, el vicepresidente de Casa Caridad, Fernando Giner, Vicente
Lacomba que acompañaba a su mujer y presentadora del programa Amparo Lacomba,
la Galerista Patricia Puchol, Blanca Fitera, Mónica Duart y la decoradora Amelia Delhom, entre otros.
La semana pasada, la Fundación Pequeño Deseo también celebró
una subasta benéfica, desfile de moda y cóctel en el restaurante Contrapunto, en
la planta baja del Palau de les Arts. La noche comenzó con una subasta de obras
de Vicente Peris, Nanda Botella, Miquel Navarro, Manolo Cáceres, Vicente Ortí,
Antonio de Felipe, Horacio Silva, Irene Jiménez de Laiglesia, Ximo Serrano,
Vicente Colom y Ripollés. La velada continuó con un desfile de Valentín Herráiz
y joyas de Rabat y finalizó con un cóctel.
Las fiestas se irán ahora a Javea, Denia… El 2 de agosto,
Fernando Aliño vuelve a organizar la fiesta de entrada de verano en la
discoteca La Hacienda de Javea con la música ochentera de Santi Martínez.
2 comentarios:
Vaya, es refrescante y hasta esperanzador, saber que aun con la que está cayendo, la Alta Sociedad Valenciana sigue manteniendo su mismo tren de vida que antaño... Así lo he podido comprobar este verano en Jávea. El año pasado, tras más de treinta y cinco años de duro trabajo pude comprarme un apartamento en Jávea, sin saber que me iba a encontrar por cada esquina con gente relevante de la Alta Sociedad Valenciana, incluso algún ministro y hasta algún hijo de la Duquesa de Alba. Tuve que esperar muchos años hasta que los precios pudieron ser algo más asequibles. Yo que soy de familia pobre y a mucha honra, no me encuentro en mi salsa entre políticos, politiquillos, presidentas del Palau, pelotas y leales serviles, alcaldesas medio imputadas, en pantalones cortos sudando la camiseta junto al escolta, corrillos de señoras de Pizarro, Isabel La Católica y Gran Vía, a media tarde tomando el te en "La esquina" y por la noche cenando en Casa Angel en el puerto. Las manicuras, collares dorados, botox y dentaduras de categoría brillando entre las mesas del Montgo di bongo y luciendo palmito en el paseo del arenal de madrugada. Joder, con la que está cayendo haber ahora como vendo la casa...
Hola Abelardo, creo que te equivocaste de destino para tus vacaciones! De todos modos, hasta en Jávea puedes encontrar sitios donde te encuentres bien fuera de ese ecosistema del que hablas.
Un saludo
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