lunes, 21 de septiembre de 2020

Historia de un vestido


Hay vestidos que tienen una historia propia y llegan a ser piezas de coleccionismo: el que llevó Marilyn Monroe cuando le cantó el happy birthday a Kennedy; el de novia de Grace Kelly o el vestido de lunares de Julia Roberts en Pretty Woman son algunos ejemplos.

Mayrén Beneyto tiene uno de esos vestidos con historia. ¡No todas podemos decir lo mismo! Es un vestido de seda rojo precioso. Uno de los primeros que cosió con sus propias manos Francis Montesinos cuando empezó a diseñar. “Mi novia de entonces viajo a la India y me trajo doce retales de seda con los que hice mis primeros trajes”, cuenta Francis.

Entonces Montesinos era un desconocido. El encuentro entre Mayrén y el diseñador fue casual. “Fue en 1968; estábamos en un concierto de Serrat en la plaza de toros. Creo que yo era la única chica entre un grupo de hombres, Juan Izquierdo, Alfonso Perez Plaza, Paco Gimeno... Cuando salimos, Francis me contó que le acababan de traer unas telas fantásticas; en esa época todavía no tenía taller, el cosía en la tienda que tenía su familia de persianas en la calle Caballeros. Fui a verlas y de un baúl sacó esa maravillosa gasa, me la extendió por encima, pensó cómo se la imaginaba y ese fue de sus primeros trajes, los primeros años me lo pedía para sacarlo al principio del desfile porque le había dado suerte. El vestido me gustó tanto que encargué al pintor Llorens Cifre que me hiciese un retrato con él”.

El retrato de Mayrén luce señorial en una de las paredes del salón de su casa y el vestido se puede ver ahora en la exposición de Montesinos en el Muvim, junto a otros muchos diseños y recuerdos que testifican la extensa trayectoria del diseñador y que él personalmente se encarga de enseñar a quien se lo pide. Está feliz con la exposición y no es para menos.


Ojalá tuviésemos más Montesinos y más vestidos emblemáticos. Esta semana se celebró en Madrid la Mercedes Benz Fashion Week, una edición bastante desangelada por el covid, pero ahí teníamos a varios valencianos defendiendo el pabellón. Isabel Sanchís desfiló con una colección preciosa y salió a saludar con su hija Paula Maiques, la otra mitad creativa. Qué pena que su estreno en Madrid haya sido en esta edición tan rara. También desfiló Hannibal laguna, con una colección dedicada a las madres, y Dolores Cortes, que en baño está muy consolidada. Esta vez no hubo famosos. “Los desfiles tenían poco público porque el aforo permitido era mínimo, tanto en la sala como en el bakstage. Unas medidas de seguridad extremadas. Daba un poquito de pena, pero al menos se celebró y el nuestro, inspirado en el cartel de Renau de las Arenas, quedo muy bien."


A los desfiles fue Alejandra Montaner con un grupo de amigas todas ellas con tiendas de ropa súper estilosa: María Guzmán y Claudia Estrella, Verónica y Sonia Ubierna, Lola Muñoz, Noemi Moreno Peromingo, Noelia Bascuñana, Diana Zaitegui y Marisol Martín. Alejandra confiesa que nunca la han invitado a los desfiles de la Valencia Fashion Week. ¡A ver si la próxima que se organice algo alguien se acuerda de invitar a las tiendas, que son las que compran las colecciones! Por cierto, que los pijamas ahora se llevan como ropa de calle, y hasta los llevan hombres como José Puerta, ¡qué valiente!

Mientras la ciudad recupera el ritmo tímidamente -la semana que viene las galerías de arte celebran abierto Valencia y el casino de agricultura ya ha retomado sus actividades- quedan para el recuerdo las últimas fotos de septiembre, con esa luz tan bonita: la de Cuchita Lluch y Juan Echanove ayudando a cosechar uva para el vino que elabora el gallego Jose Luis Vilanova; las estupendas hermanas Cañamás en su casa de Denia y la de las hermanas Derqui, Marta y Luz, Rocío Casanova y Pilar Carbonell en Moraira.